Entre otras cuestiones salió a relucir el asunto de Treviño. Y Rajoy nos dijo: “Tenéis toda la razón. Eso es un anacronismo. Pero se trata de vosotros. Si en lugar de reclamarlo Álava lo reclama Ciudad Real, eso estaba resuelto. Pero es muy difícil con vosotros. Ningún partido castellano admitirá su devolución antes de una campaña electoral y, después, menos”.Con semejante cinismo nos contestó.En tiempos de la dictadura, el padre de Federico Trillo, que era gobernador de Burgos quiso permutar Treviño por la Rioja Alavesa. No lo logró. Menos mal. Hoy tenemos ante nosotros la discusión del Estatuto de Castilla-León que nos cierra todas las puertas. Tienen pavor. Parecería en su concepto de miedo a lo vasco que van a perder parte de su territorio para dárselo a una potencia extranjera. Ellos mismos se creen sus propias mentiras. Si Euzkadi es España, ¿por qué tanto lío a arreglar algo tan lógico?.Por eso, el grupo del PNV será “beligerante” con la propuesta de Estatuto de Autonomía de Castilla y León que llegará a las Cortes el próximo mes de abril. Pretenden que el artículo en el que la Comunidad refuerza la protección del Condado de Treviño frente a una futura segregación. Eso resulta incompatible con la tesis del PNV.De este modo, el Estatuto de Castilla ya León se convertirá en el primero al que nos opongamos, ya que hasta ahora hemos apoyado, “por respeto”, todas las propuestas de reformas que han ido llegando a la Cámara. Una forma de contrarrestar lo que sucedió con nuestra propuesta de reforma del Estatuto de Gernika, el llamado plan Ibarretxe, única que hasta ahora no ha sido admitida da trámite por el Congreso de los Diputados.En el caso concreto de Treviño, el PNV recordamos que la anexión del enclave es una “vieja reivindicación” del partido y “de sus habitantes”, y que la postura de Castilla y León y de su Estatuto, pactado por populares y socialistas, resulta absurda. Además de las que partan del PNV, se oirán voces discordantes desde el Grupo de IU-ICV, ya que la formación de Izquierda Unida ya ha manifestado su rechazo a la propuesta de ley, y por parte del Grupo Mixto, que se hará eco de las reivindicaciones de Tierra Comunera, aunque estos dos grupos aún no han manifestado qué postura tomarán en el debate del próximo mes de abril.Sin embargo, fuentes de Izquierda Unida informaron que, casi con toda probabilidad no se opondrán a la entrada de la propuesta de reforma. “Por respeto”, indicaron desde este grupo parlamentario, IU ha venido aprobando o absteniéndose en las votaciones de todos los estatutos. La posición de la formación que dirige Gaspar Llamazares se expresará a través de las enmiendas y en el seno de la ponencia que designe la Comisión Constitucional. No se en qué lugar queda ante esto Javier Madrazo. “Voracidad nacionalista” En respuesta a nuestras afirmaciones, el portavoz del PP en las Cortes de Castilla y León, José Antonio de Santiago Juárez, arremetió contra nosotros e indicó que su postura demuestra que los grandes partidos políticos catellanoleoneses han acertado en la reforma del Estatuto.“Cuando los voraces nacionalistas se resienten, es que hemos acertado” dijo. Al respecto, recalcó que “es normal” que el Estatuto “ordene y proteja” el territorio de la Comunidad autónoma, para insistir en que el documento elaborado acierta en la “protección” de la región.Además, recordó que la anexión del Condado de Treviño por parte del País Vasco es una aspiración de los nacionalistas, para precisar que el plan Ibarretxe, donde se recogía esta pretensión, aunque fue rechazado mayoritariamente, sigue vigente para el PNV. “Cada cierto tiempo lo sacan a relucir, lo que demuestra que sigue vigente para ellos”, agregó. “Nuestro Estatuto protege y ordena el territorio de Castilla y León, frente a la insaciable voracidad de los nacionalistas, que sólo piensan en ellos. Los dos grupos mayoritarios hemos hecho lo que teníamos que hacer”, resumió.Viene pues, zafarrancho de combate.Un anhelo histórico319 kilómetros cuadrados y apenas 2,000 habitantes repartidos en 50 localidades. Así es el enclave de Treviño, una espina castellanoleonesa clavada en el corazón de Álava y que es objeto de deseo alavés y por ende vasco desde hace siglos.La peculiaridad de Treviño nace en plena Alta Edad Media, en el siglo XII, cuando adquiere el rango de Señorío. Un siglo después, en 1288, queda definitivamente en manos del Reino de Castilla, fecha en la que obtiene el título de Condado, aunque la separación definitiva de Álava no se produce hasta el siglo XV.A partir de ese momento comienza la lucha por la vuelta a territorio común vasco-alavés del terreno pródigo.Así, en 1646 se registra la primera reclamación, por medio de las Juntas Generales de Álava, que no lograron el permiso real necesario. En 1831, momento en el que se produce la división de España en las provincias que actualmente conocemos, se ratificó el dominio burgalés sobre el enclave.El nuevo intento se produce en 1880, cuando la Diputación alavesa aprueba una moción en la que solicita, en balde, la incorporación del Condado; petición que volvería a plantear la Cámara de Industria y Comercio de Vitoria en 1920, con idéntico resultado.Una tónica habitual hasta el momento y que engloba la petición que hicieron en 1940 los propios ayuntamientos del enclave, y que volvieron a llevar adelante en 1958.Los tres últimos intentos de incorporación se produjeron en 1978,1981 y finalmente en 1998, cuando se pidió un referéndum que la Junta de Castilla y León desbarató adjuntando un estudio en el que dejaba claras las «fuertes relaciones» del enclave con Burgos. Iñaki Anasagasti