El pacto de reunificación del plátano obliga a reducir la 'pica' máxima anual a la mitad, hasta los 12 millones de kilos

Platanera radicada en las islas, en una imagen de archivo

D. M.

Santa Cruz de Tenerife —

Seguro que no fue una negociación fácil, pero al final todos se estrecharon la mano tras la rúbrica por parte de las seis organizaciones de productores de plátanos (OPP) de Canarias del ya conocido como acuerdo de reunificación de ese sector agrícola en torno a Asprocan, donde antes (casi siempre) habían estado todas las entidades.

El abandono reciente de esa asociación por parte de Europlátano y Llanos de Sardina, dos OPP de las seis existentes en las islas, y la consiguiente desunión de los agricultores plataneros de Canarias transformaban en mito lo que antes casi siempre había sido un hito y además había tenido un valor muy relevante en todo lo conseguido por este colectivo hasta ahora, que no es poco (141 millones de euros en ayudas directas por año, entre otras cuestiones).

Esa fractura organizativa era evidente que no se podía mantener en el tiempo y fue el Gobierno de Canarias el que echó el resto para forzar la vuelta a los orígenes, a la normalidad. Esto mismo se confirmó el miércoles pasado, tras la firma del llamado pacto de reunificación, un documento que entonces no trascendió pero a cuyo contenido han tenido acceso este periódico. ¿Qué hubo que modificar sobre la pica para sembrar el consenso donde antes había distancia, lejanía, enfrentamiento? Aquí se explica...

Primera cuestión relevante: desde ya, en 2018, solo se podrá llegar a un nivel anual de pica (retirada -o inutilización- de fruta del mercado por exceso de oferta y bajos precios en Península) de 12 millones de kilos, un umbral que viene a representar más o menos la mitad de lo que era posible hasta ahora: siempre menos del 5% de lo producido en Canarias, que en 2016 fueron 434 millones de kilos.

Esos 12 millones son aproximadamente el 2,5% de la producción media anual en el archipiélago. Por ahora ya se tiene, salvo que haya unanimidad en una decisión contraria, que en 2018 se picará bastante menos que en 2017 y en 2016, con 17-18 millones el año pasado y algo más de 15 en 2016. Sin duda, una muy mala racha.

Segunda cuestión de importancia: toda la pica que se fije por semana no será obligatoria y además no podrá superar el 15% de la marca de corte (esto con coletilla, o sea, salvo que se decida por unanimidad de las seis OPP). Los kilos de retirada obligatoria llegarán al 70% de la cifra fijada como inutilización, con el 30% restante con carácter opcional. Dentro del 70% se incluye toda la aportación social, sobre todo canalizada a través del Banco de Alimentos y los envíos a destinos fuera de España (nuevos mercados).

En ambos casos, lo destruido tendrá premio: 0,15 euros por kilo para la fruta con pica obligatoria y 0,20 para la opcional. Este dinero saldrá de un fondo de compensación con recursos propios de Asprocan; es decir, de todos los agricultores.

Además, el acuerdo establece que toda la fruta que se mande fuera de España (a nuevos mercados) “no se contará para la pica y será incentivada con 15 céntimos/kilo” con cargo al mencionado fondo de compensación. Hasta ahora, si no se picaba lo ordenado por Asprocan, se penalizaba con sanciones altas a las OPP incumplidoras. Esta fue una de las causas del abandono de las señaladas Europlátano y Llanos de Sardina.

A los puntos detallados hay que añadir otro más dentro del cajón de los llamativos: la fórmula de reparto del 70% obligatorio y del 30% voluntario “se aplicará también a las retenciones en campo”, aunque esta vez, en el caso de aplicarse retención en una semana, se permite la actualización de la marca a la siguiente por parte del cosechero.

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