Espacio de opinión de Canarias Ahora
La corrupción en la política
Particularmente me enrabieta que aquellos políticos en ejercicio, que han sido imputados judicialmente, por flagrantes delitos de corrupción o cohecho o infracción de las leyes civiles, sean admitidos por los propios Partidos a que pertenecen, en las próximas elecciones Autonómicas. Y más me horroriza, que no cunda el desánimo y la vergüenza, en aquellos ciudadanos votantes, que admitiendo tal ultraje al honor democrático, y a los principios más elementales de ética y moral, les sigan votando mayoritariamente. Es más, aún después de las vistas judiciales, salgan a hombros entre vítores y loas. Sin ningún rubor, ni para unos ni otros, ante tales flagrantes e incalificados hechos de corrupción manifiesta, o cuando no, declarados cleptómanos.
Raya totalmente la permisividad, por parte de los Partidos, y se evalúa con honores al corrupto chafalmejas. Inacción, defensa y perdón al corrupto en las filias partidista, que dan ánimos y a los ladinos e ilícitos de la ética, para continuar con sus fechorías más impunes. Y el voto del sufragio a los consumados malhechores, les da mayor chance para que sigan delinquiendo. Los Partidos políticos exoneran, ciegan y omiten sus ignominiosos delitos corruptivos, mientras aquéllos sean un bastión de captación de votos, para descarado provecho de las siglas que representan. La grey de votantes de los señalados filibusteros, de la trapisonda y del estraperlo, en las administraciones públicas a su cargo, les sigue con devoto fervor. Lo importante para ellos, es que representan su opción política.
La ética y la moralidad han dejado de ser valores consustanciales en el ser humano (si alguna vez lo fueron), además, de un digno comportamiento de convivencia en armonía y respeto. Hoy día, en el vigésimo primer siglo de la era de las informáticas, se contempla más y mejor, la imagen de la frivolidad del que porta un traje Armani y cabello engominado, que sus principios de honradez, bondad y entrega a una equidad por el bien público que representan. Los valores están en la riqueza fraudulenta, en el pelotazo, apropiación indebida y en servirse en beneficio propio de los caudales y estamentos públicos.
En este mundo actual de vanagloria, banalidad y marketing de pantalla televisiva, lo único que cuenta es el becerro de oro y el falso culto a la persona. Este es el vivir y comportarse en la pura falsedad e hipocresía que hemos creado en la sociedad de consumo, como ejemplos continuos de reality show de tv., en el que puedas ser una súper persona, por las muchas paridas que digas o hagas; o por la gran ambición de corrupción y de la riqueza de inmediato.
Ya que los Partidos políticos que se presentan a las próximas elecciones no castigan, apartando definitivamente a estos miserables de la ética y del descaro de aberradas corrupciones, debe ser el propio ciudadano votante quien los excluya, negándoles el voto para siempre. Una persona con aviesa tendencia a la corrupción y la cleptomanía no es digna de obtener un cargo de tanta responsabilidad en la administración de los bienes comunes. No se puede poner al zorro a cuidar de las gallinas. Precisamente, por albergar en su mente esa enfermiza mancha que en todo momento puede surgir contraria a equidad y honradez en el cargo.
La paradoja estriba, en que para todo tipo de trabajo, en todas las empresas, hostigan a los pretendientes al puesto de trabajo, a una sarta de incómodas entrevistas personales -y hasta psicológicas-. Aunque sea para un contrato basura. Y en la Democracia, con muchas de sus virtudes, posee su talón de Aquiles, que está en que cualquiera puede tener un cargo de gran responsabilidad para todos los administrados, por el simple hecho de pertenecer a las siglas de un Partido político. También, los imputados por corrupción. Sin pasar ningún test de personalidad y honradez inquebrantable. Para asumir cualquier cargo habrá que tener una calificada y demostrada honestidad (y dones para el cargo que ocupe).
Teo Mesa
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