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14 maestros se encargan de la atención educativa individualizada a los 218 estudiantes ciegos que hay en Aragón

En Aragón, el 99 % de los niños y niñas con discapacidad visual estudian en centros ordinarios

ElDiarioAragón

ZARAGOZA —

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Un total de 218 estudiantes ciegos o con discapacidad visual grave de Aragón regresan en estos días a las aulas junto al resto de sus compañeros. 14 maestros (10 dependientes de la ONCE y cuatro del Gobierno de Aragón) y maestras se encargarán de ofrecer una atención educativa individualizada en función de las necesidades de cada estudiante.

Más del 99% de este alumnado, informan desde la ONCE, estudia en centros educativos ordinarios, “en los que cuentan con el apoyo de los Equipos Específicos de Atención a las personas con discapacidad visual, fruto de los convenios de colaboración entre la ONCE y las diferentes Administraciones Educativas”.

Estos cerca de 14 maestros y maestras “son el profesional de referencia o coordinador del Plan Individual de Atención Educativa del alumno o alumna asignado en cada zona, con una cobertura que arranca con el nacimiento -con un programa de atención temprana- y sigue con la Educación Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria, Formación Profesional, Bachillerato y Universidad, e incluso en la etapa adulta si se trata de estudios reglados”.

De esta manera, en el presente curso 2019/20, su actividad dará cobertura a esos 218 estudiantes ciegos y deficientes visuales de Aragón, entre los que se incluye el alumnado con sordoceguera u otras discapacidades asociadas a la visual.

Por nivel educativo, se reparten de la siguiente manera: 55 escolares comienzan la Educación Infantil; 33 están escolarizados en Educación Primaria; 20 han llegado a la Educación Secundaria Obligatoria; 8 cursan Bachillerato; 7 se preparan en la Formación Profesional; 26 se enfrentan a la Universidad; y 69 están inscritos en otro tipo de enseñanzas.

Intervención integral e individual

La tarea del maestro o maestra, explican, “consiste en valorar al alumnado y elaborar una propuesta de intervención aplicada individualmente. Esto requiere la coordinación con otros profesionales, tanto pertenecientes a la ONCE (Técnico de Rehabilitación, Instructor en tiflotecnología y braille, Psicólogo, Pedagogo, Monitor de ocio y tiempo libre, Coordinador de Animación Sociocultural y Promoción Deportiva, Trabajador Social, y/o los especialistas en las áreas de especial dificultad como Matemáticas, Música, Educación Física, Ciencias, Tecnología, etc.), como pertenecientes a las administraciones (orientadores, maestros en pedagogía terapéutica, tutores de aula o especialistas, etc.)”.

En función de las necesidades del alumnado, la atención prestada puede variar: desde el seguimiento, asesoramiento y orientación al Centro Escolar donde se escolarice el estudiante, a una intervención directa con el alumnado para garantizar su inclusión tanto dentro como fuera del aula, tanto en aspectos académicos como relacionados con lo social (recreo, deporte, ocio y tiempo libre).

Dependiendo de las necesidades, el desplazamiento a los centros donde se escolariza el alumnado con ceguera o deficiencia visual es imprescindible para poder llevar a cabo sus actuaciones, una labor habitual de estos profesionales que se conocen a veces como maestros itinerantes, con visitas diarias, semanales, quincenales o trimestrales, en función de las necesidades.

Las áreas de intervención son muy diversas y empiezan con los primeros años y las instrumentales básicas (alfabetización y enseñanza del sistema braille) para recorrer el uso de la tecnología (adaptada en cada caso), autonomía personal (orientación y movilidad), competencia social, ajuste a la discapacidad, estimulación visual, adaptación de materiales de todo tipo, información y dotación de recursos y materiales, transcripción de textos a braille o sonido, etc.

Y con las familias

La labor de los profesionales de los Equipos Específicos, fruto de los convenios de colaboración entre la Administración Educativa y la ONCE, no solo se desarrolla con el alumnado y los centros donde se matriculan, sino también con las familias de este alumnado, prestando información sobre las necesidades y capacidades de sus hijos e hijas, así como del trabajo que se está realizando, aportando los recursos humanos y materiales necesarios para que la inclusión de este alumnado sea una realidad, también desde casa.

La inclusión del alumnado con ceguera o discapacidad visual en el ámbito escolar es una realidad en la que toda la comunidad educativa está inmersa. Por ello, es necesario que los recursos didácticos y herramientas tecnológicas utilizadas en los centros respeten los principios de accesibilidad y diseño para todos.

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