Espacio de opinión de Canarias Ahora
Carnavaladas carnavalescas
Algunos antropólogos han dicho que el carnaval es una fiesta de inversión social, en la que los pobres se sienten ricos. De acuerdo con esta tesis, la inversión social funciona como una válvula de escape que alivia tensiones sociales y permite el mantenimiento del statu quo mientras los problemas reales continúan. Problemas que han hecho aumentar en nuestras islas y durante la presente legislatura que ahora acaba el índice de pobreza real. Por cierto, el origen de la fiesta de los carnavales se remonta por lo menos a las celebraciones orgiásticas del Imperio Romano en honor de Baco y de Saturno, conocidas respectivamente como bacanales y saturnalias.El origen de la palabra carnaval se sitúa en la Edad Media en Italia, principalmente en Roma, Venecia, Florencia, Turín y Nápoles. En español, carnaval aparece ya en el Diccionario de Nebrija, en 1495, en el cual se define como privación de la carne. En cuanto al origen de la palabra, los autores coinciden en señalar la palabra italiana carnevale, que proviene del antiguo carne levare (quitar la carne) porque después del carnaval los católicos inician el período de cuaresma, 40 días durante los cuales no se come carne. Confirma este origen el sinónimo español carnestolendas¸ del latín tollere (abandonar). También se le ha dado el significado de baile de la carne, fiesta de la carne, en el sentido del desenfreno que implícitamente conlleva.Un desenfreno que en año electoral contagia a la clase política archipelágica, pero que no debiera ser así ante la crisis que actualmente seguimos padeciendo sin solución a acorto plazo. Debería ser en verdad la gestión efectiva y la solución de los problemas que nos agobian.
En las carnavaladas modernas algunos se disfrazan de aquello que habrían querido ser y no han sido. Otros se apropian de personajes o símbolos para ridiculizarlos. Otros finalmente buscan la ocultación para conseguir impunidad y anonimato a su conducta desinhibida, abusiva, grotesca o delictiva. Estos desahogos puntuales tienen en ocasiones tanta repercusión como los disfraces que se fabrican para vivir, habitualmente, desde el subconsciente, que en política suelen ser -cada vez más- más irreflexivos y habituales que nunca. En todo momento portan una careta y no pueden prescindir de ella. Todo es un drama cotidiano, con papeles determinados y rutinarios. En fin, demasiado “determinados y rutinarios” para lo que la sociedad demanda de los que les dicen gobernar en beneficio de lo público. La feroz carnavalada sangrienta de los fanatismos ideológicos, de la corrupción y de la burocracia desmedida arrasa el mundo moderno del que aunque no queramos aún formamos parte. Es un paradigma que está cayendo, pero que aún nos domina. Crisis en griego es oportunidad. Oportunidad para mejorar e innovar? Pero visto lo visto no lo parece en nuestras islas y en nuestros días.
José Carlos Gil MarÃn
Sobre este blog
Espacio de opinión de Canarias Ahora
0