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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Un Tenerife sin recursos ofensivos sale vivo ante el líder Espanyol

Aitor Sanz disputa el balón a Fran Mérida

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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Un empate, puerta a cero y gracias. El Tenerife, sin recursos de ataque, defendió lo mejor que supo la visita del Espanyol a la espera de repetir partido en el Heliodoro —el próximo jueves ante el CD Lugo— en la que parece que será su Liga. El líder puso a prueba a los blanquiazules, tuvo el balón y más ocasiones, pero no definió. Enfrente, un rival con una alineación muy renovada que tuvo diez minutos iniciales de chispa y ochenta de espesura.

Entre que encuentra su once tipo y la entidad del equipo perico, Fran Fernández cambió más que nunca su alineación respecto de la anterior en Ponferrada. Medio equipo del que se cayeron Zarfino (sancionado), Alberto, Pomares, Bermejo y Jacobo para permitir el regreso de Kakabadze, Bruno Wilson y Álex Muñoz a la zaga, la primera titularidad de Shashoua y la tercera de Nono. Una formación más pensada, como se vio, para aguantar al Espanyol metido en medio campo mientras fiaba el ataque a lo que pudieran inventarse Nono y Shashoua.

Empezaron ambos muy activos, buscando asociarse, y dieron diez minutos iniciales de chispa a un Tenerife que avisó en el segundo minuto con un pase al área de Nono rematado —limpio y a pie cambiado— por Aitor Sanz. Paró Diego López como casi siempre las bloca, en dos tiempos y aparentando problemas desconocidos, pero paró. No es casual que después de ocho citas solo haya encajado una vez.

La cohetería local siguió en los pies de Nono y Shashoua. El pacense le sacó una tarjeta rápida a Lluis López y el inglés se movió a su espalda buscando una sociedad que nunca cuajó en el encuentro deseado con Fran Sol. Carente de mecánicas de grupo repetidas, las llegadas del Tenerife, siempre tratando de coger la espalda en velocidad a Óscar Gil, acabaron en quince minutos. Cogió la manija del medio juego el grupo de Vicente Moreno y se acabó el partido, desde entonces y hasta el final. Un partido en el que los locales corrían tras el balón y cuando se hacían con él, tenían la carencia habitual para guardarlo en lo que armaban la transición, cuando no lo perdía con pases de seguridad mal entregados que acababan en pérdida.

La cosa se fue aplomando. Se cayó el poco juego blanquiazul, asomaron un par de errores de Ortolá con riesgo de gol —luego se redimió parándole a Puado (m.45) la más clara visitante— y se entregó el Espanyol a la indolencia del que se sabe mejor, seguro de que terminará por llegarle un premio que tampoco halló porque —otra cosa no—el Tenerife cumplió en defensa lo mejor que supo. Ahora ensuciando las conducciones de Fran Mérida y Melendo y siempre desconfiado de la movilidad de Embarba, igual de dotado se tire a una banda o a la otra. Entre acometida y acometida, contó el Tenerife con una buena para batir a Diego López (m.41), pero el remate de Shahoua, medio atrabancado con Moore, no cogió puerta.

Fernández tuvo claro tras el entretiempo que un punto en un partido de estas condiciones casi valía por tres. El Tenerife no estaba hoy para más, ni el entrenador para poner una velocidad larga. Bajó de marcha relevando a Shashoua por Vada, quitó a Fran Sol después de setenta minutos sin que le cayera un balón para recordarnos que es delantero y entró Apeh por el madrileño, solo más músculos para la pelea por el 0-0 que sostenían los suyos.

Enfrente, Vicente Moreno puso toda la pólvora que le quedaba, pero el Espanyol no pasó de la corrección táctica que siempre exhibió. Esperó y esperó por la decisiva y solo encontró una carrera de Raúl de Tomás (m.85’), ganando a Sipcic el espacio, que mal resolvió con una volea de izquierda a las nubes. Una oportunidad desaprovechada para el lucimiento en lo que el Tenerife ganaba tiempo para quedarse con el punto que pretendía. Entró, incluso, Suso solo para alimentar su estadística de apariciones con el representativo, no daba para más siendo que faltaban dos para el 90.

Y acabó el partido como empezó. 0-0, empate y gracias. Casi con un quinto de campeonato consumido, con porcentaje de puntos de descenso por más que una clasificación incompleta lo esconda, le queda mucho a este Tenerife para tomarle el pulso al curso. Espera y espera por Borja Lasso para que le arregle el medio plazo y espera al Lugo para hacer buena la media inglesa, con el resultado de hoy, si consigue el próximo jueves su tercera victoria.

(0) CD TENERIFE: Ortolá; Kakabadze, Sipcic, Bruno Wilson, Álex Muñoz; Moore (Suso, m.88), Ramón Folch, Aitor Sanz, Shashoua (Vada, m.56); Nono y Fran Sol (Apeh, m.69).

(0) RCD ESPANYOL: Diego López; Óscar Gil (Miguelón, m.27), Lluis López (Sergi Darder, m.63), Leandro Cabrera, Dídac Vila; Melendo (Calero, m.64), David López, Fran Mérida, Embarba (Nico Melamed, m.81); Raúl de Tomás y Puado (Matías Vargas, m.81).

ÁRBITRO: Jon Ander González Esteban (Comité Vasco). Amonestó a Bruno Wilson (m.13) y Aitor Sanz (m.90+3) y al visitante Lluis López (m.8).

GOLES: no hubo.

INCIDENCIAS: Partido de la 8ª jornada de LaLiga SmartBank 20-21, jugado a puerta cerrada en el estadio Heliodoro Rodríguez López.

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