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“Cada vez se detectan más trastornos alimentarios entre adultos”

Edurne Larrarte.

Ana Sánchez Borroy

Edurne Larrarte (San Sebastián, 1948) nos recibe en la sede de Arbada, un piso en la quinta planta de un edificio céntrico. Nos avisa de que no levantemos la voz; en la habitación de al lado la trabajadora social de Arbada está atendiendo a una paciente. Lo comenta sin más, aunque muy consciente de la importancia de los detalles para el tratamiento de un trastorno de la conducta alimentaria. Sabe muy bien de lo que habla: una de sus hijas sufrió anorexia en un momento en el que casi nadie tenía ni idea de cómo ayudarle.

¿Cómo son las Navidades para los enfermos con trastornos de la conducta alimentaria?

Son unas fechas que provocan mucha angustia y miedo, porque somos una sociedad que lo celebramos todo comiendo. En Arbada organizamos desde hace tres o cuatro años un taller sobre cómo preparar la Navidad, con pautas para solventar situaciones difíciles. Por ejemplo, una familia explicaba el otro día que le resultaba muy dura la cena de Nochebuena y estaban planteándose no organizarla. Por supuesto, hay que intentar tender a la normalidad, pero sí hay que ayudar a los pacientes. A criterio de la familia, se trata de saber si es mejor juntarse con toda la familia o solo con los más allegados, o si es más conveniente una cena más frugal. Y, sin vigilarles, debemos estar atentos a lo que los pacientes necesitan. Puede ser cogerles de la mano o ir un momento a la habitación, sin llamar la atención del resto de los familiares. Se trata de que nuestro paciente sea uno más en la mesa, pero, a la vez, debemos estar atentos. Y, como ocurre durante todo el tratamiento, está completamente prohibido hacer una comida especial para ellos: ni se cambia la comida, ni se habla sobre ella en la mesa.

¿Pueden surgir problemas si algún invitado a la mesa de Navidad no está bien informado sobre cómo actuar?

Hay que estar atento. El problema suelen ser las abuelas; pero si crees que hay que explicar a un familiar estas pautas, se hace. Por ejemplo, los pacientes llevan muy mal la sensación de que les estén vigilando. El día de Nochebuena, en las casas siempre hay gente muy cercana que va a entender cualquier cosa que se les diga. De todas formas, la sociedad está ya muy informada sobre qué es un trastorno de la conducta alimentaria.

¿Se detectan ahora estos trastornos antes que hace años?

Hay todavía familias que les da miedo que les confirmemos su sospecha de que se trata de un trastorno de la conducta alimentaria. Pero sí se detecta antes y con más seguridad que hace años. Sigue aumentando el porcentaje de pacientes varones y además, ahora, están aumentando los casos que se detectan entre mayores de 18 años.

¿Por qué?

Nuestra experiencia es que, a veces, los pacientes han ido dejando pasar el tiempo, a trancas y a barrancas, durante muchos años y por una situación concreta, estallan: puede ser una pérdida de un trabajo, un familiar que se muere, una ruptura con una pareja... Y a los adultos les suele costar más dar el primer paso de pedir ayuda. A los varones también les cuesta más admitir que tienen un problema. Y los bulímicos sufren mucho más que los anoréxicos. Los anoréxicos, en cierto modo, están consiguiendo lo que ellos quieren, creen que la sociedad les va a querer más, que van a tener más éxito. Por eso, los anoréxicos, por sí mismos, no piden nunca ayuda, porque están consiguiendo lo que su cabeza les manda. Los bulímicos sí, porque no controlan el desorden alimentario, su cabeza es una montaña rusa. Después de un atracón, se sienten fatal. Nosotros derivamos siempre los casos que nos llegan a las unidades especializadas. Tenemos aquí los mejores profesionales. Lo que pasa es que, aunque el personal es muy bueno, faltan recursos: personal, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales.

También en Navidad, sufrimos especialmente una saturación de publicidad, que fija unos modelos con los que os mostráis muy críticos...

No solo en Navidad, todo el año. Los medios podrían ayudar mucho, pero están haciendo daño: todo son dietas, modelos, productos adelgazantes...  La Fundación Imagen y Autoestima ha elaborado un decálogo muy interesante que propone cambiar la forma de comunicar: promover imágenes corporales realistas, fomentar la diversidad corporal, luchar contra la saturación de mensajes dirigidos a mujeres que provocan insatisfacción corporal... Por otra parte, ¿por qué los modelos de los escaparates tienen la ropa ceñida con imperdibles?

 

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