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El entrenador grancanario Miguel Ángel Ramírez hace historia: campeón de la Copa Sudamericana

Miguel Ángel Ramírez, a la derecha, en la rueda de prensa tras la final, junto al futbolista del Independiente del Valle Pellerano. (CONMEBOL)

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Miguel Ángel Ramírez (Las Palmas de Gran Canaria, 1984) ha ingresado este sábado, por méritos propios, en un selecto club del que forman parte nombres tan célebres como los de Alfio Basile, Jorge Sampaoli o Marcelo el muñeco Gallardo, técnicos todos ellos que se coronaron campeones de la Copa Sudamericana, el segundo torneo internacional más prestigioso del continente. Es, además, el primer entrenador europeo que lo logra desde que se creara la competición, en el año 2002. Y lo ha hecho en su primera experiencia en el fútbol profesional y con un club modesto, el Independiente del Valle ecuatoriano, que suma su primer entorchado internacional en sus 61 años de historia.

A más de 7.000 kilómetros de su casa y con algunos de sus familiares apoyándole con una bandera canaria tras un área acristalada a pie de campo, Ramírez se ha consagrado en la final disputada este sábado en el Estadio General Pablo Rojas de Asunción, capital de Paraguay, ante el Colón de Santa Fe argentino. En apenas siete meses, el entrenador grancanario ha pasado de asumir de forma interina el banquillo del Independiente del Valle tras la salida del anterior director técnico, el también español Ismael Rescalvo, a llevar al equipo a lo más alto del fútbol sudamericano y a obtener pasaje directo a la competición más prestigiosa del continente para la próxima temporada, la Copa Libertadores.

La gesta no ha estado exenta de sufrimiento. Tras unos primeros compases de tanteo e imprecisiones, el Independiente del Valle encontró el camino del gol a balón parado, a través de un remate de cabeza de su central Luis Fernando León en el minuto 24. El intenso aguacero que caía sobre la capital paraguaya obligó a suspender el encuentro cuando apenas había transcurrido media hora de juego. La final se detuvo por espacio de una hora mientras los operarios se afanaban en achicar agua en un terreno de juego que había quedado impracticable.

Al regreso de los vestuarios, el conjunto ecuatoriano encarriló la final con un contragolpe que culminó el joven extremo John Jairo Sánchez. Corría el minuto 42 y el Independiente del Valle imponía su estilo de juego vistoso y de posesión sobre el estilo rudo de Colón de Santa Fe. Los argentinos iban a tener su oportunidad, sin embargo, tras el descanso, después de que el árbitro brasileño Raphael Claus, con la ayuda del VAR, pitara un discutido penalti que la estrella de los rojinegros, Luis Miguel el pulga Rodríguez, no supo materializar.

El equipo de Miguel Ángel Ramírez controló el partido en todas sus fases e incluso tuvo opciones de ampliar el marcador. Sin embargo, un saque de esquina en el último minuto del tiempo reglamentario permitió a Colón recortar distancias. Emanuel Olivera puso el 2-1 en el minuto 89 y la emoción en las postrimerías de un encuentro en el que se añadieron siete minutos. Con el conjunto argentino a la desesperada en busca de un heroico empate, el Independiente del Valle dio la puntilla en el 96 con otra contra que completó el colombiano Cristian Dájome, el futbolista más habilidoso de los ecuatorianos, un auténtico quebradero de cabeza para la defensa rival.

Con el pitido final, llegó la euforia. Los jugadores del Independiente, un plantel formado eminentemente por jugadores jóvenes y de cantera, mantearon a Miguel Ángel Ramírez, un entrenador que ya ha forjado su nombre en la historia del fútbol ecuatoriano y sudamericano tras su paso por las canteras de la Unión Deportiva Las Palmas y del Club Deportivo Alavés y por la academia Aspire de Qatar.

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