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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Engañar a la verdad

Ángela Labordeta

La verdad se pervierte cuando llega a tus labios y como la arena que roza la primera ola, la verdad desaparece y nadie vuelve a saber de ella. La verdad es delicada y se comporta como las hojas de una margarita cuando son escupidas al horizonte por fuertes ráfagas de cierzo. Y es que la verdad es una perla que casi nadie respeta y por eso hay que guardarla, mimarla y educarla y es preciso mecerla cuando el día llega a su ocaso y exigir que su oración de vida sea entendida y secundada. Vivimos en medio de la mentira, mecidos por la mentira, acostumbrados a la mentira y en esa mentira en la que nos han hecho construir los parámetros de nuestra cotidianeidad, todo nos parece normal, todo se puede justificar, porque la mentira se ha convertido en la nueva verdad de unos tiempos convulsos en los que la política se revuelve en el lodo y en el fango de sus mentiras, incapaz de construir un espacio para una vida limpia, variada y exuberante, una vida libre de mentiras, mentiras que son el reflejo enfermo de una sociedad que las acepta porque ya no sabe cuál fue la primera y duda que sea preciso revelarse contra tanta mentira, porque simplemente ha perdido la batalla de la sinceridad y ya casi nada vale la pena.

Las mentiras se han ido encadenando unas a otras y todo al final resulta una terrible mentira llena de paraísos fiscales, de corruptos con corbata y audis, de expedientes falsificados, de promesas incumplidas, de plasma sin alma, de sentencias que son réplicas de otras tantas mentiras. Y así avanzamos año tras año y mientras las mentiras salpican nuestra cotidianeidad, alguien/algunos buscamos tiempo entre tanta oscuridad, porque no es preciso tener razón, ni siquiera es preciso saberlo todo, ni como Camus hay que estar dispuesto a pagar el más alto precio por lo que uno cree que es la verdad, que no siempre tiene porque serla. Pero en estos días de negras mentiras necesitamos más Camus, con su razón o sin ella, pero sí con su forma de entender la vida y la política. Camus en 'El extranjero' hablaba de esa vida que resulta inabarcable e incomprensible y es que cada día somos más extranjeros de nosotros mismos, porque cuando la mentira lo ocupa todo solo queda ser extranjero, porque al menos de esa forma puedes inventarte tu propia patria sin mentiras, ni plasmas, ni corruptos, ni falsificaciones, ni promesas rotas, ni líderes que por liderazgo tienen una forma cruel de engañar a la verdad.

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