Leo Rodríguez: La ‘asesina’ de la sonrisa eterna (2014-)

Leonor Rodríguez enseña la medalla de oro lograda con España en 2017 el Eurobásket de la República Checa

Canarias Ahora Deportes

Santa Cruz de Tenerife —

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Biografía

BiografíaLeonor del Pilar Rodríguez Manso (Las Palmas de Gran Canaria, 21-10-1991)

Selección española: 24-5-2013 / en activo (Debut / despedida)

Veces internacional: 62 (55-7 victorias / derrotas)

Puntos: 220

Torneos oficiales:

  • Mundobásket Turquía 14 (Plata)
  • Preolímpico Francia 16 (Clasificada)
  • Juegos Olímpicos Río 16 (Plata)
  • Eurobásket República Checa 17 (Oro)

Inteligencia desde las alturas

Inteligencia desde las alturasNo se fíen de Leo Rodríguez en una cancha de baloncesto. Lleva años asesinando rivales con su cuerpo relativamente diminuto –pues roza los 1,80 metros– y su cara de niña buena. Lo hace con su eterna sonrisa, desde el talento con el que llegó a la élite hace una década, pero también con una capacidad para progresar que le ha llevado a ser mejor jugadora cada año. A un paso de cumplir los 27 años, mantiene la pinta de ser la júnior del equipo, pero no se fíen de ella: el pasado curso fue la líder del Wisla polaco en la Euroliga femenina y cada día tiene más peso en la mejor España de la historia.

Los datos no dejan lugar a la duda. Sin faltar a una cita, Leo Rodríguez firmó promedios de americana en la máxima competición continental: 31,6 minutos por partido, con quince puntos, 3,2 rebotes y 3,1 asistencias por noche, con un 45,7% de acierto en los triples y un 87,1% en los tiros libres. O lo que es lo mismo, fue la octava máxima anotadora de la competición... y la primera entre bases y escoltas. Eso sí, sin perder su cara de niña buena y su eterna sonrisa. Y con varias exhibiciones memorables como la que despachó ante el potente Fenerbahce turco, cuando se fue a los 24 puntos (con 11 de 16 en el tiro), seis rebotes y cuatro asistencias.

“Participar a ese nivel en la Euroliga fue la razón de irme a Polonia. Quería sentirme importante y que se valorara mi juego”, expone Leo, que la próxima campaña podría volver a la Euroliga si el Wisla elimina al Olympiacos (Grecia) en la ronda previa de la competición. Un paso más para una jugadora que con ocho años estaba a las órdenes de Begoña Santana en los equipos de preminibásket del CB Islas Canarias y que ganaría cuatro títulos nacionales [dos como cadete y dos como júnior] en las categorías de formación, cada uno con su historia. Y que además fue fija en todas las selecciones nacionales de base, con las que también se hartó de ganar medallas.

La primera llegó en el verano de 2006 en Kosice (Eslovaquia), cuando logró el oro en el europeo sub 16 al ganar en la final a la República Checa (80-78). Con apenas 14 años, ya estaba integrada en la generación del 90 con elementos como Cristina Ouviña, Marta Xargay o Marta Tudanca. Jugó poco, pero respondió cuando tuvo minutos: once puntos, cinco rebotes, tres asistencias y tres robos ante Estonia. “Tienes ocupado el verano, pero haces lo que más te gusta y entiendo como un privilegio poder representar a tu país. Yo al menos disfruto de ello y no cansa en absoluto. Y si sabes compatibilizar todo, también hay tiempo de divertirse”, apunta.

Un año después repetiría presencia en el europeo sub 16, esta vez en Letonia y como líder de la generación del 91, con las también canarias Patricia Cabrera, Eli Vivas o Farah Suárez. Con promedios de casi 17 puntos, seis rebotes y cinco asistencias llevó a España a la medalla de plata tras caer en la final ante Francia (57-60), pese a la brutal actuación de Leo: 25 puntos, nueve rebotes, cinco asistencias y cinco robos. “Con el tiempo se valoran las medallas de plata, pero siempre es mejor el oro que cualquier premio individual. Me eligieron para el quinteto ideal, pero no estaba contenta. En estos casos, siempre tienes un sentimiento raro”, destaca.

El pan nuestro de cada día se repetiría verano tras verano. Así, salda 2008 con una quinta plaza en el europeo sub 18 de Nitra (Eslovaquia), con promedios de 11,5 puntos para Leo y una inoportuna derrota ante Francia que deja a España sin medallas. Y 2010 concluye con una amarga plata en el europeo sub 20 de Letonia, tras caer en la final ante Rusia (74-75) con una selección en la que Rodríguez, pese a ser un año menor, gana peso. Y en 2011 llega la dulce venganza en Novi Sad (Serbia), con la medalla de oro en el europeo sub 20 en el que España se impone (62-53) en la final a Rusia, otra vez con notable protagonismo para la base grancanaria.

“Al final las vas conociendo. Verano tras verano te mides a las misas jugadoras y algo de rivalidad en la cancha se crea, pues los equipos cambian poco de un año a otro y te sueles jugar las medallas contra los mismos países, por lo que hay selecciones a las que siempre les tienes más ganas”, explica Leo, quien asegura que “como profesional es distinto, pues a estas alturas es normal que alguna compañera de equipo sea rival a nivel de selección”. Además, afirma que, pese a tanto viaje, “hay poco tiempo de hacer turismo, aunque el poco que tienes para visitar algo, tratas de aprovecharlo”. “Sabemos que vamos a jugar al baloncesto”, zanja.

¿Nos olvidamos de 2009 en este repaso? Pues no, pero merece párrafo aparte porque hubo sesión doble: en julio, medalla de oro en el europeo sub 18 de Suecia, con liderazgo durante el torneo de Leo (15,3 puntos de promedio), venganza en la final ante Francia (64-54) y nueva exhibición de la base canaria en la cita decisiva: 22 puntos (con 9/16 en el tiro), cuatro rebotes y tres asistencias. Todo, en una selección a la que ya se asomaban Mariona Ortiz, Queralt Casas o Laura Gil, compartiendo oro con sus paisanas Patricia Cabrera y Eli Vivas. “Ganar a esas edades es diferente. Son compañeras y amigas con las que compartes muchas cosas”, sentencia.

Dos semanas después, Leo se fue al Mundial sub 19 de Bangkok (Tailandia). Y no acudió de paseo: junto a Marta Xargay, lideró con casi doce puntos y más de tres rebotes por partido el grupo que conquistó la medalla de plata tras lograr ocho victorias seguidas ¡incluyendo una en el debut ante los Estados Unidos! En la final, las americanas –lideradas por Nneka Ogwumike, actual estrella de Los Ángeles Sparks de la WNBA– no se dejaron sorprender pese a la habitual exhibición de Leo en las citas decisivas: 21 puntos, cuatro rebotes, dos asistencias... “Si es difícil ganarles una vez, hacerlo dos veces es muy complicado”, sentencia.

En todo caso, Rodríguez cree que “aquellos Estados Unidos eran ganables. Cuando pierdes con las americanas en la final te sueles ir con una plata que sabe a oro, pero ese año no fue así”. Eso sí, valora la importancia de jugar finales, “porque adquieres una experiencia de verte en zonas de máxima exigencia que luego te ayudan cuando vuelves a afrontar partidos similares”. “Ya has vivido esa situación y tienes más confianza que otras selecciones”, agrega la escolta grancanaria, que para entonces ya había disputado dos temporadas completas en la Liga Femenina con el llamado La Caja de Canarias, jugando en ambos cursos competición europea.

Además, había tenido la oportunidad de compartir vestuario con veteranas como Eva Montesdeoca, Rosi Sánchez o Lidia Mirchandani. “Jugar en Primera División es especial y más con gente a las que has visto en el Centro Insular cuando eras niña”, comenta Rodríguez, quien, con muchos minutos en su equipo y plaza fija en las categorías de base de la selección española, dio un giro a su vida en ese verano de 2009. Con apenas 17 años, aceptó la oferta de Florida State para militar durante cuatro temporadas en las seminoles y completar sus estudios de Nutrición Humana y Dietética, aunque estuvo los seis primeros meses sin jugar por entenderse que había sido profesional.

“Era el momento de irse y la verdad es que estoy muy contenta de haber tomado esa decisión. La experiencia fue magnífica y creo que me permitió crecer a nivel personal y profesional, además de que pude conocer otra cultura, otro idioma... Te permite madurar en todos los sentidos”, explica Rodríguez, que durante esos veranos mantuvo su contacto con la selección española. Y cuando no hubo competición oficial a nivel de selección, porque España no se clasificó para los Juegos Olímpicos de Londres 2012, “participé en un Mundial de 3x3”. “Desde que tengo 14 años he tenido todos los veranos ocupados con España”, bromea.

El debut con la selección absoluta llegó con 21 años, en la primavera de 2013, durante la fase de preparación del Eurobásket de Francia 2013, al que finalmente no acudió. Participó en los amistosos previos, pero se cayó de una lista en la que, por última vez, entraron las veteranas Amaya Valdemoro y Elisa Aguilar. “Me lo tomé como un paso más en mi crecimiento, siendo consciente de que ya era importante estar ahí y de que para llegar a lo más alto hay que ir poco a poco y no siempre se logra a la primera”, afirma Leo, que en ese verano de 2013 regresó a España para jugar durante tres temporadas en el Perfumerías Avenida

Un título liguero, dos subcampeonatos, dos ediciones de la Copa de la Reina y otras dos supercopas de España resumen el balance de los tres cursos de Leo en Salamanca, donde el equipo compitió a buen nivel en Europa, aunque sin opciones de éxito final. Además, Rodríguez compartió vestuario con algunas de las habituales de la selección española, donde se hizo un hueco en un verano de 2014. ¿El resultado? Una medalla de plata en el Mundobásket de Turquía, con cinco victorias y una derrota lógica en la final ante los Estados Unidos (77-64) de Brittney Griner, Diana Taurasi, Maya Moore, Tina Charles o Nneka Ogwumike.

La base canaria apenas jugó 16 minutos en todo el campeonato, con un tope encestador de cuatro puntos ante Japón, pero valora la cita como “un premio, por ser mi primer gran torneo con la selección absoluta”. “Y además, con el colofón de ser plata en un Mundial, que era la máxima aspiración real jugando contra aquella selección de Estados Unidos en la final”, agrega Rodríguez, que cuatro años después y en Tenerife espera repetir experiencia con un un combinado que “aspira a lo máximo, sin ninguna presión y con la ilusión que supone poder jugar en casa después de tantos años jugando y ganando cosas importantes en otros países”.

“Ahora nos toca disfrutar en casa, con nuestra gente, con su apoyo desde la grada, que seguro que nos ayudará”, sentencia una jugadora que sólo ve “ventajas” en el hecho de ser el equipo anfitrión. “Jugar cerca de casa es un regalo para cualquier deportista y, para mí personalmente, si al final estoy seleccionada, el que me pueda ver mi familia es un motivo de ilusión máxima”, apunta Rodríguez, quien, en todo caso, también espera que la celebración del Mundobásket 2018 en Tenerife sirva para potenciar el baloncesto femenino en las Islas. “Un acontecimiento de este nivel siempre genera afición y hay que aprovecharlo”, recalca.

Además, Leo llega a la cita tinerfeña en su mejor momento, avalada por sus números en el Wisla. Aunque antes de iniciar su aventura en Polonia, también completó un curso notable en el Uni Girona 16-17, subcampeón de liga y Copa de la Reina con 11,5 puntos, 4,1 rebotes y 2,4 asistencias por partido de la exterior grancanaria. El premio fue acudir al Eurobásket 2017 de la República Checa, donde España logró el título... después de que Rodríguez se quedara fuera de la cita celebrada en 2015 en Hungría y Rumanía. “No fue un drama. Todo tiene su proceso y en España se quedan fuera jugadoras que serían titulares en otras selecciones”, zanja.

En medio de esos dos torneos continentales, Leo también participó de la plata olímpica de Río 2016. “Nada tiene comparación con unos Juegos. Para un deportista es su máxima ilusión, un sueño que voy a poder disfrutar toda mi vida. Estar en la ceremonia de apertura ya era maravilloso... y encima lograr una medalla de plata es algo que nunca se nos va a poder olvidar”, explica una jugadora que en Brasil se lució cuando tuvo minutos [12 puntos a Senegal en 14 minutos], como lo había hecho en el Preolímpico de Francia contra Venezuela: 24 puntos, cinco rebotes, tres asistencias y dos robos en apenas 25 minutos.

“Esta generación hay que aprovecharla. Estamos mal acostumbrados y creo que todo lo que está haciendo España estos años se valorará más con el tiempo”, agrega una base con cada vez mayor protagonismo con la selección y que podría tener el Mundobásket 2018 como escenario de su explosión definitiva. Eso sí, seguirá asesinando rivales con su cara de niña buena, su eterna sonrisa y la pinta de ser la júnior del equipo.

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