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'Cambio radical'
Pero, nada que ver el título con un contenido de parecido jaez, claro. El cambio, la transformación que se exalta ahí es puramente estético, anatómico. Y se produce por métodos artificiales, por intervención quirúrgica, por manipulación a través de la cirugía. Tampoco habría estado mal una propuesta de vuelco absoluto a través de la reflexión y de la voluntad decidida del sujeto (del protagonista del programa) de transformación personal. Parece ser que el único motivo por el que puede dejarte tu pareja es de tipo físico. Tu pareja lleva contigo la tira y, un buen día, va y se fija en que tienes la nariz torcida o un par de dientes salidos, detalles por los cuales decide romper la relación contigo e irse con la vecina del quinto que está como un tren. Pues no es eso. Bueno. Se supone que no es eso. Pero, los creadores de Cambio radical han optado por la simplificación. Si no quieres que tu amor te deje, opérate de las orejas. No trates de convencerle de tu auténtica belleza, no lo seduzcas cada noche (la seducción tiene que ver con otros encantos que no son los que se enaltecen en este programa), no le convenzas de que lejos de ti la felicidad es imposible ni de que Angelina Jolie será más guapa que tú, pero que tú tienes ese algo especial, único, que tu maromo jamás podrá encontrar en la superestrella de Hollywood. La tele, que a lo largo de los últimos tiempos se ha empeñado en demostrarnos que la fama (o sea, la prima tonta de la gloria), aunque sea inmerecida, resulta eficacísima para triunfar y que el dinero, conseguido como sea, es el pilar fundamental de la felicidad, ha iniciado un nuevo camino para abotargarnos el coco, o sea el seso, y el espíritu. Hay que ser guapos como sea. Y, si no guapos, porque eso ni siquiera con cirugía plástica está al alcance de todo el mundo, hay que huir no ya siquiera de la fealdad, sino de la imperfección física. Un disparate, porque, por encima de la fealdad o de la belleza, están la elegancia y la personalidad. Piensen qué habría sido de Humphrey Bogart (con ese gesto perenne de gastroenteritis) o de Barbra Streinsand (nariguda donde las haya) si se hubiesen sometido a la dictadura del bisturí. Los responsables de Cambio radical un espacio televisivo que, paradójicamente, promueve la estética gregaria- se defienden de las críticas asegurando que se trata de un programa intrascendente, de mero entretenimiento. No es verdad. Es una herramienta publicitaria de las clínicas de cirugía estética (acceder a ellas puede llevar a muchas familias a la ruina, es obligado advertir). Clínicas de ésas cuya propaganda consiste en hacer decir a una señorita estupenda y preciosa: - Yo también pasé por los quirófanos de la empresa tal. (Aunque el lector avisado, ése al que no le interesa para nada Cambio radical, pase del anuncio, murmurando para sí: - Ya. Vale. Pero, a usted no le hacía falta). José H. Chela
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