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CD Tenerife, políticos e intereses mediáticos
Mucho aprendí en este mundo de la Primera División del fútbol nacional. Pasé por distintos entrenadores y un buen número de jugadores. Muchas diferencias entre unos y otros. Miera, Azcargorta, Cantatore, Heykens, Lillo, Benítez? Jugadores un sinfín. Fisioterapeutas otros tantos.
Tuve la fortuna de estar presente en el privilegiado momento de la época dorada del Tenerife. Equipo con presencia en la División de Honor nacional. Campeonato de la UEFA y partidos por Europa. Gestión presidencial de un hombre con carisma que hizo posible estos logros inolvidables en la historia del club: Javier Pérez.
Pero al final, un nexo común que pude contemplar y vivir en primera persona. Algo que respetaban todos, los directivos, los entrenadores y su equipo técnico y, desde luego, los jugadores.
Todo lo que acontecía en el vestuario se consideraba secreto y personalizado sin que tuviera que conocerse por el gran público. Muchas veces no se conseguía por las filtraciones existentes. Pero ese era el lema con el que se convive en este mundo especial. De igual modo, lo que ocurre en un campo del fútbol, se dice que allí queda, que no debe salir de él. Son circunstancias que se han arraigado y que sus profesionales practican a pesar de los intentos periodísticos e informativos por sacarlos a la luz.
Y otra de las circunstancias que allí aprendí es la de darle el máximo, y casi único, protagonismo, especialmente en los éxitos, a los jugadores. Son quienes deben llevarse los laureles y los premios, las alabanzas y parabienes. El resto del entorno debe estar en un segundo plano. Incluso los entrenadores, los buenos entrenadores, los que alcanzan premios deportivos. Siempre están a la sombra, en un segundo plano, sin restar protagonismo a los jugadores.
Recuerden, por ejemplo, donde se situó un entrenador como Pep Guardiola con el tremendo triunfo obtenido por el Barcelona en esta temporada. Siempre detrás, sin casi protagonismo. Si lo extrapolamos al ascenso del Tenerife a la Primera División el pasado fin de semana, pudimos observar que su entrenador, Oltra, también estuvo a la sombra de sus jugadores, sin querer protagonismo. Eso es lo que hacen los buenos entrenadores y es lo que estila en el mundo del fútbol profesional. Así lo aprendí en los años de mi trabajo como médico de un equipo.
Por todo ello no me gustó el trato y personalismo de nuestros políticos en este triunfo de nuestro equipo representativo. Por eso no comprendí el interés mediático interesado dado, no a los protagonistas verdaderos, los jugadores, sino a la presencia exhaustiva de muchos políticos en un claro afán mediático-populista-electoralista del éxito deportivo del Tenerife. Un protagonismo mayor que el del propio entrenador, sus jugadores, y hasta del presidente de la entidad. No me gustó y no lo entendí después de lo que había aprendido en los varios años de profesión que ejercí en el Club Deportivo Tenerife.
Enhorabuena al Club y a todos los jugadores y cuerpo técnico por el éxito obtenido.
(*) Carlos García es doctor en Medicina y Cirugía
Carlos GarcÃa *
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