Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Lesiones camufladas, fisioterapia

Lesiones camufladas, fisioterapia

Pablo Terrón, Director de Fisioterapia de la Universidad 'Francisco de Vitoria'

Si tuviéramos que hablar de un responsable de las lesiones camufladas, posiblemente el dolor de origen miofascial se llevaría la palma. Por dolor miofascial entendemos dolores de origen músculo o fascia que determinan un territorio de dolor referido, que no tiene porqué coincidir con la localización del foco de lesión original. Esto dificulta el diagnostico de dicha lesión y su ulterior tratamiento, incluso estableciendo diagnósticos erróneos.

Froriep (1843) es un autor que ya describía durezas palpables y extremadamente dolorosas en los músculos. Adler, a finales del siglo XIX y principios del XX, utilizó el término reumatismo muscular e incorporó el concepto de dolor irradiado desde el punto sensible. Desde los pioneros que describieron este conjunto de signos y síntomas hasta nuestros días, con Travell y Simons, el dolor miofascial ha evolucionado en estudio y tratamiento.

El síndrome de dolor miofascial se entiende como un foco hiperirritable dentro de una banda tensa del músculo esquelético, localizado en el tejido muscular y/o en su fascia asociada. Este foco hiperirritable, denominado punto gatillo, es doloroso a la compresión y, cuando es estimulado (generalmente por deformación mecánica como estiramiento, contracción o presión directa), puede evocar el dolor referido característico. Por lo tanto, un punto gatillo es un acortamiento de fibras musculares alojado en el recorrido de una banda tensa del mismo.

¿Contractura o gatillo?

Más de uno estará pensando en la similitud del punto gatillo de origen miofascial con la contractura muscular. La diferencia esencial es la existencia de una actividad nerviosa en el caso de la contractura frente al punto gatillo, que no tiene este mecanismo de contracción muscular con activación nerviosa como la causa de las bandas palpables. La palpación de este punto gatillo provocará un dolor referido en una zona determinada: cada punto gatillo queda descrito segmentariamente con zonas de dolor referido, y un mismo músculo puede tener distintos puntos gatillos (su descripción queda registrada en mapas anatómicos de dolor referido miofascial).

Comprender y admitir que una lesión, bien muscular o fascial, desencadena un dolor en una localización distinta a la del origen de la lesión es tan sencillo como admitir que existen disfunciones bien musculares, fasciales e incluso articulares que despiertan dolores a distancia. Sólo tenemos que hacer un poco de memoria y recordar cómo un dolor de muelas puede provocar un dolor mandibular, pero también dolor localizado en la frente, cuello e incluso oído. Alteraciones a nivel costal-dorsal pueden desencadenar dolores irradiados desde la espalda al pecho, incluso dificultando la respiración.

Epicondilitis

Otra forma de entender el dolor miofascial y su dolor referido hace referencia a la forma de despertar el dolor. Es sobradamente conocido que la compresión mantenida de un punto de dolor (compresión que podemos realizar a través de nuestras manos con la yema de los dedos sobre el foco de lesión) provocará a los pocos segundos una disminución de la intensidad del dolor. De la misma forma, a veces descubrimos que dicha compresión provoca la migración del dolor a otras zonas. El caso más claro lo descubrimos en las epicondilitis. Si se ha sufrido esta lesión, se recordará que la compresión del epicóndilo podía despertar un dolor circunscrito o no a dicha lesión. En fisioterapia utilizamos esta maniobra como técnica de tratamiento y de diagnóstico: dependiendo de la respuesta a la compresión podemos focalizar la lesión en un origen muscular (el dolor migra al brazo, generalmente al tríceps braquial) o de origen ligamentoso-articular (el dolor no migra y se focaliza circunscrito al epicóndilo).

En nuestra experiencia muchos casos desahuciados por dolor muscular inespecífico tienen un origen en causas miofasciales. Dentro del mundo deportivo, sin menospreciar a otros deportes, posiblemente la escalada desencadene uno de los principales focos de lesión muscular que resulta complicado de diagnosticar sin la valoración del origen miofascial.

Dada la alta actividad de la cintura escapular en este deporte, no es poco frecuente encontrarnos con escaladores con disfunciones en hombro, cuello, espalda e incluso brazo. Os hacemos llegar la descripción de uno de los músculos principales implicados en la escalada, su localización y zona de dolor referido: el infraespinoso. Posiblemente muchos lectores recuerden dolores localizados en su patrón de dolor referido. Como se puede observar, una de las zonas de dolor se localiza en el cuello, en su cara posterior, y esto hace que en no pocas ocasiones se hable de una cervicalgia de origen mecánico, en lugar de dolor referido de un punto gatillo. Cualquier tratamiento de cervicalgia de origen muscular calmará e incluso paliará completamente la disfunción, pero si el origen es miofascial por activación del punto gatillo del infraespinoso, la falta de tratamiento de dicho músculo provocará que se desencadene de nuevo una cervicalgia al realizar la escalada, originando el mismo mecanismo de lesión que ya existía. Se reprochará a la escalada el origen de las cervicalgias, recomendando no realizar dicha actividad durante un período de tiempo. Si el diagnóstico es correcto, el tratamiento miofascial de dicho punto gatillo acabará con las supuestas cervicalgias.

Entender el origen miofascial nos hace tener otra perspectiva de valoración muscular frente a las alteraciones del músculo o su fascia, nos ayuda a comprender las disfunciones musculares y posibilita su correcto tratamiento.

Etiquetas
stats