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Cuatro universidades públicas españolas forman en negocios a 10.000 pescadores y campesinos colombianos

En los cursos participan 120 profesores de las cuatro universidades españolas y 60 colombianos. Foto: Campus Íberus

Eduardo Bayona / Eduardo Bayona

Viotá no tiene cafetería pese a ser uno de los principales centros de producción de café de Colombia. Si todo va bien, en unos meses abrirá sus puertas el Pasión Café o la Barra Café Tierra Linda. Son los nombres que un grupo de jóvenes baraja para el establecimiento de venta y degustación del género de los productos cafeteros locales que prevén abrir. Su plan de negocio contempla dar después el salto, con una sucursal, a la cercana Bogotá, situada a menos de 90 kilómetros.

Los jóvenes han participado en uno de los cursos que el Campus de Excelencia Internacional del Valle del Ebro - Campus Iberus -, integrado por las universidades públicas de Zaragoza, La Rioja, Lleida y Navarra, ha puesto en marcha en Colombia, con la colaboración del Ministerio de Agricultura de ese país y con el apoyo de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), para capacitar en materias de emprendimiento a campesinos, pescadores artesanales y miembros de comunidades indígenas.

El programa prevé formar a 9.600 colombianos de 110 municipios mediante 173 cursos sobre gestión de proyectos de los ámbitos agrícola y pesquero en los que, entre septiembre y diciembre, participarán 120 profesores de esas cuatro universidades y otros 60 colombianos.

Ánimos tras cientos de asesinatos

“Se trata de formar a campesinos y pescadores en temas de emprendimiento y de gestión para que sean capaces de crear sus propios negocios o de impulsar los que ya tienen”, explica Óscar López, director ejecutivo del campus, que participa en los cursos. “Colombia cuenta con una población rural muy extensa y con muchas necesidades de capacitación”, señala, tras décadas de crisis y conflictos armados que abrieron profundas brechas sociales y económicas y en las que buena parte de los cultivos prácticamente se perdieron.

La Fiscalía colombiana estima que solo en Viotá, municipio en el que hoy viven unas 13.000 personas, hay fosas comunes con los cadáveres de más de 300 personas asesinadas por los paramilitares la pasada década. Muchos de ellos eran miembros de organizaciones agrarias o participaban en explotaciones comunales. En otras zonas firmaron las masacres el narco o la guerrilla.

“La gente siente la necesidad de capacitación. Están muy hartos de todo”, explica López, que destaca el “enorme nivel de receptividad” de los participantes en los cursos. Estos han comenzado en las inmediaciones de tres de las grandes ciudades del país -Bogotá, Medellín y Cali- y el mes que viene llegarán a las primeras comunidades indígenas. “Es el primer año, y esperamos que haya más”, indica López, que añade que “el Ministerio de Agricultura tiene mucho interés en financiar esos proyectos”.

Visión de empresa para la agricultura artesanal

“El espíritu con el que vienen es: Quiero que me capaciten”, explica el director de Campus Íberus, que hace hincapié en que “el objetivo no es enseñar técnicas de producción sino darles una visión de empresa para comercializar sus productos ya que los cursos no tocan aspectos técnicos sino de negocio”.

Eso, con atención especial en un tema: “Hay una necesidad enorme de enseñarles que cooperar es positivo” y de indicarles fórmulas para hacerlo, como el uso de almacenes conjuntos, la puesta en marcha de cámaras frigoríficas, la mejora de la seguridad alimentaria o la búsqueda de canales de distribución. “Hablamos de gente que sale a pescar, vende en la plaza lo que captura y con el dinero que obtiene pasa la jornada para volver a hacer lo mismo al día siguiente”, anota.

Uno de los aspectos básicos del trabajo con las comunidades indígenas consistirá en transmitir y extender conceptos y modelos de trabajo cooperativo, de los que ya existen algunas experiencias.

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