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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Australia: protestas masivas y sin precedentes por los derechos de los animales

Protestas en Australia por los derechos de los animales.

Dani Cabezas

Nunca antes se vivió algo similar en Australia. Activistas por los derechos de los animales salieron el lunes a las calles de las principales ciudades del país para reivindicar el veganismo y clamar contra la explotación animal. Lo han hecho en el marco de una campaña orquestada por diversas organizaciones, en nueve protestas coordinadas y con un objetivo claro: que fuera “la manifestación por los derechos de los animales más grande del mundo”.

Una de las principales protestas tuvo lugar en Melbourne, donde fueron arrestadas 38 personas tras cortar la principal intersección de la ciudad, el cruce entre las calles Flinders y Swanston, por la que cada día circulan decenas de miles de vehículos. Entre ellas, tres adolescentes de solo 15 años que se habían encadenado a sendas furgonetas que bloqueaban el paso del tráfico. En otro punto de la ciudad, varios activistas hicieron lo propio a las puertas del acuario de Melbourne. En Nueva Gales del Sur fueron detenidas otras 9 personas por encadenarse a las puertas de un matadero.

Las protestas se han producido con motivo del primer aniversario del estreno de una de las películas que más impacto han causado en la sociedad australiana, Dominion. Dirigida por Chris Delforce, el documental utilizó drones y cámaras ocultas para mostrar a la sociedad la realidad tras los muros de los mataderos, y puso en tela de juicio la brutal relación de explotación que el ser humano ejerce sobre el resto de los animales.

“La fuerza de aquella película fue muy poderosa”, recuerda Chelsea Hannah, de la organización Justice for Captives y una de las participantes en las marchas de esta semana. “Dominion inspiró a mucha gente e hizo crecer el interés por el veganismo. Un interés que también ha crecido desde el lunes: en estos días Dominion ha tenido más de 60.000 nuevas visitas”, cuenta.

Hanna reflexiona sobre las detenciones posteriores a las manifestaciones, así como el rechazo que la imagen de los activistas cortando el tráfico ha generado en buena parte de la sociedad. “Las protestas no se organizaron para hacer amigos, sino para hacer veganos”, recuerda. “En la práctica serlo es fácil, pero el concepto inicial de veganismo desafía el estilo de vida de las personas en casi todos los aspectos. De ahí la indignación de mucha gente”.

Con más de cuarenta años de activismo a sus espaldas, Patty Mark es una figura histórica de los derechos de los animales en Australia. Como Chelsea, participó en las protestas del lunes -fue una de las encadenadas en el matadero de Geelong, la segunda ciudad más importante del estado de Victoria- y está convencida de estar viviendo un momento único. “Nunca antes me había sentido tan inspirada por lo rápido que está creciendo el movimiento”, confiesa a El Caballo de Nietzsche. “Hace 20 años me preguntaba dónde estaban los nuevos activistas. Por aquel entonces los abolicionistas veganos estábamos terriblemente marginados, y algunos activistas incluso nos trataban como enemigos por lo que consideraban opiniones extremas y fanáticas. Entonces existía un rechazo al veganismo y a palabras como especismo”, recuerda.

Eso está cambiando a gran velocidad. “Comprobar, como el pasado lunes, que la gente se manifestó de forma no violenta pidiendo la abolición del uso de animales y llevando el veganismo como palabra central de su discurso es algo que hubiera estado incluso más allá de mis sueños más salvajes. Corren nuevos tiempos, y ahora los animales están en la agenda pública”, apunta Patty con esperanza.

Aunque lo estén cada vez más, lo ocurrido a lo largo de la semana no ha pasado desapercibido en las instituciones australianas. Y menos aún entre los principales perjudicados por el imparable crecimiento de la sensibilidad en materia de derechos de los animales: los ganaderos. Sus presiones han desembocado en una riada de declaraciones por parte de los principales líderes políticos del país, que han cerrado filas con el sector cárnico. El primer ministro, Scott Morrison, tildó a los manifestantes de “criminales con collar verde” y “antiaustralianos”, calificó las movilizaciones de “vergonzosas” y declaró que “van en contra del interés nacional”, al tiempo que anunció la presentación de demandas civiles contra quienes ataquen los negocios del sector.

En la misma línea, Tony Mahar, CEO de National Farmer’s Federation (NFF) -la principal asociación del lobby ganadero australiano- denunció que los activistas “tratan de imponer su visión filosófica del mundo al resto de la sociedad”, y subrayó que los ganaderos son “ciudadanos honrados que respetan la ley y trabajan duro para producir la comida que los australianos aman”. Trabajadores que, destacó, “soportan sequías, inundaciones e incendios. y ahora tienen que lidiar con estos extremistas radicales que los aterrorizan en sus propios negocios y hogares”. Según datos del propio sector ganadero, la industria de la carne es uno de los principales motores económicos de Australia, con un volumen de negocio que representa en torno a un 2% del PIB del país.

Todos esos datos y declaraciones han surtido un efecto inmediato en los principales medios de comunicación, que en la mayor parte de los casos se han alineado con las tesis de la industria cárnica y mostrado su apoyo al gobierno frente a los activistas. “La amenaza de penas severas para los manifestantes es un ejemplo clásico de criminalización de los movimientos sociales”, añade Chelsea Hannah. “Es posible que proporcione réditos electorales a corto plazo, pero acaba teniendo efectos negativos, ya que las políticas precipitadas siempre resultan ineficaces. La respuesta no debería ser multas más cuantiosas, sino la transparencia de la industria para que el público pueda tomar decisiones informadas sobre su salud, el medio ambiente y el trato que estamos dando a los animales. El planeta está en una crisis ambiental, los animales están sufriendo de forma sistemática y la gente está enfermando por consumir productos de origen animal cancerígenos. Esa realidad está produciendo debate social que debe continuar”.

Patty Mark considera lógica y de esperar la respuesta de los políticos y de la

mayoría de los medios. “Es el patrón normal en todos los movimientos

históricos de justicia social“, sostiene. ”Frente a ello, es importante destacar que hay un núcleo sólido de activistas que ni siquiera están parpadeando ante el diluvio de negatividad que se vierte sobre ellos. En su lugar, están envalentonados y aún más decididos a mantenerse firmes. Sí: las leyes serán endurecidas por los sucesivos gobiernos conservadores y se colocarán más piedras en nuestro camino. Pero no es posible detener un movimiento global no violento que lucha por una cuestión de justicia“.

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

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