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El Tenerife regresa a la calma con una faena de mérito ante el Alavés

El Tenerife tomó aire y tres puntos con un partido en el que fue mejor que el Alavés en todo, pero pudo empatar en la última jugada con un tiro a pie cambiado de Javi López que se encontró el poste. Habría sido un empate hiriente e inmerecido porque los de Ramis pusieron más fútbol y dinamismo que los babazorros, a los que un gol inverosímil de Sylla muriendo el partido (m.81) les dio una opción para evitar la derrota.

Al cabo, los aciertos de Teto y Enric Gallego –redimiéndose el delantero del penalti fallado en el primer acto– premiaron otro buen partido de los blanquiazules, dominadores del medio juego como contra el Oviedo, pero este miércoles con la letalidad que les faltó una semana atrás.

Como entonces, la victoria del Tenerife solo puede entenderse desde un sentido coral. En el once de Ramis no desafinó nadie, rozando los centrales lo impecable, y eso le permitió atacar un guion complejo –enfrente un Glorioso que llegaba cólider, llamado al ascenso por la vía rápida por más que las bajas de Alkain, Salva Sevilla y Abqar le condicionaran– en el que Aitor Sanz y Javi Alonso fueron creciendo para ningunear la salida jugada en lo que Waldo y Nacho explotaban el flanco izquierdo e Iván Romero volvía a exhibir su capacidad para sacar fruto de cualquier pelota llovida.

El partido del delantero sevillano fue otra vez sobresaliente, antes para turnarse con Gallego en las caídas al área o los controles para dar una opción de llegada en carrera o de simple pausa, luego –ya en ventaja los blanquiazules, pero desatados buscando el segundo gol– finalizando una contra a campo abierto con una conducción orientándose a la frontal que le permitió un remate devuelto por el palo corto de Sivera. Gallego, que estaba donde debía, cazó el rechace y no perdonó el 2-0.

El Tenerife había llegado a la pausa con premio a sus méritos. Tiró la presión lo justo para defender cerquita de Moya y Benavídez, barrió todo lo que se le puso franco para armar la vuelta eléctrica por dentro y descubrió por las bandas la poca querencia a correr hacia atrás de los extremos del Alavés. A Nacho le encimaron entre poco y nada –a Mellot por el estilo– y se encontraron los de Ramis con el camino expedito para buscar los remates de Romero y Gallego.

Con todo, la más clara la tuvo primero Teto (m.12) con un remate llegando desde la segunda línea, tras una contra conducida por Romero, que no cogió puerta. Pero perseveró el Tenerife su propuesta en lo que comprobaba la fragilidad del Alavés cuando le caían en ventaja. En una de esas (m.31), Gallego fue derribado por Maras en un penalti claro que marró tirándolo al medio y sin Sivera vencido.

Y ni así se achicó el Tenerife ni se achantó Gallego buscando la suya, un remate pifiado en el área que mutó en asistencia para Teto. El chico también se redimió con la definición, un tiro cruzado con poco ángulo imposible para el portero. Acertó donde y como más le gusta, un zarpazo de primeras en llegada, una suerte que domina como pocos en este equipo.

Con el resultado decantado y el Alavés inoperante, los cambios no le dieron al Tenerife otra marcha, pero andaba el partido tan plácido que la parroquia no le tuvo en cuenta a Shashoua su intrascendencia –no le asoma al inglés ningún arranque eléctrico, ni una asociación fructífera– ni a Elady el lío que se hace con la toma de decisiones: cuando debe tocarla de primeras se le cae del bolsillo un regate de más y cuando debe esconderla le quema el balón.

Ramis le dio también veinte minutos a Corredera para madurar su reaparición como actor principal. Tiró al catalán por Teto a la banda derecha y cumplió, más tratando de ensuciar las subidas de Javi López –la decisión más rentable de García Plaza junto a los ingresos de Guridi y Sylla– que proyectado en ataque, donde el Tenerife trató de acomodarse para cogerle otra vuelta al Alavés.

Solo sería con el partido en modo taquicárdico por el gol que se encontró Sylla tras un tiro que tapó Sipcic lo justo para que el rebote tomara una parábola inverosímil, tanto que a Soriano le cayó del cielo una bomba que se le coló tras su cabeza en lo que trataba de calcular la caída exacta.

En la fase agónica (m.90 y siete de prolongación adicionales), Elady volvió a elegir mal. Condujo y condujo la enésima vuelta en ventaja de los suyos y a la hora de definir encarando a Sivera optó por un remate de aquella manera en lo que Gallego se desesperaba, sin marca, por una prolongación que no le llegó.

Para entonces, el Alavés ya había renunciado al juego a la corta y solo adivinaba una vía para hacer daño con el recurso al balón parado o la segunda jugada. La tuvo, como se dijo, Javi López, pero su tiro desde fuera del área se coló entre una selva de piernas hasta tropezar en el poste izquierdo de Soriano. Hasta admitiendo que los méritos no computan en el marcador, habría tenido guasa el premio del empate para el Glorioso, tan lejos esta noche de la superioridad que se le suponía.

(2) CD TENERIFE: Soriano; Mellot (Aitor Buñuel, m.46), Sergio, Sipcic, Nacho; Teto (Elady, m.62), Aitor Sanz, Javi Alonso (Larrea, m.84), Waldo (Álex Corredera, m.72); Iván Romero (Shashoua, m.62) y Enric Gallego.

(1) DEPORTIVO ALAVÉS: Sivera; Tenaglia, Maras (Laguardia, m.46), Sedlar, Duarte; Tony Moya, Benavídez (Guridi, m.59); Jason (Javi López, m.59), Luis Rioja, Rober González (Rebbach, m.72); y Hara (Sylla, m.72).

GOLES: 1-0, m.38: Teto. 2-0, m.50: Enric Gallego. 2-1, m.81: Sylla.

ÁRBITRO: Adrián Cordero Vega (Comité Cántabro). Amonestó a Mellot (m.44), Nacho (m.84) y Enric Gallego (m.90+6) y a los visitantes Maras (m.31) y Toni Moya (m.78).

INCIDENCIAS: Partido de la decimonovena jornada de LaLiga SmartBank 22-23 disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 6.794 espectadores. Último partido como local antes del final del mandato de Miguel Concepción como presidente del CD Tenerife y encuentro centenario de Luis Miguel Ramis como entrenador blanquiazul.