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Opinión - Pedir perdón y que resulte sincero. Por Esther Palomera
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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Anestesia con agua bendita y clases de lengua en las autopistas

Paloma Lafuente

Esta última semana han llegado a mis manos varias noticias que amenazan con provocarme un infarto. Y, sinceramente, han evidenciado mi limitación de conocimiento de la variedad de insultos que ofrece la lengua de Cervantes.

La primera noticia informaba sobre la socialización de los ingresos - para los presupuestos generales del Estado - con la iglesia católica. Así, de la forma más natural, 11.100 millones de euros van a ir destinados a: 350 millones por asignación directa vía IRPF, 4.900 de enseñanza concertada y profesorado de religión, 900 de actividad hospitalaria, 600 para el mantenimiento del patrimonio artístico e inmobiliario, 300 de subvenciones a eventos religiosos, 50 para funcionarios capellanes en el ejército, cárceles y hospitales, y 10 millones para Obra Pía de los Santos Lugares y otras afines (datos obtenidos de la web laicismo.org)

Esto sin contar las inmatriculaciones, la donación de suelo público y otros privilegios que el Estado español regala generosamente a esta multinacional religiosa. Amén.

Para que nos hagamos idea de la magnitud: el presupuesto en sanidad pública asciende a unos 68.007,1 millones de euros y el de educación a 46.789,6 millones de euros. Total, algo más de 112 mil millones de euros.

Por resumir, lo que se va a “donar” a la iglesia católica es tanto como el 10 % del gasto total destinado a la educación y la sanidad pública en este país. Por la gracia de dios.

La segunda noticia anunciaba que el Gobierno va a rescatar las pérdidas multimillonarias que suponen las autopistas españolas que se encuentran en quiebra. Autopistas que, recuerdo, son carreteras públicas que se privatizaron para la gestión y lucro de grandes constructoras y concesionarias. Parece que no se puede saber todavía la cifra estimada del dineral que la administración habrá de poner sobre la mesa, pero algunos datos que se ofrecen calculan que la Responsabilidad Patrimonial de la Administración (RPA) se situará por encima de los 5.000 millones de euros.

Así que, por abreviaros el sofoco de sacar cuentas, hablamos de un 5 % del presupuesto asignado a la sanidad y la educación pública en este santo país que apesta a alquitrán corrupto cada día más.

Pero por si nos parecía poco el chorreo de millones de euros destinados a financiar la práctica religiosa privada y las deudas que tienen las empresas privadas con las carreteras colectivas, aparece la Sita Lagarde para decirnos que, como buen final de trimestre, saca la nota del examen realizado por el gobierno español sobre la gestión de las arcas públicas.

La directora gerente del FMI, fiel servidora de esa institución internacional que, en otras lindezas, es la encargada de “dar la oportunidad a los países ricos, que corrijan los desequilibrios de sus balanzas de pagos sin recurrir a medidas perniciosas para la prosperidad nacional o internacional”, evalúa que progresamos adecuadamente pero que España necesita mejorar para aminorar en el equilibrio de sus balanzas de pagos. Y los deberes que pone al gobierno de España son: volver a incrementar el IVA (impuesto indirecto que afecta a toda la ciudadanía sea cual sea su renta), que alivie los impuestos directos (que son los gravados a las personas con mayores rentas) y que debe volver a revisar el gasto en sanidad y en educación. Al parecer, nos estamos portando bien pero aún tenemos que aplicarnos más para ser un país obediente y disciplinado. Cagoentodo ya.

Pues nada gente, a disfrutar de lo apoyado y lo votado. Por mi parte, ahora que vienen las fiestas de Navidad ya si eso le voy pidiendo a vuestro dios - ese que financiamos entre todas -, que se reúna con el gobierno español y con la señora Lagarde. Que en esa reunión traslade de mi parte que pueden seguir jodiéndonos todo lo que consideren. Que yo soy de un país de fe tan religiosa que perdonamos los saqueos. Y que entiendo, perfectamente, que durante mi operación de infarto me anestesien con agua bendita y que las clases de lengua (para seguir insultándolos más y mejor a los tres), tengamos que darlas en las autopistas.

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