Una buena noticia

Personalmente, tenía muchas esperanzas de que finalmente fuera desechado y es que se daban las circunstancias idóneas para que fuera así. Por un lado se constituyó TACORONTESEMUEVE, una potente y muy combativa Plataforma Ciudadana en defensa de aquel privilegiado lugar, y por otro se sumaron posturas claras y públicas de políticos de mucho peso, como la del propio alcalde del Municipio, Hermógenes Pérez Acosta, quien dejó claro ante los medios de comunicación en manifestaciones realizadas “in situ”, que aquel entorno natural, en el que dijo había pasado su infancia y juventud, tenía un valor infinitamente superior a cualquier puerto que se pretendiera hacer allí y que no permitiría su destrucción.

Debemos de felicitarnos todos por esto, no ha vencido el “no a todo” como algunos dirían, ha vencido la cordura, ha vencido Tenerife y su futuro. Cierto es que no pasamos por buenos momentos económicos, pero esto no es privativo de Tenerife, está pasando en todos lados y por diversas circunstancias. No por hacer puertos, aeropuertos, carreteras u otras infraestructuras innecesarias, mejoraremos nuestra situación, de ninguna manera, si acaso alargaremos nuestra agonía a cambio de un batacazo mucho mayor del que tal vez no podríamos recuperarnos.

Ese “diversificar nuestra economía” a costa de dilapidar nuestros recursos naturales, es, ni mas ni menos, el cuento de la lechera y lo debemos tener muy clarito, si de verdad pretendemos escapar de la quema. Por estas tierras carecemos de materias primas y nuestros recursos más importantes son el Medio Ambiente y el Medio Natural, justo lo que viene buscando el turismo de calidad que nos visita, el que genera la mayor parte de nuestra riqueza. El cemento y el asfalto que algunos, en su único beneficio, les quieren vender, es algo que a nuestros visitantes les sobra en sus Países de origen y que no desean en sus destinos turísticos, así de simple.

Que la construcción y todo lo que le rodea pasa por malos momentos, es algo evidente, pero en Islas tan pequeñas y limitadas como las nuestras, que encima viven del Medio, las cosas se complican mucho más. Como decía, no podemos seguir alargando nuestra agonía en una huida hacia adelante, pues sería peor el remedio que la enfermedad, por mucho que los empresarios así lo reclamen. Ahora toca rehabilitar la planta hotelera y las edificaciones e infraestructuras que lo necesiten, arbitrando paralelamente las fórmulas que sean precisas, para que nuestros “grandes constructores” puedan deshacerse de su extenso parque de maquinaria pesada. África está ahí y tiene esa necesidad, aquí ya no tiene cabida. También toca recuperar la agricultura, haciéndola competitiva y atractiva para los agricultores e incorporando los numerosos terrenos de cultivo que habían sido abandonados en busca del rico constructor de turno.

Además, reconversión y todo lo que proceda, menos seguir destruyendo y dilapidando de forma tan peligrosa nuestros ya escasos recursos naturales.

Cándido Quintana