Espacio de opinión de Canarias Ahora
A más a más
Porque, en política, donde ahora se dice no, más pronto que tarde puede ser sí. La salida del PSOE canario a su crisis está siendo más agridulce que nunca después de tocar el poder. Tras sacar sus resultados electorales más bajos desde 1983 en las islas, si Casimiro y sus vectores asociados abandonan finalmente el barco, que de momento ha dicho y han dicho que no y que sólo quieren sumar sinergias, después del extraño caso de la expulsión de facto que no de iure de Alpidio, una expulsión que formalmente aún no es, el PSOE canario podría quedarse en el corto medio plazo político Parlamento archipelágico con tan sólo 12 diputados. 12 reales, 15, aún virtuales.¡Tan solo 12 de 60! ¿Dónde están la renovación política y la asunción de responsabilidades políticas en el PSOE tras lo pasado en Tenerife, en Lanzarote, en El Hierro, y ahora en La Gomera?
Mientras, la izquierda más allá del PSOE, la izquierda real, se mueve en las islas. Pero un sistema electoral conformado para, como decía Lampedusa, cambiar para que no se cambie, cercena posibilidades.
Socialistas por Tenerife, Equo y Sí Se Puede han firmado en Santa Cruz de Tenerife un acuerdo para concurrir juntos como coalición a las elecciones generales del 20 de noviembre. Por su parte, Izquierda Unida Canaria y Sí Se Puede acudirán juntas a las urnas en la provincia de Las Palmas, por lo que en Tenerife no se ha perdido la esperanza de lograr un gran frente de izquierdas para los comicios generales.
En cuanto al nacionalismo canario, ya hemos hablado lo suficiente del pacto CC-NC y del CCN con el PP. Ahí es nada. Ahí está la respuesta entrópica nacionalista y no nacionalista oficial a la crisis sistémica que padecemos. Por cierto, un PP que sigue sin decirnos qué hará; que sigue sin decirnos que hará lo que el sistema le diga que haga, como hasta ahora el sistema, el mercado, ha hecho con el PSOE, con un PSOE en caída libre electoral.
Mientras no se cambie hacia la proporcionalidad pura un sistema que prima el bipartidismo, y que, desde la nueva Ley Orgánica Electoral, ha vulnerado la Constitución creando una reforma encubierta a través de una Ley Orgánica del Régimen General Electoral al exigir avales, unos 800 en cada provincia canaria, para que un partido pueda presentarse, el sistema sólo se fortalece a sí mismo con propuestas electoralistas unitarias que solo siguen el consejo de ese ente abstracto llamado mercado; un sistema que ni siquiera se deja moldear para aparentar la autoritas de la que carece al negar tan sólo 35 firmas de 350 para frenar una reforma constitucional impuesta.
Pero estábamos hablando de los minoritarios del más allá de la izquierda del PSOE. Por cierto, en la reciente convención de ideas del PSOE ni estaba la rosa (ni con puño ni sin puño) ni el rojo en la decoración mientras el candidato Rubalcaba desgranaba reflexiones. Solo beys, azules y grises. ¿Veremos dentro de poco un cambio de nombre después de 132 años de historia, quizás a Partido Socialdemócrata para que desaparezca la O de obrero? 4 millones, 226.744 españoles no son ya trabajadores, más de 95.000 en el último mes, no son ya obreros del trabajo bajo un gobierno de un partido que se define socialista. Contradicciones de la Historia.¿Qué dirían Marx y Engels de la reforma laboral que solo ha creado paro? ¿Dónde está la prometida reforma que no llega del tejido productivo?
El rojo de la convención, por cierto, se escondía en el soporte del micrófono y en los rótulos explicativos de la televisión pública estatal, que ha estado a punto de retrotraerse a los tiempos de la censura franquista, y que solo ha visto la dimisión de uno de sus consejeros, curiosamente, uno de los tan solo dos que se opusieron a la medida involucionista, el consejero de Comisiones Obreras. ¡Si Robespierre levantara la cabeza!
Un historiador canadiense, Michael J. Sydenham, afirma que los girondinos fueron una invención de los jacobinos para inventar un enemigo interno al que culpar de todos sus fallos.
Quizás los partidos minoritarios canarios deberían inventar alguna opción, más allá de las estrategias e ideas de partido, para actuar conjuntamente desde las entrañas de un sistema que solo persigue retroalimentarse sin importarle a quien arrastra en su caída. Pero al enemigo no hay que hacerlo aparecer de la nada, no tenemos que crearlo. Existe ya.
El enemigo es la crisis sistémica paradigmática que los ciudadanos sufrimos ya por casi un lustro. Y los gobiernos pasivos que no hacen nada por detenerla. No hay que inventarlo.
Veremos todavía más movimientos preelectorales pactistas de aquí al 20N, pero el verdadero movimiento pactista, la verdadera reforma, el verdadero cambio, sólo acontecerá cuando la sociedad civil se percate de que, más allá de izquierdas y derechas, estamos ante un cambio de paradigma de civilizatorio. Y actúe.
Y entonces, entonces puede que, para una o dos generaciones, sea ya demasiado tarde. O para más.
José Carlos Gil MarÃn
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