El creciente desmadre pepero

Las manifestaciones de Cospedal se prestan a diversas lecturas poco caritativas. Una de ellas bien pudiera ser la de que ataca a RTVE para fijar en la mente de la opinión la existencia de manipulación y falta de objetividad y así se acepte mejor precisamente la manipulación y falta de objetividad que le impondrá el PP, si llega a La Moncloa. Siempre he pensado que la actual etapa del ente es excepcional y que con el PP en el Gobierno volverá la normalidad de la siega de cabezas y la tele infumable de toda la vida. No hay más que ver como manejan los populares las televisiones públicas en sus manos para conocer el modelo que les gusta. Sin ir más lejos, la Telemadrid señoreada por Esperanza Aguirre, que acumula acusaciones de manipulación y denuncias frecuentes de su comité de empresa que batalla por la dignidad de un medio manifiestamente infame. La última fue hace un par de semanas cuando estamparon el sello de ETA sobre una imagen de Zapatero muy en la línea de Mayor Oreja; que ha encontrado, por cierto, otro adepto en José Antonio Monago, candidato pepero a presidir Extremadura, quien dio por sentado el conchabo del Gobierno con ETA. No les cuento de la tele valenciana porque ya he herido demasiado la sensibilidad del lector. Suele ocurrir con la derechona: más habla quien más tiene que le digan.

Dentro de los excesos peperos registro la ocurrencia de su número dos por Martorell, Vicente Casal. Dijo en facebook que “en un país serio”, Zapatero “estaría en la cárcel, en galeras, en Siberia, Guantánamo o Auschwitz”. De lo que se desprende que para este sujeto los “países serios” son China, donde encarcelan a los críticos, la Rusia soviética [y la zarista, claro, que también metía en el congelador a los disidentes], el Guantánamo de Bush que Obama no acaba de cerrar y la Alemania nazi. Qué tendrá este hombre en la cabeza. La cúpula del PP catalán, no toda, descalificó enseguida las añoranzas de Casal. Pero la ocurrencia ahí está, en el entorno de la derechona que ya no se contenta con enseñar las orejas sino que comienza a aullar. Lo siento por los peperos de buena fe que han de sufrir semejantes compañías. Dime con quien andas y te diré con quien vas.