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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

España en Canarias

La selección española forma en el pabellón Díaz Molina antes del entrenamiento previo al inicio del Torneo Internacional Femenino Puerto de la Cruz con Pons, Ferragut, Cebrián, los técnicos Fernando Merchante y Vicente Rodríguez, Pascua, López, Peláez (de pie); Zurro, Sánchez, García, Mirchandani, Anula, Aguilar, Gallego y Fernández.

Canarias Ahora Deportes

Santa Cruz de Tenerife —

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Canarias se ha acostumbrado durante años a organizar grandes citas baloncestísticas. Así, el Archipiélago ha albergado diferentes fases finales de la Copa del Rey o de la Copa de la Reina –y en su día, año 1972, de la Copa del Generalísimo de categoría femenina– y hasta ha sido sede de algún grupo en los dos campeonatos del mundo de categoría masculina celebrados en nuestro país. Eso sí, en ambos casos, sin la presencia de la selección española.

Así, en 1986, Santa Cruz de Tenerife acogió a Yugoslavia, Canadá, Argentina, Holanda, Nueva Zelanda y Malasia en una cita que será eternamente recordada por el desplante final de Drazen Petrovic a la afición chicharrera. Y en 2014, Las Palmas de Gran Canaria recibió a las selecciones de Lituania, Eslovenia, Australia, México, Angola y Corea del Sur, que juntaron media docena de estrellas NBA en sus filas. Además, el Archipiélago madrugó a la hora de organizar citas que el tiempo hizo tradicionales.

De hecho, en 1960, cuando el baloncesto estaba en pañales en medio país, Canarias ya acogió una de las luego habituales giras de los Harlem Globetrotters; y en 1987 vino un combinado NBA con mitos de la época como Blackman, Wooldridge, Fleming, Robertson o el gigantesco (2,25 metros) Mark Eaton. Y dentro del ámbito femenino también arribó hasta de un campeón universitario USA como las Lady Monarchs de Old Dominion (1985), siempre con Tenerife como sede.

Y las islas también han albergado cursos de entrenadores de primer nivel mundial, clinics de árbitros con eminencias del silbato y muchas fases de ascenso o campeonatos nacionales de las diferentes categorías de base. En este último capítulo nadie olvida la cita que en 1998 juntó a los júniors de oro en el actual Pabellón Quico Cabrera, con exhibiciones de Gasol y Navarro en el Barça, Felipe Reyes en Estudiantes, Cabezas y Berni Rodríguez en Unicaja o Raúl López, Dramec y Vidal en el Joventut.

Además, es obligado citar la presencia de la selección femenina júnior y la medalla de oro lograda por España –con la tinerfeña Laura Herrera como figura– en el Eurobásket sub 18 celebrado en 2006 en La Laguna, experiencia repetida en 2015 en Lanzarote con la sub 20 femenina y la grancanaria Leticia Romero como MVP. Eso sí, las visitas de la selección española a Canarias han sido muy escasas. El combinado masculino, dirigido entonces por Antonio Díaz-Miguel, no visitó el Archipiélago hasta julio de 1990, cuando cayó (68-82) ante la URSS en Las Palmas camino del Mundobásket de Argentina.

Fue un oasis en medio del desierto: España no volvería a Canarias hasta 2009. Lo hizo para medirse a Cuba otra vez en la capital grancanaria, que, más adelante, sería durante años una de las escalas de la llamada gira ÑBA. Justo es decir que Tenerife –que no recibió a España hasta agosto de 2017– también pudo haber visto a la selección nacional en el verano de 1992 con motivo del fallido Torneo V Centenario, que debía contar con la presencia de la selección de Estados Unidos.

Y no era un combinado cualquiera. Ahí estaban Michael Jordan, Magic Johnson, Larry Bird, Karl Malone, Pat Ewing, David Robinson, Charles Barkley, John Stockton... Una huelga promovida por el sindicato de jugadores españoles en protesta por los cupos de extranjeros aprobados por la ACB hizo que Canarias se quedara sin ver al Dream Team. La Federación Española no tuvo culpa de un plantón achacable a los internacionales españoles, que secundaron el paro y se ahorraron así el molesto viaje a Canarias...

Ese plantón y el mal papel de España en los Juegos de Barcelona 92 ayudó a que, al año siguiente, cuando se repitió el torneo con motivo de las Fiestas de Mayo, el Ayuntamiento de Santa Cruz prefiriera invitar a un combinado USA y a las selecciones de Rusia [Bazarevich, Mikhailov, Babkov, Tetisov, Karasev] y Croacia [Petrovic, Vrankovic, Radja, Perasovic, Tabak]. Eso sí, de la visita de la selección femenina a las Islas, pese a la presencia de numerosas jugadoras canarias en sus filas, no había noticias.

De hecho, no las hubo hasta 2001, cuando el combinado nacional femenino por fin visitó el Archipiélago gracias a la insistencia y a las gestiones realizadas por Manuel Hernández Cruz, en su día notable árbitro de baloncesto que en aquel tiempo ejercía como presidente de la Federación Canaria. El Pabellón Miguel Ángel Díaz Molina de Puerto de la Cruz fue el escenario elegido para disputar un torneo que sirvió para inaugurar su nuevo marcador electrónico.

La cita contó con las selecciones de España, Finlandia y Lituania. La internacional tinerfeña Lidia Mirchandani y el seleccionador Vicente Rodríguez ya estuvieron en la presentación oficial del torneo, un acto celebrado en las dependencias de la Oficina de Turismo, en la plaza de Europa, en el que Ernesto Segura de Luna, presidente de la FEB (Federación Española de Baloncesto), destacó “la tradición cestista de Tenerife y el interés demostrado por el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz por acoger este torneo internacional femenino”.

Además, Gregorio Pestana, concejal de Deportes portuense, valoró “la importancia que tiene para Puerto de la Cruz recibir a la selección española femenina” en una cita incluida en los actos de celebración del 350 aniversario de la fundación de la ciudad. Y hay que agradecer que, pese a su carácter amistoso, España se tomara en serio el compromiso. Muy en serio. Aunque también era preciso hacerlo tras pagar durante tres años el fracaso del preeuropeo de Daruvar (Croacia).

La cita croata había dejado a la selección femenina fuera del Eurobásket de Polonia 99... y, por tanto, sin opciones de ir a los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. Aquel tropiezo también le costó el puesto a Manolo Coloma como seleccionador, siendo sustituido por Vicente Rodríguez, que en una fase de preparación de dos años sin grandes citas oficiales se había estrenado clasificando a España para el Campeonato de Europa que iba a disputarse ese mes de septiembre de 2001 en Francia.

Además, el combinado nacional llegaba al Puerto de la Cruz invicto en la era Rodríguez: nueve victorias en nueve partidos, incluyendo algún triunfo de prestigio ante Rusia. Y también lo hacía con novedades en la lista, pues el técnico no había citado a Amaya Valdemoro, estrella del Salamanca Halcón Viajes y fija con Coloma desde hacía seis años. Finalmente, Rodríguez viajó “con 14 jugadoras preseleccionadas”, de las que deberían salir las doce que acudirían un mes más tarde a Francia.

En la relación había cuatro canarias: las grancanarias Rosi Sánchez (Sandra) y Lourdes Peláez (Sandra), así como las tinerfeñas Lidia Mirchandani (Universitari) y Nieves Anula (Ros Casares). Conviene aclarar que la presencia de las dos jugadoras chicharreras no era una deferencia al escenario del torneo. Ambas habían exhibido números antológicos en una soberbia final por el título, resuelta (3-2) a favor del Ros Casares tras cinco partidos con pabellones llenos y aficiones entregadas.

Así, Nieves firmó en los playoffs promedios de 17,3 puntos en 34 minutos de juego, con un 56% de acierto en el triple (23/41), cuatro rebotes, tres asistencias y tres robos. Y Lidia se había ido a los 13,6 puntos en 33 minutos, con un 50% de acierto en el triple (11/22), tres rebotes y 3,3 asistencias. En definitiva, las dos jugadoras tinerfeñas eran piezas muy importantes en los dos finalistas ligueros. Sánchez y Peláez tampoco iban de invitadas y habían llevado al Sandra al quinto puesto en la competición nacional.

Elisa Aguilar, Sandra Gallego, Marta Zurro, Begoña García, Ingrid Pons, Marina Ferragut, Betty Cebrián y Alicia López serían finalmente las ocho jugadoras que acompañarían a las cuatro canarias al Eurobásket de Francia, mientras que se cayeron de la lista definitiva dos joyas que harían carrera con el tiempo: Marta Fernández (19 años) y Luci Pascua (18), quien disputó en el Puerto de la Cruz el primero de los 244 partidos internacionales que jugó con la selección española.

Curiosamente, los dos descartes jugaron la final del torneo portuense contra Lituania, pero no estuvieron en el paseo frente a Finlandia, equipo sin jugadoras interiores que sólo le creó problemas a España cuando Rodríguez jugó con su quinteto titular y dos centers como Ferragut y Cebrián. Eso sí, al descanso (52-19) ya estaba resuelto el choque en un escenario que apenas acogió 400 espectadores, pese a la venta de un abono a 600 pesetas (3,21 euros), que daba derecho a presenciar los tres partidos.

El horario del encuentro, las ocho y media de la tarde, restó público al que fue el primer partido de la selección femenina en Canarias, lo que no dejó buen sabor de boca en la expedición española alojada en el hotel Valle Mar, en la zona de Martiánez. Al día siguiente se confirmaron las previsiones sobre el nivel de la selección finesa, que cayó (62-98) ante Lituania con sólo 150 espectadores en las gradas de un pabellón inaugurado en 1989, pero que ya necesitaba algún retoque. La final fue otra historia.

Mejoró la afluencia de público (600 aficionados) al jugarse un sábado y una hora antes... y mejoró el nivel baloncestístico. Superiores en el rebote, las bálticas llegaron con ventaja al descanso (33-40), hasta que una reacción local, con dos robos de Anula culminados con contragolpes, permitieron a España lograr un margen que parecía definitivo (68-61) a seis minutos del final. No fue así: un par de rebotes ofensivos de Lituania hicieron que se llegara con un 70-70 a dos minutos y medio del final.

En el cara o cruz definitivo, en el que nuevo marcador electrónico instalado para la ocasión dejó de funcionar, la aportación de Mirchandani y la capitana Cebrián permitió a España adjudicarse el choque y llevarse el trofeo en disputa. Fue una brillante  despedida del torneo... que a la vez dio inicio a una prolongada despedida de Canarias de la selección femenina de baloncesto, que no ha vuelto al Archipiélago hasta este verano de 2018. Y no puede decirse que su anterior visita le diera mala suerte.

Así, un mes después de aquella final en Puerto de la Cruz, España volvería a ganar a Lituania. Pero esta vez fue en Le Mans (Francia) y en el partido que le permitía a la selección femenina lograr una medalla de bronce y subirse a un podio continental del que casi no se ha bajado en todo el siglo XXI.

España-Finlandia

España-Finlandia(16/8/2001)

83-44 (52-19 al descanso)

España: 83 (24+28+10+21): Aguilar (3), Anula (7), Peláez (8), Ferragut (9), Cebrian (4) –inicial– Gallego (10), Zurro (11), Pons (14), Mirchandani (5), López (7) y García (5). Entrenador: Vicente Rodríguez. Finlandia: 44 (11+8+15+10): Mahlamäki (7), Lonnberg (3), Kepsu (2), Piipari (8), Roukanoja (7) –inicial– Höök (-), Puustinen (2), Rinta (13), Adler (2) y Puskala. Entrenador: Risto Piipari. Árbitros: Carballo y Aparicio (tinerfeños). Sin eliminados. Incidencias: Díaz Molina, unos 400 espectadores.

España-Lituania

España-Lituania(18/8/2001)

81-76 (33-40 al descanso)

España: 81 (21+12+24+24): Mirchandani (10), Sánchez (8), Fernández (2), Pons (12), Cebrián (20) –inicial– Aguilar (2), Anula (9), Peláez (10), Ferragut (4) y Pascua (4). Entrenador: Vicente Rodríguez. Lituania: 76 (19+21+12+24): Brazdeikyte (10), Berukstiene (10), Baranauskaite (6), Dambrauskaite (7), Vilutyte (14) –inicial– Vadapalaite (5), Briedyte, Abromaite (18), Miklyciute y Sinskiene (6). Entrenador: Algirdas Paulasuskas. Árbitros: Alonso y Pérez (tinerfeños). Eliminada la española Peláez (38’). Incidencias: Díaz Molina, unos 500 espectadores.

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