El veterinario Pascual Calabuig acusa a funcionarios del Gobierno canario de boicotear al pinzón azul

Un pinzón azul.

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

El veterinario Pascual Calabuig ha acusado a funcionarios del Servicio de Biodiversidad del Gobierno canario de “boicotear” el trabajo para la recuperación del pinzón azul de Gran Canaria realizado durante años por el Cabildo, movidos “por celos profesionales patológicos”.

Calabuig dirige desde hace años el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Cabildo de Gran Canaria en Tafira y varios de sus programas más importantes, pero ha comparecido a título particular en el Colegio de Veterinarios de Las Palmas para denunciar exclusivamente en su nombre, en una conferencia, la campaña de “acoso y derribo” que dice estar sufriendo.

El veterinario grancanario responsabiliza de lo ocurrido a las diferencias que mantiene desde hace décadas con un funcionario del Gobierno de Canarias y, sobre todo, al fracaso que cosechó el equipo de este en su intento de criar en cautividad pinzones azules de la especie de Gran Canaria con apoyo de los fondos europeos Life.

Pascual Calabuig ha subrayado en su exposición que, tras once años, aquel primer programa de reproducción en cautividad del pinzón azul dirigido desde el Gobierno de Canarias solo pudo criar un pollo, por lo que sus responsables llegaron a concluir que esos pequeños pájaros -en peligro de extinción en el caso de la especie grancanaria- no podían tener descendencia si no era en condiciones de libertad, debido a “razones inherentes” a la especie.

Sin embargo, cuando el programa pasó del Gobierno de Canarias al Cabildo de Gran Canaria, se consiguieron reproducciones al primer intento e, incluso, fue posible liberar ejemplares que han formado su propia colonia de pinzones azules en los pinares de la cumbre.

Calabuig sostiene que el anterior equipo cometió varios errores: el primero, elegir mal el emplazamiento para la cría, y el segundo y principal, administrar a sus parejas un medicamento para evitar que contrajeran un parásito (coccidios) sin reparar en que tenía un efecto secundario demoledor para sus propósitos, los esterilizaba.

Sin embargo, el veterinario sostiene que el boicot que él percibe a su trabajo por parte del Servicio de Biodiversidad del Gobierno canario viene de antes y estaba premeditado, como demuestran, desde su punto de vista, situaciones que se produjeron cuando la comunidad autónoma traspasó al Cabildo el programa.

En ese momento, ha relatado, los anteriores gestores del programa de cría en cautividad del pinzón azul grancanario solo entregaron al Cabildo hembras, pero no los machos, que fueron liberados, a pesar de tratarse de animales que llevaban años en cautividad y probablemente ya no se adaptarían a sobrevivir a la naturaleza.

“¿Se puede criar solo con machos?”, se ha preguntado Calabuig, que sostiene que ese hostigamiento siguió después con decisiones que pretendieron impedir ensayar la cría con pollos jóvenes capturados en Inagua, ayudados por parejas de cría ya asentadas y traídas de Tenerife, que obraban a modo de “tutores”.

Siempre según su versión, el boicot continúo cuando el equipo del Cabildo consiguió hasta 24 pollos nacidos un mismo año, en forma de permisos de suelta que se denegaban o que no llegaban a tiempo.

Calabuig ha reconocido hoy que liberaron pollos de pinzón azul en la cumbre de Gran Canaria sin contar todavía con los permisos porque se les pasaba el momento propicio (por su edad y por la estación del año) para hacer. “Y gracias a ello tenemos hoy pinzones en la cumbre de Gran Canaria, que se han asentado en los pinares y crían”.

El veterinario ha subrayado que todo esto le ha costado expedientes y castigos que ha ido ganando en los tribunales, con sentencias como la que revocó la modificación de la relación de puestos laborales del Cabildo de Gran Canaria que le apartó del programa de cría del pinzón, por apreciar “desviación de poder”.

Pascual Calabuig ha defendido que quienes le acosan malgastaron dinero de los presupuestos de Canarias y del fondo europeo Life por no dejarse asesorar y, después, provocaron algo que, a su juicio, debería ser delito: que no se pudieran liberar los pollos criados para intentar recuperar una especie que a día de hoy tiene una población muy reducida (de 300 a 350 ejemplares).

Uno de los últimos de los ataques, siempre según su versión, logró poner en su contra la pasada legislatura a los responsables de la Consejería Medio Ambiente del Cabildo: cuando le acusaron de liberar ejemplares sin la suficiente variación genética, porque se les había “colado” un cruce entre dos pájaros emparentados.

Sin embargo, ha subrayado que tiene la satisfacción de que un estudio publicado recientemente por el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oslo ha demostrado que los 24 ejemplares liberados en 2012 tenían una diversidad genética de 8 en una escala del 1 al 10. “Es decir, había más diversidad en ellos que la que puede encontrarse en la colonia de Inagua (el último reducto natural durante años de los pinzones azules en la isla)”, ha enfatizado.

Pascual Calabuig ha opinado que todas estas maniobras tienen como fin último cerrar el centro de cría de pinzón azul que existe en Gran Canaria, que se pretende dar por “amortizado”.

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