Código De Cospedal

Mientras Rajoy y De Cospedal defendían en Madrid que los presidentes de comunidades no pueden recibir trajes de regalo ni las alcaldesas bolsos de Loewe, Cándido Reguera dejaba su acta como diputado nacional para estrenarse como alcalde de Arrecife de Lanzarote con la ayuda de tres corruptos confesos.

Los partidos políticos mayoritarios nunca se han caracterizado por su coherencia ni por su honestidad. Por eso tampoco extraña escuchar y comprobar tanta estulticia por minuto.

Ana Mato, hermana de Gabriel, el diputado cunero del PP palmero, también estaba en primera línea para afirmar en Madrid que el PP es un partido serio y honesto, a lo que alguien debió contestar: serio es el toro y se la mama. Ana es la ex mujer de aquel ex alcalde madrileño del caso Gürtel al que la trama de Correa regaló, entre otras cosas, un Jaguar en el que fueron paseados los hijos de Mato.

Hablando de toros y siguiendo en la línea de coherencia del PP, su secretaria general trató de defender la tauromaquia con el peregrino argumento de que es una tradición. Tradición es el burka, la esclavitud, la lapidación, las riñas de gallos, las peleas de perros y demás bestialidades, pero a nadie se le ocurre esgrimir su carácter tradicional para mantener esas barbaridades.

Dolores de Cospedal, al igual que otros intelectuales descerebrados (parece una contradicción), argumenta, a favor de las corridas taurinas, que a nadie se obliga a ir a los toros y por eso no se pueden prohibir. ¿Por qué el PP no emplea el mismo argumento con el aborto?

A nadie se le obliga a ir a los toros, excepto a los toros mismos. A mí me encantan los toros. Lo que no me gusta es el toreo.