Bienal, segunda parte

Ambos se dedicaron toda clase de educados sarcasmos y ella le llamó “menesteroso” e “impertinente”, además de otras alusiones personales, poniendo en circulación un apócrifo libelo donde se ve la mano cómplice de Antonio Zaya, mientras que Santa Ana le sacudió con alusiones al “pesebre” familiar y la corrupción, a lo que ella le replica con varias preguntas: “¿Qué le duele al señor Sana Ana, que nos atrevamos a montar un acontecimiento tal y al que no tenemos derecho por sus prejuicios o que en vez de imponernos semejante reflexión debamos autoinculparnos en lo que él nos inculpa?”. Y concluía: “Más aun, ¿qué somos (desde el Presidente del Gobierno de Canarias, la Viceconsejera de Cultura y a todos los responsables del acontecimiento), unos adversos especuladores que no estamos convencidos de lo que debemos hacer?”¿es don Adán Martín Menis un corrupto, le vuelvo a preguntar? ¿soy yo una corrupta?“.

Respuestas al margen, ojalá que la Segunda Bienal, si llega a celebrarse, humanice las relaciones personales, periodísticas y políticas y eleve la polémica a otras alturas, pero no tanto como la que sufrieron los protagonistas del videoarte de Alfredo Jaar. Quizás por ello me quedo con sus palabras para separar lo que es la gestión de la creación, algo que no todos distinguen: “Una cultura viva es una cultura que crea. La bienal es un gran evento cultural que pone a Canarias en el mapa de la cultura mundial. La bienal les ofrece a los artistas canarios la oportunidad de mostrar sus obras en el mejor contexto posible, el de la cultura global, e intercambiar ideas con artistas de todo el mundo. Y el público canario tiene la oportunidad de ver lo que se hace hoy en el mundo de la cultura global. La Bienal ofrece modelos de pensamientos, nuevas ideas para excitar la imaginación e inventar un mundo mejor. Eso es lo que hace la cultura”.

Federico Utrera