Espacio de opinión de Canarias Ahora
La avaricia del 'Camarada Pablo'
Se va por la puerta chica, a patadas, quien pretendió liderar, sin aglutinar ni cohesionar, la izquierda a la izquierda del PSOE. Primero en la Transición, después en los ochenta, y más tarde con ese engendro de su mente llamado Coalición Canaria, salido del mísmisimo manual de la Tercera Internacional: si las condiciones objetivas para cambiar la sociedad no se dan en un momento histórico concreto, la Tercera stalinista proclamaba la alianza de los comunistas con la burguesia nacional, para la liberación contra los opresores del pueblo. Y allí donde no hubiera burguesía nacional, ayudar a crearla y fomentarla. Este pasquín de los años 20 y 30 (el frentepopulismo del VII Congreso de la Internacional, en 1935, tras la subida al poder de Hitler, fue su segunda fase), aplicado a los noventa en Canarias, se lo tragó cual tremendo sapo un montón de gente de la izquierda, para sentarse al lado de Hermoso y Olarte con la nariz tapada: desde el joven Román (PUCC, después UNI) hasta el profesor Viéitez (PCC-PCE), pasando por el incombustible Carmelo Ramírez (AC-INC, después ACN). Hasta reventar entre 2003 y 2005 con la traición a Román Rodríguez y la creación de la nueva fuerza nacionalista emergente, NC, máximo exponente y espoleta final para limpiar la afrenta al reguero de cadáveres políticos y personales que alumbra su trayectoria de cuatro décadas.Pero es que se va, además, quien desde el PCE se negó, con una sangría de militantes en 1981, a acercarse a aquella jaula de grillos que era la UPC, para darle cohesión y depurarla en parte del arribismo y el aventurismo en que se había metido: el PUCC, por ejemplo, votaba por las mañanas en el Ayuntamiento y por las noches se dedicaba a destruir esos acuerdos institucionales en Las Palmas de Gran Canaria; o Sagaseta malgastó el crédito político de su acta de diputado hablando en las Cortes de la Unión Soviética, en vez de los problemas más acuciantes de sus electores de Las Palmas. Y el primer no a UPC -Fernando Sagaseta lo recuerda en sus memorias: en enero de 1979 Mauricio se reunió con Olarte en el Náutico para combatir el fenómeno nacionalista de izquierda con plataformas electorales ficticias que le restaran votos. Y no lo logró: Bermejo, alcalde y Sagaseta, diputado, en 1979- fue también el no durante doce años, toda una década más, a la aspiración de buena parte de la gente de izquierda en Canarias: un proyecto canarista, lejos del aventurismo independentista, ante el centralismo del PSOE. Arcadio Díaz Tejera, por ejemplo, es un fiel reflejo de esa frustración upecera.Cuenta Sagaseta en sus memorias y avalan esa tesis viejos militantes del Partido, que la gente del PCE había planteado ya la “cuestión canaria” -incluso a Carrillo en París- desde la década de los 60, cuando surgió el Movimiento Canarias Libre (MCL), y Germán Pírez colaboraba con ellos desde la secretaría general del PCE en Canarias. Pero la militancia, disciplinada, asumió que primero había que conquistar las Libertades y acabar con la Dictadura. Eso de la “cuestión canaria” era cosa de burgueses...Y apareció el camarada Pablo, secretario general del PCE en Canarias, luego PCC, por cooptación, tras cargarse al sustituto de Pírez, Tony Gallardo. Y fue dejando un reguero de cadáveres camaradas ya desde el final de la Dictadura (Disidentes del PCE), que hoy, muchos, estarán descorchando champán como si hubiera muerto el mismísimo Caudillo. Tanto daño acumulado.El segundo no a ese proyecto canarista de izquierda fue, cuando después de una década de restarse votos -siempre Izquierda Canaria Unida (ICU) y Asamblea Canaria Nacionalista (ACN) quedaban a las puertas de sumar juntos un diputado en el Congreso por Las Palmas- en 1991 fundan Iniciativa Canaria (ICAN). Era el reflejo de la caída del Muro y lo que pasaba, por ejemplo, en Cataluña, con la mayoría del PSUC creando Iniciativa. ICU, plataforma del PCE desde 1986, asumió tintes canaristas y hasta la bandera de las siete estrellas en un inolvidable acto electoral de la Grada Curva, al entrar en alianza el PCE con restos de la UPC, como el Partido de la Revolución Canaria (PRC) de Gonzalo Angulo. Y así se confluyó con la otra parte, cristiana de base, también en parte heredera de UPC: AC-INC.Hubo otro golpe de ilusión que José Carlos Mauricio mató en dos semanas: primero con el Pacto Salvar Gran Canaria para desbancar al PSOE del poder en toda la isla, con el acuerdo de ICAN con el PP y el CDS -enseguida CCN-, como reacción al Pacto de Hormigón entre PSOE y ATI-AIC en Canarias. Fue el primer sapo de la Tercera: el periodo del Cabildo de Gran Canaria con PP e ICAN-CC en el poder -1991/2003- y el time sharing del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que puso en bandeja, en 1995, la larga noche de la capital bajo Soria y Luzardo. Esto es lo que ha tenido Gran Canaria desde 1991, y Canarias entera desde 1993 con la creación de CC y la censura a Saavedra.Se puede decir que desde 1993, Canarias ha crecido mucho por Mauricio, sus negociaciones en Madrid, el REF, la ZEC, la RIC y hasta el hachís del Rif. Por la mísmisima creación de CC, que dio amplitud de miras y cobertura estatal a esa forma pueblerina y caciquil que se agrupa entorno al insularismo de las viejas AIC. En números macroeconómicos será cierto. En infraestructuras también. Pero quien realmente ha avanzado es el nuevo caciquismo que ha generado esa directriz mauricista, envuelta en papel de la Tercera Internacional sólo para sus rojos, claro, de crear la burguesía nacional. Como burguesía y clase, no existe: lo que existe después de catorce años de mauricismo en el poder es El Clan de la Avaricia. Y hoy se jubila su creador. Aunque tuviera en mente otro fin -“sigo siendo comunista”, dicen que ha llegado a decir en campaña- esa es su creación más monstruosa.Moraleja: Román Rodríguez tiene en sus manos, más libres ahora que nunca (¿quién le va a hacer frente, Julios, Froilán, Bañolas, el sapo de Fernando González, Lobo, Diego León?) reconstruir aquel proyecto nacionalista de izquierda -ahora, por el cambio de siglo y las formas, se denomina progresista- que debió fraguarse desde 1977-1979 con la parte sana de Pueblo Canario Unido y la UPC o, a la sumo, desde 1989-1991 con la fusión de ICU y AC-INC (ACN) en ICAN. Menuda victoria más rotunda para NC -si es cierta su retirada final- a pesar del fiasco de la alianza antinatura con Nardy Barrios, de no entrar en el Parlamento y tener a Manuel Lobo de incordio en el Cabildo. 2011 debe ser otra historia, que siempre ha sido el horizonte de Nueva Canarias.En Cataluña, Iniciativa per Catalunya-Verds-EuiA está en el Govern, sin mancharse las manos y la conciencia a las primeras de cambio por no se sabe qué necesidad de tocar poder enseguida. Y eso que Iniciativa pasó su particular travesía del desierto hasta volver a reunificarse con los que quedaron en el PSUC (EUiA) e inventar el ecosocialismo con Verds. Es la gran diferencia entre Cataluña y Canarias, o Gran Canaria, donde se gestó toda esta historia. Y es el gran reto de Román Rodríguez. La ilusión del proyecto ha llevado a mucha gente de NC a no hablar más de la cuenta. Si no cae en la tentación de repetir esquemas cesaristas, que ya han generado recelos desde que el 2 de noviembre pasado CANARIAS AHORA publicara que el presidente de NC haría doblete al Parlamento y el Cabildo.Advertencia: Mauricio se marcha, dice. Pero El Veneno sigue en el cuerpo: se llama mauricismo.
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