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Esquí de montaña. Técnica de ascenso y avance

Técnica de ascenso y avance en esquí

Texto Evaristo Vaz “Varis”, ilustraciones Alex Romero

Antes de partir en nuestra ruta debemos comprobar que llevamos todo el material necesario para poder progresar con esquís por el manto nivoso, comprobando que está en perfectas condiciones de utilización y colocación para su práctica.

Tablas de esquí: éstas tienen que estar enceradas y con los cantos a punto.

Fijaciones y ataduras de travesía: comprobar su estado, conocer su funcionamiento y la colocación de la bota, manejo de las alzas para progresar en distintas pendientes y bloqueo para el descenso.

Botas de travesía: comprobar su funcionamiento libre para el ascenso, así como el bloqueo y ajuste para el descenso.

Bastones: los regulables conviene comprobar que funcionan correctamente y que no les falta la roseta. Los que tienen una empuñadura más larga para facilitar las distintas posiciones de ascenso son los más prácticos. Existen trucos para mejorar su funcionamiento.

Pieles de foca: comprobar que pegan bien y que las ataduras no están dañadas.

Cuchillas: comprobar su colocación sobre las fijaciones antes de salir.

Una vez visto como funciona el material, pasaremos a colocar la piel de foca sobre la suela del esquí. Ésta tiene que ir lo más tensa y pegada posible para evitar que la nieve despegue la foca durante la marcha, dejando los cantos libres para su utilización durante el recorrido. Comprobar que los ganchos están bien colocados. Seguidamente colocaremos la fijación a modo de travesía sin alza e introduciremos las botas de igual manera. Colocaremos las ataduras, regularemos los bastones y listos para partir.

Ascenso y avance

Para progresar por zonas de poca pendiente o con pendiente ligera, lo mejor es seguir la línea de máxima pendiente, teniendo en cuenta que para foquear es necesario:

-Llevar los esquís paralelos con la separación necesaria para estar equilibrados y no caernos.

-Deslizar las tablas en vez de levantarlas, lo que ahorrará mucho esfuerzo, peinando la foca en avance y no permitiendo que deslice hacia atrás.

-Los pasos deben de ser naturales, amplios, a ritmo y distancia acorde con el movimiento, y siempre acompañados de los bastones. Éstos tienen que dar estabilidad y empuje durante el avance, llevándolos coordinados de manera normal, es decir, alternando el brazo y la pierna de apoyo respecto al brazo y pierna de deslizamiento o avance.

En pendientes algo pronunciadas emplearemos el uso de las alzas consiguiendo que la bota (suela) quede lo más horizontal posible para evitar ir hacia detrás. Los pasos serán algo más cortos y los bastones irán menos avanzados respecto al cuerpo para ganar más empuje y estabilidad.

En pendientes muy pronunciadas abandonaremos la línea de máxima pendiente ya que si no la progresión será difícil y podremos perder la capacidad de agarre de las focas. En caso de necesidad intentaremos que los pasos sean cortos, apoyando toda la base de la piel de foca para ganar el máximo rozamiento y agarre, evitando ir sobre los cantos. Los cambios de peso de una pierna a otra se harán con cuidado para no caerse y los bastones se utilizarán por encima de la empuñadura para un mayor empuje. En pendientes con nieve dura precisaremos de la utilización de cuchillas tanto para evitar el deslizamiento lateral como hacia atrás.

Cuando la pendiente es larga trazaremos diagonales sobre ésta, con una inclinación acorde a un buen ritmo de avance y seguridad. Si la nieve no está dura podremos dejar una buena huella utilizando toda la superficie del esquí llevando la pierna al valle con una mayor alza que la del monte. Si por el contrario encontramos nieve dura limitando la superficie del esquí a los cantos, debemos colocar las cuchillas para evitar deslizamientos laterales, teniendo en cuenta que los esquís estarán más próximos perdiendo estabilidad y equilibrio, por lo que el uso adecuado de los bastones será fundamental. En este caso conviene llevar el piolet a mano o bien en la mano del monte a modo de bastón (si estamos en una pala peligrosa) o en un lugar de la mochila de fácil acceso. Se suele colocar entre la espalda y la mochila, sujeto por las correas de porteo, teniendo especial cuidado con la hoja del piolet.

Cuando las diagonales sean largas debemos evitar que la mano que se encuentra al monte permanezca demasiado tiempo por encima del nivel del corazón, dificultando el riego sanguíneo y sucesivamente el enfriamiento del miembro. Esto se evita acortando el bastón, si se puede, o cogiéndolo más abajo si ya está preparado para la travesía o “modificándolo” con una cinta que nos garantice un buen agarre más abajo.

En pendientes muy pronunciadas, donde progresar con los esquís es demasiado difícil, lo mejor es colocar éstos en la mochila, de manera que no nos molesten al caminar o girar. Éstos no se deben mover para evitar posibles desequilibrios durante la marcha o que nos puedan golpear. En este tipo de pendientes es imprescindible llevar un piolet a mano ya que en caso de caída es lo único que nos parará, y si la nieve está muy dura o hay placas de hielo utilizaremos los crampones para el avance con seguridad. Esto es algo muy común cuando cambiamos de laderas donde no da el sol o los días son muy fríos, por lo que la planificación del recorrido de la ruta es muy importante.

Giros o cambios de dirección

En zonas sin pendiente, o con poca inclinación, lo normal es realizar el giro en estrella, es decir, dar pasos divergentes de unos 20º hasta alcanzar la nueva dirección empezando por el esquí interior al giro y siendo acompañado por el otro. Debemos ir realizando las cargas adecuadas y equilibradas de nuestro cuerpo durante el giro, que en ocasiones consistirá en pivotar en el mismo lugar, y en otras, la mayoría de las veces, en hacerlo durante la progresión.

Si por el contrario nos encontramos un obstáculo que no hemos sido capaces de anticipar, daremos una vuelta progresiva o giro convergente. Esta es algo más complicada debido al arrastre de las colas del esquí que generalmente emplean los esquiadores noveles, ya que una vez que dominas la vuelta María esta es la técnica de giro que emplearías en este caso. Cuando hay mayor pendiente, la técnica que más se emplea, por comodidad y sobre todo por seguridad, es la vuelta María. Esta técnica es imprescindible dominarla y practicarla antes de salir de travesía, ya que si no correremos el peligro de caer en los cambios de dirección, convirtiendo la ascensión en un calvario.

Cómo ejecutar la vuelta María de cara al monte (ver secuencia).

1. Lo primero que tenemos que hacer es colocar el esquí que se encuentra hacia el valle lo más estable posible evitando su deslizamiento. Esto se consigue colocando el esquí perpendicular a la línea de máxima pendiente. Una vez conseguido esto colocaremos el bastón que se encuentra hacia el monte algo retrasado respecto al cuerpo para que no nos moleste cuando giremos el esquí , el otro bastón nos servirá para garantizar una buena base y equilibrio durante la maniobra.

2. Una vez posicionados cargaremos todo el peso del cuerpo sobre el esquí del valle dejando libre de peso el esquí del monte que giraremos entre 90º y 180º en la nueva dirección o rumbo. Como la fijación está libre del talón y los esquís son largos, debemos dar una patada hacia delante y arriba, con un giro de esquí en el aire colocándolo en la nueva dirección. Debemos intentar que la cola del esquí pase libre sin golpearnos, colocando toda la base del esquí en la nueva dirección.

3. Nos encontramos en la posición más difícil de toda la maniobra, donde debemos cambiar el peso del cuerpo de la pierna del valle a la pierna del monte sin caernos, teniendo en cuenta que ésta se suele encontrar algo más alta que la otra por lo que necesitaremos la ayuda de los bastones. Este cambio tiene que ser firme, rápido y decisivo para no caernos hacia detrás, sin importarnos que el pie y el esquí del valle se queden en el aire.

4. Seguidamente, con la pierna en el aire y estirada hacia detrás para que el esquí no se arrastre, pasaremos la punta cerca de la bota del monte a la vez que giramos el cuerpo para así poner los esquís nuevamente en paralelo. De esta manera también evitamos que el esquí se golpee con el bastón.

Ya estamos colocados en la nueva dirección, donde tan solo tendremos que cambiar el alza de las fijaciones, subiendo la del valle y bajando la del monte, para progresar de manera cómoda y con más seguridad en la próxima vuelta María, ya que siempre tiene menos alza el esquí del monte que es el que se lleva la peor parte en los giros y torsiones de las articulaciones, permitiendo una base algo más estable.

Estas técnicas son indispensables para realizar esquí de travesía, siendo necesario aprender otras complementarias como: la subida en tijeras, subida en escalera, pasó de uno, pasó de patinador, etc.

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