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Barbijaputa es el seudónimo de la articulista que encontrarás bajo estas líneas. Si decides seguir leyendo darás con artículos y podcasts sobre el único feminismo sensato que existe: el radical.

¿No será que España no significa nada?

Sosa Días fabrica 24.000 banderas españolas en previsión del aumento de la demanda

Barbijaputa

“Hoy es un día terrible para España”, comenzó diciendo Rivera antes de la moción de censura. “Voy a seguir siendo español”, decía este jueves Rajoy para acabar su discurso.

En mi DNI pone que mi nacionalidad es la española, y sigo sin saber de qué están hablando estos dos partidos políticos cuando se llenan la boca de españolidad. Tampoco entiendo a qué se refiere con “España” toda esa mancha de votantes cuya máxima prioridad en la vida parece ser la unión del país.

Estoy mareada de discursos completamente vacíos, sólo llenos de aire y de la palabra “España”. De banderas de España gigantes agitándose en esa plataforma creada por Ciudadanos llamada “España ciudadana”. De gritos de “yo soy español, español, español, español” en las gradas. De hooliganismo extremo donde, aquí y allí, cientos de miles de personas parecen alcanzar el nirvana con una letra indecente para un himno que, si precisamente estaba mejor en blanco, es porque en España no sólo hay españoles, hay peruanas y nicaragüenses, hay personas rojas y azules, pobres y ricas, blancas y negras, personas con familiares aún desaparecidos y personas que se ríen de ellas por querer encontrarlos, hay obreras y patrones. España no es una, grande y libre. No es una bandera. España es simplemente un territorio con fronteras inventadas por el hombre (sí, en masculino), donde los que más tienen que callar acerca del patriotismo, lucen pulseras rojigualdas; donde los que más nos deben, gritan en mítines que son españoles y que España es una gran nación.

España no es una gran nación. España es sólo una nación más, llena de personas que piensan que su trozo de tierra es mejor que la del vecino. España es sólo un país donde el de aquí odia al de allí porque tiene colgada una estelada en su balcón y compra en el chino una bandera de España más grande para competir. España es sólo ese sitio donde no se cumplen los convenios firmados en Europa, como el de Estambul, sólo porque se trata de mujeres. Y, bueno, ¿a quién le importan las mujeres cuando la unidad de España, la unidad de la nada, está en peligro?

España es sólo esta parcelita en el mundo donde millones de personas basan su voto -su única forma de pronunciarse como ciudadanía- en que aquello que más odian no deje de ser parte de esa España que dicen amar. Somos sólo un terreno regido por unas leyes que idean los herederos de la dictadura, leyes que protegen a los poderosos y que machacan a las precarias, tanto les da que tanto unos como otras seamos españoles.

Nadie mejor que la derecha sabe diferenciar entre españoles. Nadie mejor que Ciudadanos o el PP sabe que dentro de la españolidad hay grados: las personas ricas y las pobres. Las que exigen reformas laborales impías y las que sufren dichas reformas. Los políticos que mienten en los presupuestos si se trata de luchar por las mujeres y las mujeres que se quedan sin el presupuesto prometido. España son las personas que levantan vallas con concertinas que destrozan cuerpos humanos, y los cuerpos humanos que las saltan. España es la patronal echando la culpa del paro a las mujeres, y también las mujeres que limpian habitaciones de hotel por 50 céntimos. España son los libros de texto que culpan a los migrantes del desempleo, y los migrantes que abandonan lo poco que tienen para intentar tener una vida digna España es una redada racista, y también senegaleses huyendo de Sol. España es un gobierno que recorta en Sanidad, y también el personal sanitario que intenta sumar con humanidad lo que el Gobierno le hace restar. España es un contrato basura para lucro de unos pocos, y también el firmante de ese contrato que hará su vida peor. España son los que tienen el poder para regular el alquiler y la presión de inmobiliarias a las inquilinas, y también las inquilinas que se organizan en sindicatos para protegerse del carroñero. España es sólo el nombre de un país donde unas nos manifestamos para protestar por una sentencia injusta mientras otros se dedican a atacar a la víctima en foros, periódicos y TV.

Cuando toda esa mancha de votantes preocupados por la unidad de España gritan “yo soy español, español, español, español”, ¿de qué España me están hablando? ¿Qué es España? ¿Por qué aplauden enfervorecidos cuando oyen el nuevo himno o un “Viva España”? ¿Viva España? ¿Cuál de todas? ¿Cuál de todas las realidades que se dan en este país es la que hace que se le salte las lágrimas a Marta Sánchez? ¿Cuál de todas las realidades que pueden vivirse aquí -realidades repetidas hasta la saciedad en cualquier país- es la que enorgullece a Rivera? Cuando este hombre dice que sólo ve españoles (españolas está claro que ni las ve ni las quiere ver), ¿a qué tipo de español ve? ¿Al de arriba? ¿Al de abajo? ¿Al que explota? ¿Al explotado? ¿Al que persigue? ¿Al perseguido? ¿A los que buscan a sus familiares? ¿A los que no quieren que sean encontrados?

¿Qué sentido tiene que haya currantes que sienten más suyo a un explotador como Amancio Ortega que a un currante de cualquier otro país que no sabe si tendrá jubilación? ¿Qué sentido tiene agarrarse a una bandera de unos colores determinados cuando tu vida y tu realidad es exactamente igual a la realidad de millones de personas con otras nacionalidades? ¿Qué sentido tiene que un trozo de tela una más que las necesidades y preocupaciones del día a día de toda una vida?

¿No será que España no significa nada? ¿No será que es sólo un señuelo a agitar cuando los intereses políticos de la derecha nos necesitan irreflexivos y divididos?

¿No será que todos y todas, españoles o no, sabemos a qué realidad de España se refieren tanto Rivera como Rajoy, esa España que Le Pen llama “Francia” y que Trump denomina “América”? ¿No será que a pocas vueltas que se le dé, cualquiera sabe que cuando Rajoy dice que va a seguir siendo español se refiere a que pase lo que pase él seguirá siendo de los de arriba? ¿No será que, al igual que Rivera y los suyos, Rajoy y su tropa saben que nunca serán de los españoles a quien la policía persigue en redadas? ¿No será que saben que seguirán siendo de esos españoles que no sufren la crisis, ni el desfalco de partidos políticos, ni los recortes en servicios sociales porque no son usuarios de tales servicios? ¿No será que son conscientes de que son de esos españoles que nada tienen que temer porque aunque la cosa se les complique a nivel político, tienen ya la vida completamente resuelta? Al menos, y eso es seguro, C's y PP son mucho más conscientes de todo esto que todos esos currantes con una bandera en el balcón.

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