Silva, Mújica, Molowny y Cabrera, el cuarteto que marcó el camino de vuelta a Valerón y Vitolo

Silva y Mujica en la UD.

Rafael González Morera

Las Palmas de Gran Canaria —

Ahora que grandes jugadores canarios de esta época, como son los casos de Valerón, Vitolo y el esporádico de Jesé, están volviendo a la Unión Deportiva, y vamos a ver si también retorna David Silva (¡qué ilusión!) después de sus periplos en otros equipos del fútbol nacional y extranjero, me ha venido a la memoria que hace sesenta años, cuatro “emigrantes” canarios, Silva y Mújica del Atlético de Madrid, Luis Molowny y Miguel Cabrera del Real Madrid, se vistieron de amarillo por primera vez en su retorno a Gran Canaria, porque cuando se fueron a la Península no se había fundado la Unión Deportiva Las Palmas.

También otro jugador canario, Juan Rodríguez Gallardo, que jugó en el Real Madrid en 1946/48, llegó a jugar en la Unión Deportiva en 1954, después de su paso por el equipo merengue. Alfonso Silva y Rafael Mujica salieron del Club Victoria para el conjunto colchonero, y Luis Molowny y Miguel Cabrera del Marino para el equipo merengue.

Cabrera fue el primero del cuarteto en formar parte de la plantilla amarilla, en la temporada 1955-56, y coincidió con Mujica en la siguiente temporada 56-57, y Silva a mediados de ese ciclo liguero, y el último como jugador/entrenador, Luis Molowny fichó en 1957-58. Miguel Cabrera fue el que menos jugó, porque venía “tocado” de una seria lesión cuando estaba en el Real Madrid, pero llegó a formar en varios encuentros en una delantera compuesta por Atienza, Vázquez, Ricardo, Peña y Cabrera, y debutó frente al Real Jaén el 9 de septiembre de 1956, con victoria de los amarillos por 2-0, y Miguel Cabrera consiguió el “gol del debutante”, y el otro lo marco Juanito Vázquez. De la temporada 1957-58 recuerdo un inolvidable partido contra el Atlético de Madrid con Silva y Mujica ya vestidos de amarillos, que ganó Las Palmas por 3-0. Cosas mayores.

Fue el 9 de febrero de 1958 y  lo vi en la grada curva, a donde iba ya con mi pandilla del Club Victoria, José Domingo Morales (en paz descanse), Paulino Jorge, José Juan Cardoso, José Ayala, César Correa, Hilario Gómez, Bartolomé Dominguez, y otros, que bocadillos en ristre y alguna que otra cerveza sin que se enteraran los padres ni el portero del Estadio Insular al pasarla clandestinamente, afrontábamos los calores de aquellos encuentros a las cinco de la tarde, que incluso en febrero si hacia buen sol te achicharrabas.

La Unión Deportiva jugó en aquella ocasión con Pepín; Pantaleón II, Mújica, Beneyto; Torres, Naranjo; Felo, Vázquez, Larraz, Silva y Macario. En el Atletíco de Madrid, otro canario, el palmero Miguel González, Verde que había sido jugador amarillo, el meta Pazos, Agustín, entre otros excelentes jugadores. Pero Las Palmas tuvo una tarde inspirada, y Alfonso Silva consiguió abrir el marcador a los 29 minutos en una buena combinación trenzada con Larraz, y en el segundo tiempo Felo conseguiría los otros dos tantos, el primero a pase de Silva, hoy dia asistencia, y el segundo personal y tercero del partido en una jugada con Vázquez. Delirio, gran entusiasmo en el Insular, y muchos aficionados hablaban después del encuentro que “había sido una venganza de Mújica y Silva”, porque los dos salieron del Atlético de Madrid peleados con su presidente, el canario Luis Benitez de Lugo y Ascanio, marqués de la Florida, que tenía fama de ser un fascista y muy prepotente. El primero que tropezó con Luis Benítez fue Rafael Mújica, que no se dejaba avasallar por nadie, y poco más tarde Alfonso Silva también abandonó al equipo colchonero.

Enorme victoria de los amarillos, que habían comenzado la temporada goleando al Valencia, y fiestón por todo lo alto después del partido en el Club Victoria, en donde estaba mi padre con los amigos de la Transmediterránea y del barrio, y nosotros los pibes tomando baya/baya y nik porque no era cosa de recibir un coscorrón de los progenitores si nos apuntábamos a las cervezas. Un resultado inolvidable también fue el empate conseguido frente al Real Madrid en el Insular a cero goles. Se disputó el encuentro el 10 de octubre de 1957, y por la Unión Deportiva se alinearon: Pepín; Pantaleón II, Mújica, Beneyto; Torres, Naranjo; Paquillo, Ricardo Costa, Padrón, Villar y Macario. Por el Real Madrid jugaron: Domínguez; Atienza II, Marquitos, Lesmes II; Santisteban, Zárraga; Kopa, Marsal, Di Stéfano, Rial y Gento. Un excelente encuentro de los amarillos, que con un poco más de acierto en el remate a la portería merengue, pudieron ganar al menos por uno a cero. La fabulosa delantera del equipo merengue hizo un gran partido, pero especialmente Mújica y Naranjo estuvieron inconmensurables en la contención. Macario, Padrón y Paquillo tuvieron oportunidades clarísimas de gol, y Pepín hizo un encuentro soberbio, parando dos tiros a Di Stefano que llevaban mucho veneno, y otro al francés Kopa muy peligroso.

Recuerdo también el debut de Luis Molowny en el Insular como jugador/entrenador, después de su brillante paso por el Real Madrid. Fue el 22 de diciembre de 1957 frente al Sevilla y ganó la Unión Deportiva por 4-1, con un partidazo del “Mangas”, que marcó incluso un gol, y los otros tres los hicieron Vázquez, Macario y Torres de penalti. El tanto sevillista lo consiguió Arsenio Iglesias, años más tarde un buen entrenador. 

Esa temporada la había comenzado en el banquillo José Ignacio Urbieta, que fue destituido al empatar con el Sporting de Gijón en el Insular a cero goles, y Luis Molowny lo sustituyó en la jornada 12, jugando contra el Granada en Los Cármenes, perdiendo el conjunto canario nada menos que por 4-0. Pero al menos Molowny consiguió la permanencia, y además Las Palmas estuvo a punto de empatar con el Real Madrid en el Bernabéu, en un excelente choque en el cual además comenzó marcando Larráz en el minuto 36, para luego Paco Gento en el segundo tiempo hacerle dos goles casi seguidos a Pepín.

Luis no coincidió con Alfonso en ningún encuentro de los tres que jugó vistiendo de amarillo y con Mújica sólo en uno, como jugador/entrenador sus participaciones fueron contra Sevilla y Español en el Insular con victorias amarillas, y en Valencia, en donde se perdió claramente por 4-1.  Se comentaba que le tenía un poco de ojeriza a los “colchoneros”, pero creo que no es verdad, se llevaban bien, incluso Rafael le gastaba bromas dado su carácter más extrovertido, y le decía “merenguito” en plan broma.

Con Mújica tengo una anécdota personal inolvidable, frecuentaba casi todos los días el Victoria y la sala de fiesta Costabella, en los bajos del club victorista, y ya cuando me puse pantalones largos intentaba entrar al dancing pero el portero era inflexible. Hasta que un buen día Mújica le dijo al portero que me dejara pasar, y pronto me vi bailando con una guiri sueca ante el asombro del pianista y cantante Rafael Carlos Cordero, amigo de mi padre y que sabía la edad que tenía más o menos. Mis amigos se morían de envidia cuando entraba con Rafael al Costabella. Con Mújica, más extrovertido, hice más amistad que con Silva, más serio y distante, aunque años más tarde le hice varias entrevistas ya retirado y congeniamos mucho y me contaba cosas de Kostanz, Suiza, en donde estaba residiendo con su esposa.

De otro partido de esa temporada que tengo un especial recuerdo fue el que jugó el conjunto grancanario frente al Sevilla en el Insular en encuentro de Copa de España, con victoria aplastante por 5-0. Fue el 18 de mayo de 1958, y en esa oportunidad jugaron Pepín; Pantaleón II, Mújica, Beneyto; Torres, Villar; Paquillo, Felo, Larraz, Silva y Macario. Tarde gloriosa de Alfonso Silva, que marcó tres goles y pudo hacer un par de ellos más, una gran exhibición futbolística de Alfonso, de creación y de ejecución, los otros dos tantos los consiguieron Torres y Larraz. Los Campanal, Domenech, Pepillo, Arza, y el portero De Pablos, no pudieron ese día con el gran juego desplegado por los canarios.

En el partido de vuelta en Nervión se perdió por 2-0, pero la renta de cinco goles determinó que el conjunto amarillo siguiera en el torneo del KO, aunque en la siguiente eliminatoria cayó frente al Athletic de Bilbao. Al final de esa temporada se consiguió quedar en el puesto once, de dieciséis equipos, por encima de Sporting de Gijón, Granada, Real Zaragoza, Valladolid y Jaén, descendiendo los dos últimos a Segunda División.

En la temporada siguiente 1958-59, aunque Cecilio López Pérez, nuevo presidente de la UD que había sustituido a Ramón Naranjo Hermosilla, le ofreció a Luis Molowny seguir al frente del equipo, este declinó el ofrecimiento porque estaba muy atareado con su Estación de Gasolina, “la gasolinera de Molowny”, ubicada frente a la Clínica de Santa Catalina, y además porque había hecho unas inversiones importantes, incluso con la compra de terrenos en la zona de Playa del Inglés, que unos años más tarde comenzaría su construcción cuando el turismo “emigró” de la playa de Las Canteras al Sur.

Con respecto a Cecilio López hay una anécdota que se hizo famosa en toda la ciudad, Rafael Mújica tenía una amiga guapísima, Pinona, y el presidente amarillo la empezó a acosar y a intentar flirtear con ella, y un día en el Náutico ambos tuvieron una fuerte discusión, y Mújica le arreó un puñetazo a Cecilio López que le dejó KO. Fue la última temporada de Rafael con la UD. Por entonces se hizo cargo del equipo Baltasar Albeniz, que fue cesado en la jornada 19, relevándolo el canario Jesús Navarro Mazzoti, médico odontólogo, que al final salvaría del descenso en la promoción que jugó contra el Levante, ganando Las Palmas en Valencia por 1-2, y empatando en el partido de vuelta en el Insular a un gol.

No les cuento nada el susto que pasamos, comenzó marcando el Levante por mediación de Llona, todos con el alma en vilo y dejaba la eliminatoria empatada y ya se mascaba la prórroga cuando Macario conseguía el tanto del empate que dejaba al equipillo en Primera División, con gran algarabía en el Estadio Insular, y ya se pueden imaginar la alegría de mi pandilla del Club Victoria celebrando la permanencia. Para el recuerdo, en esa ocasión contra el Levante en el partido de casa jugaron. Pepín; Pantaleón, Beltrán, Marcial; Torres, Naranjo; Larráz, Parodi, De Mola, Vìllar y Macario. Fue quizá una premonición, porque en la temporada 1959-60 se consumaba el descenso del equipo, con Marcel Domingo en el banquillo, y con Luis Molowny de nuevo sustituyendo a un entrenador que comenzó esa Liga, pero que fue un verdadero desastre el mister francés. Pese a todos los esfuerzos, en esta oportunidad Molowny no consiguió la permanencia, y de nuevo Las Palmas pasó cuatro temporadas en Segunda División hasta el ascenso de Abarán en 1964 con Vicente Dauder en el banquillo. Tres jugadores de relieve fueron traspasados por esa época a raíz del descenso de categoría, Felo y Pantaleón II, al Real Madrid, y Pepín al Betis de Sevilla. Pero esa es otra historia.

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