Levantando pasiones por el conocimiento
Ayer en el Bizkaia Aretoa de Bilbao tuvo lugar una imagen insólita en el intermedio de media mañana del ‘Passion for Knowledge’ organizado por el Donostia International Physics Center (DIPC). En vez de dedicarse a los bocadillos que la organización les había preparado, decenas de adolescentes hacían cola para fotografiarse junto a los invitados a la conferencia. Lo extraordinario de la situación es que no se trataba de jugadores de fútbol, ni actores famosos o cantantes de éxito, las estrellas eran científicos. Dudley Herschbach, norteamericano ganador del premio Nobel de Química, y Sir John Pendry, británico ganador del premio Dirac.
Y para sorpresa de los alumnos vizcaínos que ayer se agolpaban en busca de un autógrafo, ninguno de los dos encajaba en la imagen estereotipada del científico que la cultura popular ha extendido. Los que vinieron ayer a Bilbao no eran niSheldon Cooper, ni el doctor Brown de Regreso al Futuro, ni el más cercano profesor Bacterio. Además de haber sido uno de los precursores en el uso de haces moleculares para la investigación química, Herschbach es también un gran aficionado al deporte y ha practicado football americano, baloncesto y recientemente frontenis gracias a la influencia de su colega Pedro Miguel Etxenike. En el caso de Pendry, sus aficiones le llevan hacia la música, y concretamente hacia el piano, siempre que sus logros científicos, como la creación de la primera ‘capa de invisibilidad’ antirradares, le dejan algo de tiempo.
Ambos se sometieron al interrogatorio de las 95 preguntas que habían preparado los más de 200 alumnos de 32 institutos de Bizkaia. La charla, que estuvo moderada por Pedro Miguel Etxenike, presidente del DIPC, tuvo lugar durante la mañana dentro de las actividades organizadas en Bilbao para el ‘Passion for Knowledge’ después de haber pasado ya por las capitales guipuzcoana y alavesa a lo largo de esta semana. La sesión de ayer fue presentada por Iñaki Goirizelaia, rector de la UPV/EHU, Arantza Aurrekoetxea, viceconsejera de Educación del Gobierno vasco, y Javier Benito, director de Telefónica en Euskadi, en representación de tres de las instituciones más importantes que han colaborado con la iniciativa. En total, la edición de este año ha contado con la participación de una decena de científicos, más de 500 estudiantes y alrededor de un centenar de centros educativos.
La mañana de ayer arrancó con una breve presentación que hicieron los propios científicos de sí mismos, de las razones que les llevaron a dedicarse a la ciencia y de lo que esta decisión había supuesto en sus vidas. Herschbach, por ejemplo, tuvo claro que quería ir a la universidad a pesar de la oposición inicial de su familia. Proviene de un pueblo muy pequeño de California donde realizó sus estudios de primaria en un colegio con 11 alumnos y no conocía a nadie en su pueblo que hubiera llegado más allá de la secundaria. “Mis padres me dijeron que los que iban a la universidad se volvían arrogantes y dejaban de trabajar con las manos”, relató el científico norteamericano. Fue el primer miembro de su familia en acercarse a una y pudo ver que sus padres “estaban muy equivocados”.
Pendry, por su parte, comenzó a hacer sus pinitos con la ciencia gracias a las máquinas de hacer helados de la tienda de caramelos que tenían sus abuelos cuando era niño. Cuando la infraestructura se quedó obsoleta, su familia le cedió el sótano y le permitió usar los viejos aparatos para desarrollar su pasión: construir cohetes. “Si tenéis alguna forma de hacer experimentos por vuestra cuenta, yo os animo a que lo intentéis”, dijo ayer el científico británico a los adolescentes vizcaínos. “La educación formal es algo muy valioso, pero si podéis experimentar por vuestra cuenta también aprenderéis mucho”.En este sentido, Pendry aseguró que investigar “se diferencia mucho” de estudiar. “Es como estar en una habitación sin luz y dedicarse a descubrirlo todo a base de ir tocando las cosas poco a poco”, detalló.
“Monopolio de la invisibilidad”
“Monopolio de la invisibilidad”Una vez terminadas las presentaciones se dio paso a la interacción entre los adolescentes y los científicos. Hasta agotar el tiempo disponible, la organización fue seleccionando de forma aleatoria una de las 95 preguntas planteadas por los estudiantes y fue dando la palabra a los autores de la misma para que la plantearan. La primera intervención fue para una alumna del instituto de Cruces, que preguntó a Dudley Herschbach sobre el momento más satisfactorio de su carrera. El investigador norteamericano respondió que los mejores momentos de su vida han sido aquellos que tienen que ver con la interacción directa con las personas. “Hay gente que cree que los científicos tendemos a no relacionarnos, pero esta imagen no es en absoluto real”, comentó.
El segundo turno fue para un alumno del centro educativo Minas de Barakaldo, que preguntó a Sir John Pendry qué era exactamente la ‘capa de invisibilidad’ y si ésta podría aplicarse a los seres humanos. “Lo mejor de la capa es que la escritora J. K. Rowling –autora de Harry Potter- ya ha explicado lo que es”, comenzó el científico británico con ironía. Después detalló que aunque la matemática necesaria para definir la invisibilidad “es muy sencilla”, resulta compleja de poner en práctica.
Según explicó Pendry, actualmente se pueden construir objetos invisibles a frecuencias concretas, como aquellas en las que funciona el radar, pero para ello se requieren materiales muy duros con los que una persona no podría vestirse. “Si hablamos de invisibilidad ante el ojo humano, el único aparato que se ha conseguido en un laboratorio ha sido una placa de 15 cm de largo y habría que ser muy pequeño para esconderse detrás”, apuntó. “Así que mucho me temo que por ahora Harry Potter tiene el monopolio de la invisibilidad”, añadió.