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Casas asequibles para atraer a nuevos vecinos: los pueblos se ponen manos a la obra contra la despoblación

Santiago y su familia, nuevos pobladores de Used, ante la vivienda municipal que ha habilitado el Ayuntamiento.

Óscar Senar Canalís

Zaragoza —

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La España despoblada se enfrenta a una curiosa paradoja inmobiliaria: cuenta con infinidad de casas vacías y a la vez no dispone de viviendas para los posibles pobladores dispuestos a iniciar una nueva vida en el medio rural. “Hay muchas casas cerradas, algunas a la venta, pero casi ninguna en alquiler”, explica Patrica Sanchón, técnica del proyecto 'Pueblos Vivos' en Aragón. En Huesca, once municipios de la Comarca del Somontano tienen en marcha, en distintos grados de ejecución, el acondicionamiento de otros tantos inmuebles públicos como revulsivo contra la despoblación. En Zaragoza, Used y Farlete acaban de ampliar su oferta de pisos municipales.

Used (Zaragoza, 217 habitantes) ha rehabilitado un edificio de cinco viviendas para ofrecer tres de ellas a nuevos pobladores, a un alquiler de 175 euros al mes. Así, se ha logrado atraer a tres nuevas familias a la localidad: una con dos niños de 2 y 7 años; otra con un hijo de 19 años y una pareja formada por un vecino del pueblo y su novia, procedente de otra localidad.

En un municipio donde la economía se basa en el cereal de secano, la oferta de empleo municipal ha sido determinante en el éxito de la operación, con la creación de un puesto de brigada de mantenimiento a media jornada, explica el alcalde, Fernando Sánchez. “La sola presencia de los niños en las calles ha supuesto mucho, ha dado alegría al pueblo”, dice el edil.

Santiago es el padre de esos dos niños que han traído esperanza a Used y a su escuela, que ahora suma cinco alumnos. Se enteraron por Internet de la oferta y dejaron Madrid en enero para empezar una nueva vida en la localidad. “Estamos contentos”, asegura, aunque echan de menos mayor facilidad con los transportes, ya que no disponen de vehículo propio. Se apañan con la línea de autobús, con “favores para que nos lleven” y con Amazon.

Lo que más agradecen Santiago y su familia del cambio es que en Used “hay poco ruido, nada de contaminación y la gente es muy maja”. Creen que tienen futuro en el pueblo, aunque “dependerá del trabajo”, dice Santiago, que ahora tiene ingresos gracias al puesto de brigada municipal en el Ayuntamiento.

24 hectáreas por hijo en la escuela

El Ayuntamiento de Farlete (Zaragoza, 379 habitantes) todavía no ha terminado de acondicionar las dos casas municipales que va a poner en alquiler próximamente, pero desde que se anunció la iniciativa su teléfono no ha parado de sonar con personas interesadas al otro lado. Los pisos, de 90 metros cuadrados y con garaje, tendrán un precio máximo de 300 euros al mes, y en su adjudicación puntuará especialmente que los solicitantes tengan hijos en edad escolar.

Al igual que su homólogo en Used, Héctor Azara apunta a que “la falta de vivienda es un problema, pero el principal es la falta de empleos: la mecanización de la agricultura ha hecho desaparecer muchos puestos, es necesario crear otros nuevos”. Estar a tan solo media hora de Zaragoza es una ventaja en este sentido, pero también “una espada de Damocles sobre nuestras cabezas”, dice el alcalde.

Con anterioridad, Farlete ofreció 24 hectáreas de terreno municipal por hijo a las familias que los matriculasen en la escuela del municipio: así lograron saltar de cinco a 14 alumnos. “Alguno me dice que los que vienen son gente de fuera... ¿De dónde van a venir, si no? Si se acaba el colegio, el pueblo irá detrás, porque el 70% de la población tiene más de 65 años”, sentencia Azara.

Balance “muy positivo”

Salas Altas (Huesca, 308 habitantes) lleva ya varios años con esta iniciativa en marcha, con el acondicionamiento de tres apartamentos en lo que era la antigua casa del maestro. “Se ofrecieron a precios asequibles, porque competimos con la capital de la comarca, Barbastro, a solo 10 kilómetros, con el único requisito de que los ocuparan familias con niños en edad escolar, con el objetivo de revitalizar la escuela”, explica Isabel Lisa, alcaldesa de la localidad. El balance es “muy positivo”: “Las familias que han venido se han quedado en el pueblo; una de ellas tiene cinco hijos menores de 10 años, lo que ha sido muy importante para asegurar la continuidad del colegio”.

Lisa explica que el objetivo de los pisos es ser “trampolín” para conocer el pueblo antes de tomar la decisión de quedarse definitivamente. Algo que han logrado, porque las dos primeras familias que llegaron han buscado casas más grandes, dejando espacio para las que actualmente ocupan estos espacios. El perfil de los nuevos vecinos es “muy variado, no solo gente que busca escapar de la ciudad”. A ello contribuye que, gracias a su cercanía a Barbastro, es sencillo encontrar trabajo en la zona más allá del campo.

Patrica Sanchón, técnica del Ceder Somontano (Centro de Desarrollo Integral del Somontano ) y coordinadora del proyecto 'Pueblos Vivos' en Aragón, cuenta que desde este programa acompañan a los ayuntamientos que quieren reformar viviendas para nuevos pobladores. En este ejercicio tienen contabilizadas once casas en la comarca en este régimen, y “ninguna se queda vacía”. Además, intentan “sensibilizar” a los propietarios en localidades afectadas por la despoblación para que alquilen: “Los casos en los que un inquilino destroza la casa son una excepción, al revés: lo que hacen es cuidar de ellas y garantizar que tienen un buen mantenimiento”.

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