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Blair también paga la factura
El Nuevo Laborismo, aquella famosa tercera vía hacia la justicia y el progreso social de Tony Blair, perdió las elecciones autonómicas en Escocia a manos del Scotland National Party (SNP), cuyo dirigente Alex Salmond prometió la convocatoria de un referéndum por la independencia hacia 2010. Ante el susto de Londres, Alex Salmond declaró lo siguiente: Los ingleses no tienen nada que temer por la independencia de Escocia. Les iría mejor que ahora, ya que tanto se quejan de subvencionarnos. Seguirían siendo amiguetes y nuestro principal mercado comercial, no habría fronteras, mantendríamos la libra esterlina y no tenemos ningún problema en seguir siendo súbditos de la reina Isabel. Al fin y al cabo, hace tres siglos se unieron dos coronas, no dos estados.Aunque lo más llamativo parezca la promesa de secesión, a favor de lo cual sólo votaría uno de cada tres escoceses, lo políticamente más significativo hoy va por otro lado. El laborismo nunca había perdido una convocatoria electoral en Escocia desde hace más de 50 años. También hubo retroceso en Gales, la peor votación desde la primera guerra mundial, aunque se mantiene como principal fuerza política. Tendrá que buscar una coalición, lo mismo que le sucede al independentista Alex Salmond en Escocia.La cosecha de las municipales en Inglaterra representó una victoria indiscutible de los tories de David Cameron. Mientras sus adversarios perdieron 500 concejales y doce ayuntamientos, los conservadores obtuvieron ganancias equivalentes a 900 concejales y 38 ayuntamientos. Cameron sumó el 40% del total, lo que indica un aumento significativo de la desconfianza de una clase media que sostuvo durante años a Tony Blair por su política de centro en materia económica, social y política interna. El probable sucesor laborista, el escocés, George Brown, tendrá que recomponer las perspectivas ante las próximas elecciones generales. La BBC acostumbra a realizar sus propias proyecciones. A partir de estos últimos resultados, y aunque la comparación resulte poco adecuada, aquella cadena de la televisión pública cuenta que los conservadores obtendrían el 41% de los votos frente al 27% de los laboristas. Cosas del desgaste tras 10 años en el poder, se consuelan los defensores de la tercera vía a ninguna parte. Sólo queda explicar los motivos de ese deterioro. Casi todos los expertos coinciden en el mismo punto. La cuesta debajo de Tony Blair no tiene básicamente raíces en su política económica, la corrupción manifiesta para la financiación de su partido, el desarrollo de la paz en Irlanda del Norte, las mayores atribuciones de las autonomías o la descabellada legislación antiterrorista. La guerra de Irak, las mentiras destinadas a facilitar aquella agresión y la dependencia de Londres respecto a la política exterior estadounidense constituyen los factores principales del declive político. Siempre le quedará el consuelo nada despreciable de un lujoso retiro.
Rafael Morales
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