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Los médicos aseguran sentir “miedo” ante el aumento de agresiones y piden más seguridad en los centros de salud

Los centros de salud no suelen contar con cámaras de videovigilancia

Marta Salguero

Zaragoza —

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Los médicos de Atención Primaria en Aragón afirman sentirse desprotegidos ante las amenazas, insultos, vejaciones o agresiones que, en ocasiones, reciben por parte de pacientes conflictivos, aunque son pocos los casos que se denuncian. Estos episodios, que, aseguran, van en aumento, preocupan a los facultativos, que hablan directamente de “miedo”. En ocasiones, de “mucho miedo” debido en parte a la falta de medidas de seguridad. 

La mayoría de los centros de salud no dispone de cámaras de videovigilancia, vigilantes de seguridad, pulsadores de emergencia o carteles para informar a los usuarios de que la agresión a la autoridad sanitaria puede conllevar incluso penas de cárcel; medidas que fueron planteadas en el XXXIII Congreso de Médicos de Atención Primaria que reunió en Zaragoza a 300 profesionales.

Allí se constató que el miedo es una preocupación compartida y que se agrava en el medio rural, donde en algunos consultorios o puntos de atención continuada el médico está completamente solo ante estos incidentes.

El médico está solo en cinco Puntos de Atención Continuada en Teruel

En el medio rural esta realidad se vive también con cierta preocupación. No porque el riesgo de sufrir una agresión sea mayor que en los núcleos urbanos, sino porque, en estos municipios, el médico puede encontrarse solo sin la presencia de otros compañeros a los que acudir ante un incidente violento. Esta situación se produce sobre todo en los cinco Puntos de Atención Continuada de Teruel, donde el facultativo está completamente solo. Estos son Villar del Cobo, El Cuervo, Arcos de las Salinas, Orihuela del Tremedal y Pancrudo, donde “ni siquiera hay la pareja médico enfermera”. Para intentar prevenir estos incidentes, la directora de Atención Primaria del sector de Teruel, Matilde Martínez, insiste en la necesidad de formar a los profesionales.

“Aquí la formación juega un papel importante para prevenir estos casos, lo que demandamos los profesionales es que se nos dé esa formación para saber cómo actuar y contener una agresión o cómo detectar señales de que el paciente se está poniendo nervioso y puede llegar a agredirnos. Me consta que hay cursos sobre esto”, indica a este diario.

Sin embargo, actualmente los médicos no reciben ningún tipo de formación al respecto, sostiene. Sí que existe una mesa técnica coordinada por el departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón, donde participan facultativos, enfermeros y sindicatos. Desde el sector de Teruel han trasladado a esta mesa alguna de las medidas que han aplicado este año en su sector.

Consulta de aislamiento en Monreal del Campo

Uno de estos lugares es el centro de salud de Monreal del Campo (Teruel). Allí, a raíz de un intento de agresión a un médico, que interpuso la correspondiente denuncia este año, se han colocado cámaras de vigilancia y se ha habilitado una “consulta de aislamiento”. Esta tiene dos puertas para que, en caso de incidente, el agresor quede bloqueado hasta la llegada de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, comenta Martínez como ejemplo de una de las iniciativas puestas en marcha.

Pero las medidas necesarias no deberían quedarse solo en ese ámbito, precisa. Porque ante un suceso así el profesional necesita “asistencia y orientación”. Por ello, desde el servicio de prevención de riesgos laborales, se ha trasladado al médico a otro centro para evitar que haga guardia en el punto de atención continuada donde sufrió la agresión, puntualiza Martínez.

El agresor está ahora en la cárcel, aunque se desconoce si por este motivo o por otras causas que tenía abiertas en el mismo municipio. No obstante, Martínez anima a sus compañeros de profesión a denunciar todos estos incidentes. “Si no se pone denuncia, es como si no hubiera agresión, no se contabiliza y, por tanto, no se pueden tomar medidas”, ahonda.

“Si no se denuncia, no hay agresión”

En esto incide también el jefe de sección de gestión y servicios del Departamento de Seguridad del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, José Ramón Vera. Este profesional, que es también el interlocutor sanitario de la policía en el sector II, afirma que, aunque este es un problema que no se va a erradicar nunca, se puede avanzar y trabajar para reducirlo. De hecho, en Aragón está todo por hacer, porque no hay actualmente un protocolo para estos casos. 

En el sector II, Ramón Vera ha coordinado un proyecto para calcular el riesgo de sufrir incidentes en los centros de salud para, en base al resultado, adoptar medidas adaptadas a cada equipamiento. Este método, que por ahora es solo una propuesta, calcula el riesgo evaluando unos parámetros (proximidad a un punto conflictivo; el número de pacientes; la cifra de reclamaciones; si cuenta con unidad de salud mental…). En función de los resultados se plantea una serie de medidas, algunas para todos los centros, como la formación a los profesionales, los pulsadores de emergencia o la cartelería, y otras, como el vigilante de seguridad, el control de acceso o las cámaras de viodeovigilancia para los más conflictivos.

Actualmente solo Urgencias del Hospital Miguel Servet de Zaragoza tiene esos sistemas de alarma (conocidos como botones del pánico o pulsadores de emergencia). Las cámaras de seguridad solo se han instalado en el Fernando el Católico de Zaragoza, mientras que los centros de Rebolería, Ramón y Cajal, Torrero y San Pablo cuentan con un vigilante de seguridad, detalla Vera.

Pero para avanzar hacia la prevención es necesario que los profesionales denuncien todas las agresiones. No lo hacen por “miedo a represalias”, reconoce Vera, quien afirma que, según sus datos, desde 2017 se han denunciado solo diez casos. Entre ellos, la denuncia que él mismo ha puesto por un caso vivido “en primera persona”.

Inquietud en el centro de salud Fuentes Norte ante la salida de un preso

Este miedo se palpa en los facultativos del centro de salud Fuentes Norte de Zaragoza, donde se espera con inquietud la salida en febrero de un preso condenado por varios delitos. Desde allí recuerdan que este convicto ha generado problemas continuos en sus salidas de la cárcel. “Era un problema diario, de mañana y tarde”, indican. Ahora temen que la situación se repita. “Nos hemos informado en la dirección general de Seguridad y no es que haya que tener miedo, sino mucho miedo por este tipo de paciente”, aclara uno de los médicos.

Sin embargo, y pese a que este centro es también Punto de Atención Continuada y tiene una Unidad de Salud Mental (elementos que podrían aumentar el riesgo de incidentes, según una propuesta realizada por el sector II), no cuenta con ninguna cámara de videovigilancia. Es más, “llevamos solicitando un guardia de seguridad desde tiempos inmemoriales”. Pero de momento no ha llegado, tampoco otras medidas; aunque confían que se adopten antes de febrero.

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