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“Una cantidad importante de producciones dirigidas por mujeres todavía no recorren los circuitos comerciales”

Esther Moreno, primera por la derecha en la fila de abajo

Ana Sánchez Borroy

Zaragoza —

Esther Moreno (Alicante, 1966) forma parte del equipo que organiza la Muestra Internacional de Cine Realizado por Mujeres de Zaragoza desde su primera edición, hace ya 21 años. Cuenta que nunca ha sido muy difícil encontrar buen cine para este ciclo, aunque, afortunadamente, ahora hay más donde elegir.

¿Por qué piensan que sigue siendo necesario organizar un ciclo de cine exclusivamente realizado por mujeres?

La respuesta es obvia: porque se programa muy poco cine del que se realizan las mujeres en otros certámenes. Todavía hay una cantidad importante de producciones dirigidas por mujeres que no recorren los circuitos comerciales o que lo hacen muy escasamente. Cuando seleccionamos las cintas que vamos a proyectar en nuestra muestra, siempre nos encontramos con una cantidad muy grande de buen cine realizado por mujeres que no ha sido estrenado en Zaragoza.

Aunque desde el 8M se habla muchísimo de la escasa presencia pública de las mujeres en todos los ámbitos, varios colectivos venís denunciándolo en el cine desde hace ya mucho tiempo. ¿Por qué cree que sigue pasando?

Por el machismo. El patriarcado, el machismo, el sexismo va de esto. El movimiento feminista es tan potente, sobre todo ahora, porque los hombres, por el mero hecho de serlo, todavía tienen una serie de privilegios. Y tienen esos privilegios en el cine, en la economía, en la política... es así como está construido el sistema en el que vivimos, aunque, por supuesto, se puede cambiar.

Dentro del cine que se ha proyectado este año en la Muestra, ¿qué miradas habéis ofrecido que no suelen aparecer en cine dirigido por hombres?

Hemos proyectado Marlina the murderer in four acts o Le viol de routier, que muestran cómo las mujeres utilizan la violencia para defenderse, a su vez, de la violencia de los hombres, de las agresiones sexuales… es una novedad que empieza a verse cada vez más. Una mirada muy interesante al tema de la transexualidad nos la ofrecía un documental de Brasil, Bixa Travesty. Con otro documental francés, Là où les putains n’existent pas, tuvimos un análisis del tema de la prostitución en Suecia y una mesa redonda sobre la situación de las trabajadoras sexuales en Europa. Otra visión novedosa ha sido un documental sobre la memoria histórica del pueblo gitano, Sara. Most beautiful island es un thriller de mujeres migrantes atrapadas en Nueva York, entre social y terrorífico, muy premiado internacionalmente. Otra novedad importante de este año es que la muestra incorpora la mirada feminista sobre las series de televisión, con una sesión de debate acerca de las representaciones de la maternidad, si son estereotipadas, si rompen esquemas... También hemos emitido dos capítulos de la web serie aragonesa Café sin leche, de temática lésbica.

Con todo, ¿en estos 21 años, hemos avanzado algo?

Sí, sí... hay más mujeres que dirigen películas, documentales, series... Además, se conocen más y se programan más. Por ejemplo, recientemente ha habido grandes reconocimientos internacionales a directoras consagradas. Agnes Warda ha sido premiada en los últimos años en Cannes, Hollywood y Donosti, siendo ya octogenaria. Y Margarethe von Trotta ha sido homenajeada esta semana en la Seminci de Valladolid, siendo en este caso septuagenaria. Estos reconocimientos conllevan que el gran público las conozca más. Por tanto, sí ha aumentado tanto la producción como el conocimiento del trabajo que realizan las mujeres, aunque nunca nos ha costado encontrar cintas de calidad realizadas por mujeres para programar durante una semana porque, por supuesto, ya había cosas hace 21 años. Lo que pasa es que el porcentaje sigue sin ser igualitario. Además, este año nos ha vuelto a ocurrir que, tras mandar a los medios de comunicación el dossier de la Muestra, cuando leemos los periódicos, vemos que hablan de cine “para mujeres”. No es así; es cine, cine para todo el mundo, un cine tan en mayúsculas como el que está dirigido por hombres. Precisamente, este es uno de los cambios más potentes del feminismo actualmente: siempre ha sido así, pero ahora está muy claro que los cambios que propone el feminismo son para toda la sociedad.

¿Piensan que también ha cambiado cómo se reciben las propuestas de ciclos de cine realizado solo por mujeres?

Sí, supongo que también ha cambiado. Este año, en la inauguración, por ejemplo, se quedó gente sin poder entrar, no se cabía. Esto es porque cada vez le interesa a más gente y porque es cierto que todo lo que tiene que ver con el feminismo ha vivido un impulso muy grande alrededor de este 8M. Además, ahora tenemos muchas más colaboraciones: tenemos un programa con institutos, vendrán chicos y chicas a ver la película Sufragistas; y tenemos colaboraciones con el colectivo Tramalena, con el Instituto Francés, con la Filmoteca, con el Cine-Club Cerbuna... Significa que a muchos sectores diferentes de la ciudad les interesa la Muestra y nosotras, por supuesto, encantadas.

¿Están surgiendo más festivales como el vuestro?

Sí, nosotras llevamos ya 21 ediciones; somos pioneras junto con la Muestra de Huesca, que también lleva ya muchos años. En Barcelona está Drac Màgic, en Madrid ha habido cosas, hay certámenes que van y vienen... ahora hay muchos festivales y muestras distintas. Por ejemplo, una compañera estuvo hace un mes en el Festival de ciencia ficción feminista de Bilbao. Las instituciones también se implican cada vez más; antes, todas estas iniciativas venían del feminismo militante. Ahora hay más. De hecho, tenemos una asociación, Trama, la Coordinadora de Muestras y Festivales de cine, vídeo y multimedia dirigido por mujeres, que nos reuniremos en noviembre en Zaragoza.

¿Os da miedo que se suba al carro gente que no entiende realmente el feminismo?

No, miedo no. En principio, siempre es bueno que surjan nuevas iniciativas, aunque gente aprovechada siempre hay en todas partes. Aquí también, es un poco inevitable cuando el feminismo se populariza. De todas formas, está bien. El público y la gente interesada tendrá que ir aprendiendo y afinando en qué es lo que merece la pena y qué es más flojo.

¿Qué errores detectan a la hora de valorar el cine?

Por un lado, una parte importante de los críticos de cine y de los medios de comunicación catalogan o, como mínimo, miran el cine realizado por directoras como algo marginal, como un cine sectorial. No lo es. Entre otras cosas, porque las mujeres no somos un sector, somos la mitad de la gente. Por otro lado, lo que ocurre con muchas películas de cine y series dirigidas por hombres es que las mujeres siguen teniendo un papel muy secundario, que tienen pocas iniciativas en la acción de la película o que sus iniciativas tienen siempre que ver con la acción de otros hombres. Es lo que reflejó la autora de cómics estadounidense Alison Bechdel, con su famoso test Bechdel, que plantea que, al ver una película, deberíamos preguntarnos si aparecen mujeres, si hablan entre ellas y si en sus conversaciones hablan de cosas diferentes a un hombre. Se trata de que su relación no esté atravesada por que ellas se relacionen con algún hombre, es decir, que tengan otras inquietudes, otras cosas que hacer y otros problemas. Esto supone que las protagonistas de las películas realmente tengan una vida como la que tenemos muchas mujeres de carne y hueso, que no está atravesada y mediatizada por nuestras relaciones con los hombres. En realidad, es lo que nos ocurre en la vida real. Es una lástima que en el cine haya que buscarlo tanto. El cine realizado por mujeres suele marcar una diferencia con el resto del cine en este aspecto.

¿Hay películas realizadas por mujeres que también caen en esta visión androcéntrica?

Seguro que sí, a nosotras no nos interesa programarlas en la muestra, pero claro que las hay. El feminismo, como movimiento social, es un movimiento en el que las protagonistas son las mujeres como sujeto político, estratégico... Pero, por otro lado, a la vez, ser mujer no es garantía de nada. Por tener el sexo biológico mujer no vas a hacer un cine determinado ni una política determinada. No es una garantía; por eso decía que ser mujer no se nace, se hace. Del mismo modo, el feminismo se construye, nadie lo trae de fábrica.

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