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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Ona Carbonell enamora en el solo

La nadadora española Ona Carbonel, durante su participación en la final de la rutina libre de solo. EFE/Angel Medina G.
Las Palmas de Gran Canaria —

Al ritmo seductor de Padam, Padam, de la cantante francesa Edith Piaf, la española Ona Carbonell convenció este sábado a los jueces de que era ella la merecedora de la medalla de oro en la final de solo libre.

En la quinta prueba de las Series Mundiales de natación sincronizada, disputada en el Club Natación Metropole de Las Palmas de Gran Canaria, la barcelonesa volvió a revelarse como una de las mejores solistas del mundo.

Aunque a la cita, perteneciente al novedoso circuito promovido por la FINA, no acudieron potencias como Rusia o Japón, la presencia de Ona Carbonell en el cartel fue un reclamo suficiente para que las gradas se llenaran. La española no defraudó.

Para su rutina libre eligió una versión de la alemana Ute Lemper del tema de Edith Piaf Padam, Padam.

“Es una historia de amor, que he coreografiado junto a la francesa Virginie Dedieu -su ídolo de infancia-, Andrea Fuentes -su compañera en el dúo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012- y Esther Jaumà -su entrenadora-”, explicó a EFE Ona Carbonell.

Hace unos meses, en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, Ona Carbonell y el cuerpo técnico de la Real Federación Española de Natación asumieron que era el momento de construir una nueva rutina acorde al nuevo estatus adquirido por la catalana.

En efecto, desde el cuerpo técnico apuntan que Ona “ha alcanzado su madurez, sobre todo, a nivel artístico”. “Técnicamente, su crecimiento está siendo espectacular. A nivel de expresión y a nivel dramático continúa mejorando. Domina todas las facetas como nadadora y hemos querido que las expresara todas en el solo técnico y en el solo libre”, indicó a EFE Esther Jaumà.

La polivalencia de Ona Carbonell le ha permitido convertirse en “una serpiente” en la rutina técnica, que dominó con 90.9702 puntos por delante de la ucraniana Anna Voloshyna. Volvió a batirla en la final de solo libre, con una rutina que le valió 92.0000 puntos.

“Cada propuesta tiene un estilo. Hemos hecho dos cosas totalmente diferentes, pero creo que van a gustar mucho”, convino Esther Jaumà pensando en los Mundiales de Budapest, del próximo mes de julio.

“Este sí que es un pedazo solo”, le premiaron desde el graderío las integrantes más jóvenes del club anfitrión después de una interminable ovación. Justo a continuación, ya fuera del agua, Ona Carbonell se fundió en un abrazo con Esther Jaumà y Gemma Mengual.

Enamoró, como pedía la canción, y se armó de motivos para soñar con más medallas mundialistas. Budapest llegará justo después de su participación en Long Island (Estados Unidos) en la siguiente prueba de las Series Mundiales de natación sincronizada.

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