Los errores vuelven a castigar a Las Palmas

Partido de Copa del Rey entre la UD Las Palmas y el Valencia CF (Alejandro Ramos).

Iván Alejandro Hernández

Hay veces, tanto en la vida como en el fútbol, que un sólo error puede condenar todas las buenas actuaciones que se puedan haber realizado, sin dejar ningún recodo a la redención o a alguna posibilidad de resarcirse.

Los amarillos pusieron el juego con su fútbol de posesión, asumiendo los riesgos que conlleva. Esta vez la UD tenía enfrente a un Valencia no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de estar en semifinales para resarcirse de la mala temporada que vienen realizando.

Un Valencia serio, sin a penas dejar concesiones en su zaga, supo aprovechar el regalo de Culio en el minuto 19 de juego, quien quiso mantener la pelota en sus pies mientras el equipo ché estaba volcado al ataque.

La pelota le duró al argentino el tiempo necesario para perderlo y los visitantes castigaron el error con el gol que eliminó a los de Setién.

Si habían escasas posibilidades ante un rival de mayor envergadura que la UD Las Palmas, los errores en la circulación de la pelota en campo propio ante la presión del rival las disminuyeron aún más.

Es el riesgo que lleva consigo el estilo de juego del técnico cántabro, a lo que se suma la lacra de las lesiones, que obliga a alinear a jugadores que no casan con la posesión y el toque rápido de pelota.

A partir del gol, el público comenzó a silbar a Culio cada vez que tocaba la pelota. La afición es soberana y es consciente de que el futbolista argentino ya ha cometido varias pérdidas de balón importantes a lo largo de la temporada.

En lo que restó de partido, Las Palmas no se rindió ni bajó los brazos. Buscó con ahínco la portería contraria con una actitud irreprochable.

A pesar de las pitadas, Culio mantuvo la cabeza fría y, aunque siguió perdiendo balones, contribuyó con un centro a Momo a generar la ocasión más clara de los amarillos, que tuvo que desviar Ryan con un paradón. El argentino cometió el error, pero luchó hasta el final junto a todo el equipo.

Algo que no fue suficiente para remendar el error. Los amarillos se despiden de la Copa rozando las semifinales y con ella, la posibilidad de volver a hacer historia diecinueve años después.

Un mal menor si se tiene en cuenta que el objetivo real de la UD es mantenerse en Primera y desde ahora sólo tendrá esa tarea en mente. Si la consigue, quizá en la temporada siguiente Las Palmas pueda soñar con llegar más lejos y encontrar la redención que se le ha negado ante el Valencia.

Ahora sólo toca pensar en el domingo que viene. El Celta visita el Estadio de Gran Canaria y la UD quiere salir descenso.

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