Espacio de opinión de Canarias Ahora
La caverna de Grecia
Los manifestantes tienen nombres, apellidos, historias de mucho trabajo. Andreas se llama como el dueño del Banco Marfin, pero su historia es muy diferente. Es trabajador del servicio de limpieza del ayuntamiento de Atenas, cobra 800 euros al mes. Con el plan de ajuste le rebajarán el sueldo y le quitarán las dos pagas extras. Christos Balomeno es profesor de un colegio público, cobra 1.100 euros, le reducirán el salario a 950 euros. Además del recorte de salarios Andreas y Christos pagarán más impuestos (el IVA subirá lo mismo para el banquero multimillonario que para los trabajadores, pensionistas y jubilados), y seguramente tendrán menos servicios sociales públicos debido a los recortes del Estado y la venta de empresas públicas.
Andreas y Christos gritaban ayer en las calles de Atenas “que la crisis la paguen los ricos”. Sería lo razonable, lo justo. Ellos con sus salarios y con su trabajo no provocaron el hundimiento del Estado griego. Ellos no han evadido impuestos, ellos no han especulado en bolsa, ellos no han inflado las burbujas inmobiliarias. Pero a ellos les aplican el plan de ajuste mientras que los bancos del multimillonario Andreas Vgenopoulos recibirán parte de los 17.000 millones de euros contemplados en las ayudas del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea. Un plan apoyado por el gobierno heleno, que no se recortará sus sueldos.
Recordemos el mito de la caverna de Platón. Unos prisioneros viven desde niños encadenados, dentro de una cueva. Detrás de ellos hay fuego. Entre los prisioneros y el fuego hay un tabique. Unos individuos caminan sobre el tabique con objetos en la mano. Los prisioneros no ven a los individuos. Sólo pueden ver las sombras de los objetos que mueven. Si uno de esos hombres se libera y sale al exterior, al principio sentirá un fuerte dolor en los ojos. Pero una vez que se acostumbre a la luz, podrá diferenciar los objetos, sabrá distinguirlos, conocerlos mejor. Así entendía Platón el papel de los filósofos, que con el conocimiento se liberaban de las cadenas y podrían salir de la caverna para conocer las ideas iluminadas por la luz.
La sucursal del Banco Marfin podría ser la nueva caverna de Atenas. Allí estaban atados sus trabajadores (¿amenazados por el dueño o felices de hacerlo más millonario?). Fuera gritaban los manifestantes, a la luz del día, “la crisis que la paguen los ricos”. Pero desde dentro del banco sólo se veían las sombras que aparecían tras el humo de las barricadas. Esos cóctelev molotov no debieron de entrar en la sucursal bancaria. Vale. Pero no miremos sólo las sombras. No nos quedemos con los titulares de hablan de “muertos, antisistemas, violencia?”. Salgamos a la calle para conocer las vidas que hay detrás del fuego.
Han pasado 2400 años desde que el alumno de Sócrates escribió su República. Lo fácil, lo cómodo, es quedarnos atado dentro de la caverna. Lo simple es decir “no hay más remedio”. “El plan de ajuste es la única política posible porque si no Grecia se hunde”. El plan de ajuste griego no es un estudio científico. Es una propuesta ultraliberal promovida por gobierno e instituciones como el Fondo Monetario Internacional que llevan años ejerciendo de abogados defensores de los especuladores que han hundido Grecia. De los mismos especuladores que hunden la bolsa española a partir de un rumor que ellos mismos se inventan. Son los bomberos pirómanos. Son los que todos los días tiran cócteles molotov sobre las cabezas y los cuerpos de los trabajadores, de los jubilados, de los desempleados, de los desahuciados. Salgamos de la caverna y señalemos con el dedo a los que pretenden gobernarnos sin ser elegidos, a los que nos explican la economía moviendo unos muñequitos que se reflejan en la pared en forma de sombras. Salgamos de la caverna antes de que vengan a por nosotros.
Juan GarcÃa Luján
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