Reinventarse

Belén estudió Derecho porque sus padres pensaron que una actriz no se iba a ganar bien la vida. Al salir de la facultad, montó un despacho y se especializó en Derecho Ambiental. Estuvo gran parte de su vida profesional dedicada a las leyes, pero sabía que aquello no era lo suyo. Un día colgó la toga y donó sus libros. Durante un tiempo no supo muy bien hacia dónde dirigir sus pasos. Envió su currículo a empresas de todo tipo, hasta que le ofrecieron un trabajo de delegada de la Cruz Roja. Después de cinco años de trabajo humanitario y ya entrada en la cincuentena una nueva crisis personal le hizo replantearse su vida.

Jaime es arquitecto. Desde 2007 diseñaba planos de Vivienda de Protección Oficial, pero con la crisis cada vez tenía menos trabajo. En un año, su estudio se presentó a quince concursos y solo consiguió dos adjudicaciones. En el verano de 2012 viajó a Colombia y allí conoció a Edgardo, un artesano que realizaba muebles con fibra vegetal. Volvió a España inspirado. Cansado de la precariedad de su situación laboral dejó el estudio.

Todos hemos vivido pérdidas, crisis personales, profesionales, momentos complicados que han supuesto un bache en nuestras vidas. Sin embargo, no todo el mundo tiene la misma actitud ante las situaciones adversas. Podemos quedarnos estancados en la orilla del pensamiento negativo, lamentándonos por la mala suerte que tenemos y sintiéndonos fracasados en vez de buscar alternativas para solucionar el problema o transitar por la orilla optimista, la que intuye en el obstáculo una oportunidad de cambio y transformación, un momento óptimo para reinventarse.

Reinventarse es transformarse. Sacar lo mejor de uno mismo. Para ello, necesitamos cambiar los prejuicios negativas que nos limitan impidiendo desarrollar el gran potencial que todos tenemos. Belén pidió un año de excedencia y se matriculó en una Escuela de Teatro. No volvió a su puesto. Consiguió trabajo en la misma escuela y completó los cuatro años de formación. Ya ha participado en dos obras de teatro y ahora es lo que desde pequeña siempre quiso ser, actriz. Jaime comenzó a diseñar sillas de hierro y fibra vegetal para venderlas por Internet. Pidió un préstamo para exponer en la Feria de Muebles de Milán, y así darse a conocer. Desde entonces los pedidos no han dejado de crecer.

Solo tenemos una vida que vivir. Para avanzar debemos dejar de lado las quejas y las excusas. Si no nos gusta nuestro trabajo, nuestra pareja, o la vida nos pone en un lugar diferente al que habíamos planeado, no nos conformemos, es posible conseguir una situación mejor.

Necesitamos llevar las riendas de nuestras vidas. Solo si uno se responsabiliza, podrá hacer algo por arreglar las cosas. Si piensas que estás en manos de otros, no podrás hacer nada.

Aunque Belén y Jaime viven ahora la vida que quieren, el camino no ha sido cómodo. Belén está casada y es madre de dos hijas universitarias. No fue fácil entonces convencer a su marido del cambio drástico que quería dar. Los dos salarios eran fundamentales para el presupuesto familiar. Sin embargo la determinación de ella por lograr su sueño le dio la confianza necesaria para continuar en su empeño y alcanzarlo.

Jaime vivía con su novia, también arquitecta. Desde el principio ella le apoyó. Jaime tenía la necesidad de cambiar. Llevaba mucho tiempo paralizado en un trabajo que no le reportaba ni suficiente dinero ni satisfacciones. La motivación y el entusiasmo con este nuevo proyecto y el apoyo familiar hicieron que Jaime asumiera riesgos pidiendo un préstamo para arrancar.

Si queremos disfrutar plenamente de la vida, debemos estar dispuestos a afrontar nuevos retos. El éxito es cada vez más de aquéllos que sueñan que son dueños de su destino, que actúan, toman decisiones, fallan, aciertan y siguen aprendiendo.