El banquero y el césped

Se monta el hombre con su familia en la limusina y cuando el chófer emprende la marcha el financiero ve a otro hombre comiendo césped. Ordena al conductor que pare el vehículo. Se baja y le pregunta: “¿Por qué come usted césped?”. “Porque tengo hambre, estoy en paro y no encuentro ya comida en los contenedores de basura, que los están quemando todos en esta ciudad”. “Pues venga a comer a mi casa, hombre”. “Pero señor, tengo mujer y 6 hijos”. “No importa, que vengan también”. El hombre, incrédulo, llama a su esposa y sus hijos que estaban en un banco del parque comiendo pan y atún de unas latas que les habían regalado.

Se sube el hombre con su familia al coche del financiero y el vehículo arranca ante la mirada incrédula de la gente que paseaba por el parque. Cuando se están acercando a la casa del financiero el primer hombre se dirige al banquero y le dice “Señor, me sorprende, usted parece que tiene mucho dinero y, sin embargo, por qué es usted tan generoso, por qué nos invita a comer a su casa? Por supuesto que le estamos muy agradecidos y, la verdad, siento un poco de vergüenza”.

El banquero sonríe y les responde “Pues no tienen nada que agradecerme. Y, por supuesto, no tienen que avergonzarse de nada. Además les va a encantar mi casa. El césped del jardín tiene más de 4 metros de alto, no pasarán hambre”.

Así acaba el cuento que nos enseña que si estás desesperado, tienes problemas económicos y un banquero te invita a comer, antes de aceptar debes preguntarle primero si ha podado el césped de su jardín. La verdad que esta historia confirma aquel símil que alguien hizo entre los banqueros y los espermatozoides. ¿Sabes que tienen en común? Que de cada 2 millones nace un ser humano.

PD: Zapatero, no le des dinero a los banqueros. Si quieres que de verdad lleguen los euros a las familias dáselos directamente a los atracadores o a los rehenes de los atracadores, que también son víctimas de los banqueros.

Juan García Luján