Espacio de opinión de Canarias Ahora
El año que vivimos peligrosamente
Aprendimos en 2009 que tenemos un paisaje muy valioso. Una montaña majorera puede valer 100 millones de euros (¿o acaso ese es el precio de la incompetencia política?). Y nuestro héroe Paulino se puso cual Mencey rebelde a decir que él no pagaría, que él guardaría el tesoro del pueblo para nuestra gente. Mientras recitaba sus versos épicos, por la puerta de atrás, alguien abría la caja del tesoro y sacaba 33 millones de euros para pagar otra montaña. Del caso del pago por la Montaña Rayada nos enteramos por una filtración, porque nuestro gobierno no consideró noticia quitar seis millones de euros a Sanidad, cuatro millones y medio a la educación pública o 3 millones de euros a Bienestar social para pagar a un empresario que había denunciado la incompetencia gubernamental.
En los tribunales volvimos a ver a ladrones de cuello blanco. Los vimos en muchas comunidades autónomas. Pero en estas islas ultraperiféricas siempre somos diferentes, por eso aquí nadie practicó el verbo dimitir. Ni uno con una sentencia de cuatro años de cárcel, ni otros que después de haber pasado 4 meses en prisión y haber confesado que habían sobornado, en lugar de marcharse se dedicaron a cambiar los gobierno municipales. Tampoco dimitió otro al que el juez acusó de utilizar los juzgados para amedrentar a periodistas.
Fue el año que nos asustamos con la gripe A. Querían prohibirnos los besos y las caricias. Cada grado de fiebre lo contábamos en las portadas de los periódicos, cada análisis positivo abría los informativos de televisión y radio. El negocio salió redondo a los vendedores de vacunas. Pero llegaron las vacunas y la mayoría de la gente pasó de ellas. La gripe A realmente estuvo en nuestra cabeza, y los torturadores de cochinos siguieron machacando en sus granjas a los animalitos. Como a un animalito en una granja tratamos a Diego, un hombre que convertimos en violador y asesino en las portadas de los periódicos. Por primera vez vimos editoriales pidiendo perdón, pero también asistimos a la exhibición de los cocodrilos que lloraban.
En fin, que se va 2009 como llegó, con los servicios de empleo llenos de desempleados y desempleadas, con la sanidad canaria más privatizada, con la clase política convertida en una problema ciudadano. Pero con todo eso, en este año aprendimos muchas cosas. Y habrá que recibir el 2010 rebelándonos contra el pesimismo. Nadie ni nada nos podrá quitar lo que aprendimos, ni siquiera la muerte se llevará los versos que nos regalaron José María Millares o Mario Benedetti, o las canciones de Mercedes Sosa. Como tampoco se llevaron aquellos versos de Neruda, tan propios para estos días y para este país de islas que habitamos:
“Feliz año para mi patria entre nieblas/Vamos juntos, está el mundo coronado de trigos/el alto cielo corre deslizando y rompiendosus altas piedras puras contra la noche?”
Para ti, que cada día te encuentro en esta esquina del periódico,van estos versos que me prestó Neruda.
Demos la bienvenida a 2010, y que los de siempre sigan comprando velas para nuestro entierro.
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Juan GarcÃa Luján
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