El bueno de Soria

Desistí no afearle a Soria su actitud porque, además, me va el surrealismo, que lo es la posibilidad de que votara en contra de unas cuentas elaboradas por él. Pero, sobre todo, porque, como él mismo dijo, le hizo un favor al PSC que tenía órdenes de Madrid de impedir como fuera el rechazo de los presupuestos. O sea: de no votarlos el PP, hubiera tenido el PSC que tragarse cuanto vienen diciendo y votar a favor porque para Zapatero es más importante seguir contando con Oramas y Perestelo en el Congreso que obrar con seriedad en la subperiferia. Saco Soria a los psocialistas de un apuro, al menos eso dice él, y fue el gesto que me hizo pensar que aún capaz de buenas acciones aunque lo mueva la peor intención, que también es el caso.

No sé si esas instrucciones de Ferraz existieron ni de dónde sacó Soria la información. Aunque tiende a decir mentiras, en este caso no es necesario que sea verdad sino que basta con que él lo creyera, que esté convencido de que mediaron esas instrucciones y se apresurara a evitarle a los psocialistas la sofoquina de tragarse los presupuestos por obediencia debida.

No puedo decir lo mismo de Mercedes Roldós, ex consejera de Sanidad, a cuenta del follón de la hemodiálisis. Mayormente porque, me dicen, arremetió contra los periodistas por haber revuelto el asunto para hacerle daño al PP. Me suena algo el ataque a la canallesca que fuimos, pero siempre me quedo sólo con la línea general del alegato que busca quitarle hierro a las trapisondas peperas para hacer que lo grave no sean los hechos sino darlos a conocer. Se atuvo Roldós, pues, al modus operandi del PP y por ahí nada que objetar. Lo que sorprende es que no arremetiera contra la empresa perdedora de concurso tan graciosamente adjudicado, sin cuya colaboración esta información no hubiera sido posible. Fue esa empresa la que desveló el asunto y puso sobre la pista a los escribidores siempre ávidos de cosas feas y que padecen, es fama, la terrible deformación profesional de no considerar noticia los concursos bien adjudicados sino los otros.

Asegura Roldós tener las manos limpias, lo que no dudo, aunque me pregunto la causa de sus nervios. Porque, hasta donde tengo entendido, el fallo del concurso se atuvo a las bases por lo que, de ser así, nadie podrá objetar nada. Salvo que el original de esas bases fuera modificado antes de publicarse. Se me ocurre si no se ahorrarían unos cuantos disgustos poniendo de última base fija en los concurso algo así como “La ganadora deberá llamarse equis” (aquí el nombre de la empresa o en su defecto el del pariente beneficiario) Se podrá objetar lo que se quiera a esta propuesta pero transparente, lo que se dice transparente, sí que lo es.