Espacio de opinión de Canarias Ahora
El baile de la yenka
La noche electoral de 2007 el todavía candidato Paulino Rivero no felicitó a Juan Fernando López Aguilar, que había tenido una victoria rotunda en el Parlamento canario. Rivero felicitó a Mariano Rajoy por los resultados de las elecciones municipales. Hace cuatro años España no era tan azul como la noche del domingo pasado, ni mucho menos, pero Rivero ya pensaba en llegar a la presidencia con un pacto cerrado con el PP antes de las elecciones y por eso felicitaba con antelación a quien iba a ser su socio. Después de asistir a la pantomima de reuniones con López Aguilar, Rivero firmó un pacto para el gobierno de Canarias en la sede del PP en Madrid. Este domingo había muchas más razones para felicitar a Rajoy que en 2007, pero el presidente canario prefirió felicitarse a sí mismo y a su partido. Tiene razones para hacerlo. Rivero no le tiró ni un besito volado a José Manuel Soria. No lo quiere de pareja de baile. Para bailar la yenka necesita a José Miguel Pérez.
En Santa Cruz de Tenerife pasó algo parecido. José Manuel Bermúdez no felicitó a la candidata más votada, a Cristina Tavío. En su primera intervención pública en la noche electoral el candidato de CC a la alcaldía felicitó a Por Tenerife y a Sí se puede porque habían logrado entrar en el ayuntamiento. Ya en facebook Bermúdez escribió en el muro de Cristina Tavío: “Felicidades Cristina por el aumento de votos del PP en Santa Cruz”. La respuesta de la candidata del pp fue: “Supongo que te refieres a la historia victoria de mi partido en Sc ? Has vuelto a perder otra oportunidad de reconocerla públicamente, buenas noches, de todas formas cuento contigo Jose, Santa Cruz nos necesita a todos !”.
Tenemos por delante un panorama de posibles pactos que nos va a tener entretenidos. Antes de la reunión de la ejecutiva que se celebró este lunes por la tarde, el secretario de Organización del PSC-PSOE, Julio Cruz, mandó a todos los dirigentes y los cargos electos de su partido un correo electrónico pidiéndoles que no hablaran con nadie de pactos, que no hicieran manifestaciones públicas sobre sus intenciones en los distintos ayuntamientos y cabildos. Los socialistas canarios saben que ahora, cuando han sufrido un castigo histórico del electorado, cuando tienen menos representación en el Parlamento, cuando están a punto de perder también el ejecutivo del Estado, es ahora cuando más posibilidades tienen de entrar en el gobierno canario. Coalición Canaria siempre busca al más débil, al más castigado electoralmente, para poder dirigir el baile. Así funciona la democracia en las islas.
Durante estas semanas escucharemos las declaraciones más tópicas: “buscamos el pacto pensando en los intereses de Canarias, no en el de unas siglas políticas”. Ayer Ricardo Melchior declaraba : “estamos abierto a cualquier pacto, sólo tendremos en cuenta el interés de Tenerife”. Son mensajes fabricados para decir delante de los micrófonos. Luego se cierran las puertas y comienzan las reuniones de los partidos, las estrategias y tácticas basadas en “si los apoyamos aquí, ellos nos respaldan allí, si nos dan el cabildo les damos este ayuntamiento, si los respaldamos para el gobierno ellos nos apoyan en ?”. De repente los intereses generales se convierten en un cálculo de poltronas para los nuestros, en una suma de concejalías de gobierno, en unos movimientos para no perder las poltronas o para ganar nuevas alcaldías, que por ahí afuera la cosa está malita y más vale una poltrona en mano que ciento volando, más vale un carguito para los nuestros que el cumplimiento de los deseos de los ciudadanos.
Aunque en los pasillos de consejerías y direcciones generales los altos cargos matan el tiempo que les queda dibujando nuevos gobiernos, repartiendo consejerías, viceconsejerías y direcciones generales (“a mí me lo contó alguien que está en lo más alto”, “me lo dijo uno que habla directamente con un consejero”, “lo sé por uno que está en la ejecutiva nacional?”, lo único cierto es que la estrategia que más se acerca a lo que va a pasar en las islas no está en la calle Génova, ni en Ferraz de Madrid, ni siquiera en la sede de Coalición Canaria. Los próximos movimientos del baile de la yenka están en la cabeza de un señor que se llama Paulino Rivero Baute y otro que se llama Javier Gónzález Ortiz. Ellos son la democracia en las islas.
Rivero y González Ortiz son los dos ganadores de la noche electoral canaria. Son ellos los que calculan cuánto puede costar la próxima presidencia de Paulino Rivero. El PP ganó las elecciones autonómicas y municipales en Canarias. La ola también llegó a las islas, aunque Rivero y los suyos han aguantado el chaparrón y los más ahogados son los socialistas. Pero ni Rivero ni José Miguel Pérez se ven en un gobierno presidido por José Manuel Soria, con el presidente del PP teniendo en su mano el poder de nombramientos y ceses. Eso no hay cuerpo que lo aguante. Por eso los que hablan de un pacto entre el PP y el PSOE están muy despistados.
Veremos la ceremonia de Rivero ( o sus representantes) reuniéndose con José Manuel Soria. Escucharemos declaraciones de buenas voluntades, de estudio de programas electorales, de búsqueda del interés de Canarias y bla, bla, bla? Pero lo más importante es lo que no estamos viendo. Sin blogs, sin twitter, sin facebook, sin luz y ni taquígrafos, se está preparando una estrategia para que Rivero pueda ser presidente de un gobierno de CC en solitario con apoyo parlamentario del PSOE. Un acuerdo que sería revisado después de las elecciones generales. El PSOE quiere estar en ese gobierno, pero Rivero intentará no repartir nada de la tarta aunque tiene la presión de Bermúdez para que los socialistas lo apoyen a la alcaldía. Volvemos a lo de siempre. Llevamos dos décadas de gobiernos presididos por un partido que se define nacionalista, de investiduras presidenciales marcadas por acuerdos que siempre están condicionados a lo que pase en Madrid.
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Juan GarcÃa Luján
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