Ay, Matilde

No sabemos si Matilde Asián, diputada por Las Palmas y portavoz adjunta del grupo parlamentario popular en el Congreso, habló por ignorancia o por su subconsciente, pero lo que declaró a Evaristo Quintana en El Drago de la Ser fue, como bien definió su paisano, el senador socialista Arcadio Díaz Tejera, una “metida de gamba”.

Matilde vino a decir que el que había pedido la prisión para Bárcenas había sido el Gobierno de España a través del ministro de Justicia, que a su vez es el que controla la Fiscalía. Es cierto que al fiscal general del Estado lo nombra el Gobierno, pero eso no tiene que significar necesariamente (¿o si?) que Torres Dulce tenga obediencia debida a Ruiz Gallardón.

El ex Diputado del Común y juez en excedencia, el campechano Arcadio, tiene razón afeando a Matilde su “metida de gamba”. Más duro fue el fiscal general, que dijo que había roto el principio constitucional al acabar de un plumazo con la independencia del poder judicial, supeditándolo al ejecutivo.

Pero también es posible que a Asián le traicionara el subconsciente y dijera en voz alta, a bote pronto y con el estómago (y la cabeza) vacío antes de desayunar, lo que muchos piensan: que el fiscal general hace lo que le ordena el ministro de Justicia y a su vez actúa jerárquicamente con sus subordinados. Aunque en este caso no parece que el Gobierno ni el partido que lo sustenta tenga mucho interés en enchironar al que fue tesorero del PP durante 20 años, so pena de que cante más alto y claro que un tenor. O que los Soprano.

Si Matilde no sabe lo que dice, no sé qué pinta como reputada diputada. Si lo sabe y lo que dice es una bestialidad, tampoco debe seguir en su puesto. Pero a ver quién le dice a Matilde que dimita, con lo bien calentita que se debe estar en el mullido y confortable escaño de la Carrera de San Jerónimo.

Al ex vicepresidente socialista Alfonso Guerra lo acusaban siempre los correligionarios de Asián de haberse cargado a Montesquieu y su división equilibrada de poderes. Parece que la diputada canaria le ha salido una discípula aventajada, a pesar de su falta de ignorancia, como diría el mago.