El día que Ricardo Zamora visitó Tenerife y acabó en el calabozo

Ricardo Zamora visitó Tenerife en septiembre de 1925 como portero del Real Madrid.

ACAN

Santa Cruz de Tenerife —

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Ricardo Zamora y Emilio Baudet jamás se enfrentaron sobre un terreno de juego. Y sus equipos, tampoco. Guardametas excepcionales ambos, durante décadas se creó en la Isla una leyenda sobre su 'rivalidad', pero sus enfrentamientos están más cercanos a la imaginación que a la realidad. En los años veinte, ambos fueron símbolos. El primero, en el Barcelona, el Espanyol y en la selección nacional, con la que se consagró en los Juegos Olímpicos de Amberes. Y don Emilio, en el Tenerife, tanto bajo la denominación de Sporting Club como de Club Deportivo, formando un triángulo defensivo irrepetible con los zagueros Manolo Cabrera y Rodríguez Bello.

La fama de Zamora, que con el tiempo también jugaría en el Real Madrid, traspasaba fronteras. Y estaba considerado “el mejor portero del mundo”, aunque en algún lugar neutral en el que vieron jugar a ambos, como en la isla de Madeira, aseguran que el guardameta tinerfeño era más completo. El jueves 10 de septiembre de 1925 estaban citados “para establecer comparaciones” en el recién inaugurado Stadium de la calle San Sebastián, el actual Heliodoro. El choque, previsto para las cuatro y media de la tarde, estaba anunciado como el de “la despedida de Emilio Baudet”. Y eso provocó un lleno absoluto a pesar de “los abusivos precios”: cuatro pesetas la entrada de Tribuna sin asiento, o dos pesetas y media la de General, sin derecho a asiento y sin paso a la grada de preferencia.

Sin embargo, Baudet causó baja esa tarde por una indisposición repentina y el Tenerife formó con: Pascual (ex portero del Barcelona en la temporada 23-24); Cabrera, Rodríguez Bello; Esquivel, Cárdenes, Hardisson; Croissier, Torres, López, Ángel Arocha y Pérez. Antes de iniciarse el choque, Zamora se dirigió al centro del campo y le dio un abrazo a Antonio Torres, delantero local. ¿El motivo? Cuatro días antes, durante el primer Tenerife-Español, lo había noqueado después de que, según cuenta Domingo Rodríguez, “Torres le entrara noblemente para arrebatarle un balón. El gran portero, acaso sorprendido por la falta de respeto de un jugador provinciano, le agredió con un puñetazo”. El árbitro, Arsenio Franquis, no se atrevió a expulsarlo.

Esa misma noche, pese a los incidentes, Zamora acudió al Parque Recreativo junto al zaguero Canals, que era médico. Durante la actuación de las hermanas Garrido, a las que conocía de la noche barcelonesa, salió al escenario a bailar una rumba con las cupletistas. Fue detenido “por alteración del orden público” y debió pagar 150 pesetas de multa para salir del calabozo. La noticia trascendió y tal vez por ello estuvo tan amable en el choque que tenía que servir de homenaje a Baudet. Además de amable, Zamora también estuvo inspirado y permitió que los 'periquitos' se llevaran la victoria (0-1), después de que Mauri marcara al filo del descanso tras llevarse el balón con la mano.

Nadie debe lamentar la ausencia de Baudet en su homenaje... porque no fue su despedida. Portero excepcional, especialista en detener penaltis, aún seguiría jugando un par de años más (incluso como delantero centro) hasta la consolidación definitiva de Gilberto Cayol en la portería del Tenerife.

(*) Capítlo del libro ‘El CD Tenerife en 366 historias. Relatos de un siglo’, del que son autores los periodistas Juan Galarza y Luis Padilla, publicado por AyB Editorial.

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