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ENTREVISTA | Atsushi Ishii, experto de la Universidad de Tokio

“Dejar que la falta de demanda acabe con la caza de ballenas es probablemente la mejor solución”

Japón acoge la primera subasta de carne de ballena desde que retomara la caza

Laura Rodríguez

La caza de ballenas en Japón resulta un tanto incomprensible para un observador externo. Se trata de una tradición que apenas tiene un siglo y su carne no se aprecia demasiado en el país. De hecho, en los últimos años ha habido varias campañas para reintroducirla en los menús en los colegios, con un éxito limitado. Sin embargo, este país lleva apresando ejemplares de este animal casi desde la moratoria que la Comisión Ballenera Internacional (IWC en sus siglas inglesas) acordó en 1982 para proteger esta especie: primero, con la excusa de que la usarían para fines de investigación científica y más tarde, cuando en 2014 un tribunal de la ONU sentenció que se trataba de un fraude, incumpliendo abiertamente la resolución.

Este año, Japón ha abandonado la organización ballenera para retomar abiertamente la caza comercial de ballenas y la semana pasada capturó su primer ejemplar de más de siete metros. Atsushi Ishii, experto en política ambiental de la Universidad de Tokio y autor del libro Kaitai Shinso: Hogei Ronso (Anatomía del debate sobre las ballenas) nos habla de un tema complejo en el que la mejor solución parece la menos obvia.

Por primera vez desde el final de la II Guerra Mundial, Japón abandona una organización internacional. ¿Por qué hay tanto interés en retomar la caza de ballenas?

En Japón la caza de ballenas es un tema muy polémico porque se plantea como si fuera una lucha contra las democracias occidentales. Pero la principal razón es que Japón no puede seguir cazando ballenas en el Antártico. Sus barcos son muy antiguos para seguir realizando grandes distancias y cambiarlos supondría un gran coste para el gobierno, pero los políticos no pueden reconocer esta razón. Si dejaran de cazar en el Antártico y a la vez siguieran respetando la moratoria del IWC parecería que se han rendido ante las fuerzas en contra de la caza de ballenas. Y tienen que guardar las apariencias.

En alguna ocasión Japón se ha quejado de la persecución en el Antártico de algunas ONG internacionales como Sea Sheperd. ¿Acaso sus acciones han tenido algo que ver?

Yo creo que no. Quizá algunos de sus argumentos han podido tener cierto éxito pero la razón más importante es el estado de los barcos. La caza de ballenas tiene muchos elementos nacionalistas y se percibe como una ofensa contra la autonomía de Japón así que cualquier movimiento en contra de esta práctica genera más sentimientos en contra que a favor. En Japón no hay un sentimiento a favor de las ballenas sino un movimiento en contra de los que están en contra de la caza de ballenas.

 Entonces, ¿no hay oposición contra la salida de la moratoria y la reanudación de la caza de este animal?

En general, a la mayoría de las personas no les importa este tema. Quizá porque los medios de comunicación no cuestionan las decisiones del Ministerio de Pesca y éste considera que se trata de un tema de gestión de los recursos del país, no de un asunto ambiental. Así que casi todo el mundo acepta la decisión. Puede que haya algunas voces discrepantes desde la industria ballenera, porque a algunos les preocupa la ilegalidad de la caza y la posible falta de demanda para sustentar la operación.

¿Cuánta carne de ballena se consume en Japón?

Muy poca. El equivalente a un huevo de gallina por persona al año. En realidad no hay interés por esta carne pero para el Ministerio de Agricultura es un tema de principios y de usar sus recursos.

En realidad, la carne de ballena, aunque muy nutritiva, también tiene ciertas desventajas como su alto contenido en mercurio. ¿Es la gente consciente de estos peligros?

Yo diría que tienen cierto conocimiento pero no les preocupa mucho porque casi no la comen. En cuanto a los riesgos a los que está expuesto este animal por el cambio climático, la polución sonora, etc., quizá los conocen menos porque no se ofrece información.

¿Cree entonces que el Gobierno de Japón seguirá con esta decisión?

En un futuro cercano no veo que vaya a cambiar de opinión. Lo que más me preocupa es la ilegalidad de la caza comercial. Según el derecho internacional, debe haber alguna organización multinacional que controle esta caza, que debería ser la Organización de Comercio Internacional (OMC). Japón tendría que llegar a un acuerdo con los diversos países que la constituyen para abandonar la llamada caza con fines científicos y la caza en altamar.

¿Acaso no hay ninguna regulación ahora?

El Ministerio de Pesca ha fijado unas cuotas para la caza comercial de unas 227 ballenas: 52 de la especie minke, 150 de la rorcual Bryde y 25 de la rorcual sei. Según sus cálculos, esto permitiría una caza sostenible, sin embargo, no hay datos sobre cómo han calculado este cupo. Por mi parte, no habría tanto problema en la caza de ballenas si se hiciera de una forma más democrática pero no estoy de acuerdo con esta falta de información.

¿Hasta qué punto forma parte de la tradición cultural?

En Japón la caza de ballenas no tenía gran importancia hasta después de la II Guerra Mundial, cuando se convirtió en una fuente barata de proteínas. Solo existía en algunos pueblos y ciudades pequeños de ciertas zonas. Pero no es parte de la cultura del país, aunque se presente como un ataque de las democracias occidentales, como algo que se impone.

Alguna vez ha dicho que quizá la mejor manera de acabar con la caza de ballenas en Japón sea ignorándola, ¿sigue creyéndolo?

Sí, en este caso, puede que no avivar el debate y dejar que sea la falta de demanda y el mercado el que acabe con la caza de ballenas es probablemente la mejor solución.

  

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