Espacio de opinión de Canarias Ahora
La crisis libanesa
La realidad política libanesa cambió radicalmente tras la agresión israelí y la victoria de las milicias chiíes. La situación económica del país simplemente se desmoronó. Hezbolá apareció a los ojos de los libaneses como la única fuerza nacional (más allá de sus siglas chiíes) capaz de proteger al país. Nada de particular, pues, que ahora su dirigente Hassan Nasrallah solicite el adelanto de las elecciones generales y la formación de un nuevo gobierno surgido de las urnas. Desde el punto de vista económico, la deuda asciende al escalofrío de 41.000 millones de dólares, el 180% del producto interior bruto (PIB) para un país con menos de 4 millones de habitantes. La aportación dirigida supuestamente a la reconstrucción de Líbano cabe interpretarla como una ayuda de emergencia para sostener de momento a Siniora en el poder y una forma de liberar a Israel de su responsabilidad política, humana y económica provocada por los ataques a Líbano el pasado mes de julio. Los donantes o prestamistas, no está claro, acuden al rescate de Siniora por el siguiente orden: Arabia Saudí con 847 millones de euros, los gringos con 593, Francia con 500 y la Unión Europea con 400, de los que 41 millones corresponden a España. Uno de nuestros sesudos diarios nacionales realiza el siguiente comentario: Si París ha representado una oportunidad para que la comunidad internacional muestre su apoyo a un Líbano unido, soberano y democrático, regresar a Beirut con el bolsillo relativamente lleno debería ayudar a reforzar la autonomía de su Gobierno (el de Siniora) frente a las inadmisibles imposiciones de Hezbolá. Estas líneas muestran, por lo menos, que el dinero no está dirigido a ninguna reconstrucción sino a sostener a un Gobierno amigo. Pero tampoco explica por qué define con dureza las propuestas de Hezbolá. ¿Imposiciones inadmisibles? Incluso los donantes o prestamistas condicionan su ayuda a un acuerdo estable entre las fuerzas políticas representativas. Poner a prueba los apoyos en las urnas de cada partido es un paso firme hacia la estabilidad. Sin embargo, significa una trampa de vuelo corto quedarse con la alternativa maniquea según la cual Hezbolá mira hacia Irán y Siniora hacia Occidente. Corresponde a los libaneses decidir su futuro político. Y a nadie más.Respondiendo a las críticas estadounidenses y francesas, Nasrallah, declaró lo siguiente: ¿Qué tiene de antidemocrático solicitar elecciones anticipadas y la unidad nacional, tras una crisis tan grave como la de Líbano surgida tras la guerra? El dirigente de Hezbolá también criticó los nuevos préstamos internacionales porque empobrecerán todavía más al país, aunque engrasarán a la banca, controlada en gran parte por la familia de Hariri y sus empresas administradas por el mismo Siniora. Si intentan una salida democrática, la apuesta electoral parece razonable. Si la llamada comunidad internacional trata de imponer a Siniora contra viento y marea, recogerán resultados similares a los obtenidos en el conjunto de Oriente Medio. Creo.
Rafael Morales
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