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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Dejen dormir a las fieras, hagan el favor

La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez 'Pam', atiende a medios a su llegada a la sesión plenaria del Congreso de los Diputados el pasado 9 de marzo.

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Gensanta, que diría nuestro añorado Forges, ¿cómo sería de bueno, fértil y feliz este mundo sin los fanáticos, ciegos por sectarios, que atiborran de insultos, venablos, infamias, impertinencias y denuestos las llamadas redes sociales? Tan aficionados como son a las mayúsculas, su grosería intelectual y su ignorancia gramatical constituyen un perenne ataque al raciocinio, a la discusión medianamente ordenada, al debate entre ideas propias de los seres pensantes y no de bestias de carga como demuestran ser tales acémilas. Atacan a la simple inteligencia, para resumir. Lo enfangan todo, consiguen rebozar en estiércol cualquier propuesta política o económica si es que no coincide, punto por punto, letra por letra, con lo que su estrecho magín, carcomido por los catecismos de la izquierda más intransigente, considera como la única verdad que ante ellos depositaron los más aguerridos representantes de la fe. Somos los rojos más rojos, por tanto los elegidos del destino para llevar a las masas populares a la felicidad y la justicia, y los demás, de izquierda a derecha, son unos fascistas. ¿De mierda, hay que añadir? Pues se añade, que buenos somos para contemporizar: menos yo y mi primo, el resto, unos fascistas de mierda. Ahí queda eso.

Ni que decir tiene que en la derecha hay manadas de troles feroces, periodistas –así se hacen llamar- desvergonzados y ruines que llenan sus particulares redes con exabruptos vomitivos y acusaciones falsas contra la izquierda o el feminismo. Se inventan bulos, como ese conocido de que Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, es en realidad un hombre, o achacan al Gobierno cualquier disparate que se les pase por la cabeza, da igual el tamaño de la trola, que lo que no mata, engorda. No hay valoraciones, solo insultos. Tienen muy cerquita, además, a los mismísimos respetables columnistas de la prensa, radio y televisión de la caverna, bien rociada por el botafumeiro de la santa iglesia católica, dinamita pá los pollos, que en ocasiones hasta hacen difícil discernir quién es el profesional y quién el aficionado, quién el plumilla laureado y quién el trol analfabeto.

Todo ello no dejaría de ser un problema, grave pero localizado, si no estuviera tan ligado a la dinámica de los propios partidos, donde sus dirigentes, que nunca jamás han intentado frenar esos desmanes que se cometen invocando sus nombres o sus siglas, han jugado, y juegan, a echar carnaza a las fieras, come bicho, muerde, muerde, que ellos son los malos porque son nuestros enemigos. Son tantos los ejemplos que le van a permitir al Ojo que se limite a destacar un par de verbigracias de la semana pasada, que para qué nos vamos a ir más lejos. En una manifestación del 8M, unas asistentes mostraron una pancarta con ese lema que seguramente ustedes ya conocen: “Qué pena me da que la madre de Abascal no pudiera abortar”. Pero la anécdota, una broma de incierto gusto, deja de serlo en el momento en el que una secretaria de Estado, son muchos sus galones, reproduce la frase en un tuit, miren ustedes qué graciosos somos en Podemos y en el Gobierno. Porque la singular Ángela Rodríguez (PAM) lleva puesta la gorra de ambas cosas: significada dirigente del partido morado y mano derecha de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad. De la misma semana, aquel insulto a los socialistas, también desde Podemos, y en sede parlamentaria, de “traidores” a las mujeres. Bendecidas por la autoridad quedan las dos coces, así que ancho es el camino para las redes. 

Dejen, por favor, de azuzar a las bestias, porque la convivencia se hace insostenible, solo -¿le ponemos acento, se lo quitamos?- se consigue explotar los más bajos instintos pasionales y así va a ser imposible que las bases de los partidos, esas a las que tanto dicen amar y respetar los populistas, lleguen a entender que lo más importante, la última razón de la política, es alcanzar acuerdos, lograr pactos que ayuden a mejorar la vida de todos los ciudadanos, y no solo vivir de consignas y gestos ridículos para engordar su pequeño ego revolucionario. ¿Será posible, al hilo de estas inquietudes del Ojo, que todas las partes implicadas en una presunta unidad de la izquierda, y no hagan que reitere la larga lista, puedan sumarse a Sumar? Porque ese trayecto a transitar hasta las próximas elecciones, únicamente será posible atravesarlo si cesan las insolencias entre unos militantes y otros, si todos empujan desde abajo para imponer un acuerdo que levante la muy necesaria muralla, alta, infranqueable, frente a un posible gobierno de PP y Vox, alabado sea el señor. 

¿Preguntan por PSOE y Podemos? Bueno, pues ahí andan. Mal un día, pésimo otros, pero han logrado salvar el escollo de las pensiones, todo un éxito de entendimiento entre los dos partidos, alargado el pacto, además, con los sindicatos y, muy importante por los fondos europeos previstos para paliar tantas necesidades, con Bruselas. Una magnífica noticia, lo que más importa, para la sostenibilidad futura del sistema de pensiones públicas. Hosanna, hosanna. Descolgados, la patronal, hay que ver cómo sufren con este gobierno bolivariano, aunque sus ingresos no dejan de subir y subir, y el PP de Feijóo, siempre en fuera de juego y mordiéndose las uñas porque su filibusterismo en Bruselas les lleva de fracaso en fracaso. Da rubor ver su patriotismo de hojalata. 

Por lo demás, ya han oído a Patxi López, que sabe bien de qué va la cosa y que ha dicho lo que ha dicho porque alguien por encima, ustedes ya saben, le ha dicho que diga precisamente eso que ha dicho. No sé si el Ojo se ha explicado. Y si el ex lehendakari ha mencionado a Pablo Iglesias de esa manera tan precisa será porque así lo ha acordado con el jefe, que son muchas las escamas que tiene el portavoz socialista en el Congreso como para poner en el tapete la ficha indeseada. Ha dicho, por supuesto, lo que quería decir para que lo oiga, precisamente, a quien han señalado. Cristalino. 

   

Adenda. Daba grima ver a los gerifaltes del PP conmemorar el aniversario del terrible atentado del 11-M de 2004. Como si su gran jefe, José María Aznar, no hubiera mentido a toda España con aquella patraña de “los asesinos no están en montañas lejanas”, o su propio partido no hubiera alentado y aplaudido durante años las repugnantes desvergüenzas de los Pedro J. Ramírez y los Jiménez Losantos con sus conspiraciones enloquecidas y ridículas de la Orquesta Mondragón o el ácido bórico. Todavía, 19 años después, estamos esperando a que pidan perdón. No llegará el día: todos ellos, del primero al último, pura miseria moral.

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