La opción política que menos respaldo electoral obtuvo en los pasados comicios canarios, ATI-CC, presidirá nuevamente el Gobierno de Canarias. Lo hará con la complicidad manifiesta, y quien sabe si hasta de otra índole, del Partido Popular que dirige el señor Soria. Se hace realidad, con toda su crudeza y transparencia, el pacto que ya había anunciado Nueva Canarias que se daría si no se sumaban votos para evitarlo, el pacto del ATI profundo con un PP desacreditado y entregado a cualquier cosa. Un pacto de gobierno que nace muerto porque a nada diferente apunta el horizonte político de sus promotores, que coloca a lobos al cuidado de las gallinas y a pirómanos como jefes de cuadrilla encargados de sofocar los incendios que, con seguridad, se van a dar en su seno. Canarias perderá otra legislatura, esta vez por las intrigas palaciegas y las peleas de gallos que vendrán de la mano de unos y otros. El voto grancanario al señor Soria sólo ha servido para darle el poder a ATI y el poco voto progresista que le quedaba a CC para poner en manos del PP consejerías como Sanidad y Turismo. Preparémonos para el mayor de los desequilibrios inversores en perjuicio de Gran Canaria, lugar donde no gobiernan. Preparémonos para el asalto privado a la sanidad pública y para el fin definitivo de las directrices de ordenación turística de manos del PP.Como bien decía Abraham Lincoln, se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo. Como quiera que el engaño ático ya no aguanta mucho más tiempo, como ya se saben tocados seriamente incluso en sus feudos electorales tradicionales, como ya son conscientes de que una alternativa real les puede arrebatar democráticamente el poder que han detentado en estas islas nuestras durante más de una década, ahora vuelven a negar la reforma de la ley electoral. Es decir, si ya no sumo lo suficiente, impidamos que otros lo hagan; si ya no puedo alcanzar mayorías propias, impidamos que la alternativa pueda hacerlo. Así las cosas, seguirán sumando diputados allá donde democráticamente no lo merecen, allí donde su respaldo electoral sólo suma si se aplican unos topes y baremos claramente injustos. Lo que el poder ha unido que no lo separé la democracia, supongo que se dirán aquellos de ellos más cegados por mantener sus prebendas.Me pregunto, si en un lugar donde la representación no es igualitaria, donde un voto vale distinto según la isla donde se obtenga, donde las inversiones se reparten en función de criterios de filias o fobias irresponsables, no se estarán estableciendo los cimientos de una dictablanda como decía el mentado intelectual mejicano. Sobran razones para un cambio político en Canarias. Sólo es cuestión de tiempo.*Alcalde de Telde y dirigente de Nueva Canarias. Francisco Aureliano Santiago Castellano*