Cree el ladrón

Definitivamente la derecha española tiene un problema profundo de liderazgo. Después de tirar a la basura al anterior presidente del PP, aquel que una vez leyó de carrerilla veintiún insultos e improperios contra Pedro Sánchez, este partido eligió a su manera a Núñez Feijóo como su nueva esperanza blanca pero de este hombre, a medida que lo vamos conociendo, descubrimos con estupor sus tremendos defectos como líder político.

Primero fue de gallito pidiendo un debate cara a cara con Pedro Sánchez y este, tras con cederlo, lo vapuleó lastimosamente en el Congreso de los Diputados, y la cosa se volvió a repetir en el Senado con parecido resultado. Luego metió la pata estrepitosamente utilizando términos económicos que desconocía y que algún asesor le dio alguna pincelada a toda prisa antes de su comparecencia pública. 

Un día nos dice que el libro 1984 de George Orwell lo escribió en 1948 y se queda tan pancho. Ayer mismo solicitó públicamente recuperar la deducción por la compra de vivienda que suprimió su correligionario y paisano Mariano Rajoy aunque Feijóo le echó la culpa a Pedro Sánchez, igual que antes toda la derecha echaba la culpa de lo que pasaba, incluida la calima, a Zapatero. La culpa fue del chachachá. 

Por si esto fuera poco, en la misma jornada rechazó comentar la exhumación de los restos del general golpista y fascista Queipo de Llano que estaban hasta ayer en la basílica de la Macarena de Sevilla. El líder de la oposición se excusó con que él hablaba de los vivos y no de los muertos, un poco al estilo de Santiago Abascal, que culpó al Gobierno de España de cumplir la Ley de Memoria Democrática, sacando los restos del cruel y depravado general franquista que en vida estaba encantado de que lo llamaran fascista. Un muerto muy vivo. Feijóo es un vivo muy muerto que sólo habla de los vivos que le interesan. Y de los muertos que selecciona también. 

Parece que la derecha española solo habla de los muertos a los que cree sacar partido y no de todas las víctimas. Tanto el PP como Vox han utilizado continua y torticeramente las víctimas de ETA para echárselas en cara al gobierno, como si el gobierno fuese una organización terrorista.

La derechona española ha utilizado políticamente sólo a unas víctimas para intentar debilitar y noquear a un gobierno que no entra en su repugnante juego. La oposición española no solo ha culpado al gobierno de los muertos de ETA sino también de los habidos en la pandemia del coronavirus, como si el Gobierno de España tuviese interés en matar a españoles. Una verdadera locura, una gran patochada. 

La diestra presenta al Gobierno de España como si fuera una banda mafiosa de narcotraficantes o tratantes de blancas. Cree el ladrón que todos son de su condición.