Espacio de opinión de Canarias Ahora
Bush, bajo bandera etíope
Dicen que los ataques acabaron, además, con la vida de algún dirigente de Al Qaeda. Una disculpa tan admisible como las armas iraquíes de destrucción masiva. Pero aquí no sucede nada punible ni políticamente incorrecto. El presidente interino somalí Abadullahi Yusuf (protegido por gringos, etíopes y señores de la guerra) dice que todo va bien: Estados Unidos tiene el derecho a bombardear a los sospechosos de atacar sus embajadas de Kenia y Tanzania en 1988. Cabe observar que Yusuf habla de sospechosos, no de culpables probados, pero eso importa poco o nada. Los muertos somalíes apenas alcanzan la categoría de efectos colaterales irrelevantes.¿Existe el derecho de invadir Somalia con intermediarios, previamente financiados y armados por el patrón gringo, y bombardear después a la población civil porque por allí se refugia algún terrorista saudí o egipcio de Al Qaeda? ¿Nadie se detiene a pensar que están colocando la lápida sobre lo que resta vigente del derecho internacional y las relaciones entre las naciones? ¿No apoyó Naciones Unidas la primera Guerra del Golfo porque Sadam Husein invadió Kuwait? ¿Cómo es posible que ahora guarde silencio ante la invasión de Etiopía y las agresiones estadounidenses contra Somalia?Así comienza la siembra de otra guerra civil, de independencia, o las dos cosas al mismo tiempo. Porque la invasión de Somalia y los bombardeos gringos no sólo constituyen una violación intolerable del derecho internacional. Además representa una torpeza política de calado. La población somalí no ha olvidado aquel 3 de octubre de 1993, cuando las tropas de Estados Unidos masacraron a los civiles de la capital Mogadiscio. A ello, escribe Txente Rekondo, se añade la presencia de un odiado ejército de ocupación etíope, y todos ellos apostando por un Gobierno que es una marioneta de esos actores extranjeros. Amina Mire insiste en la misma evidencia: Para el occidental promedio, la actual invasión etíope de Somalia es sólo una operación militar más que tiene lugar en un país distante en la guerra contra el terror islamista. Para los somalíes, la invasión no es nada menos que una catástrofe humillante. Los somalíes son profundamente nacionalistas.Casi ni merece la pena recordar que los gringos perdieron la explotación de los recursos petroleros del país en 1993 o que desde 2001 fueron relevados por la Total francesa y desde 2005 por la firma australiana Range Resources. Ahora lo más importante es la salida del ejército etíope de Somalia y el fin de las agresiones estadounidenses, así como la convocatoria de una conferencia nacional de todas las fuerzas políticas representativas somalíes para preparar un proyecto de reconciliación, reconstrucción y desarrollo democrático. Y todo ello bajo el amparo de la comunidad internacional. O lo que de ella va quedando.
Rafael Morales
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