Las cuentas claras y completas

Lo digo porque no he visto referencia alguna a la Participación Ciudadana en la relación de responsabilidades de los miembros del nuevo gobierno municipal de Las Palmas. Me aseguraron que a los desempeños de Carmen Guerra en Limpieza y Jardines se añadió la coordinación de distritos que resulta ser, a lo que parece, la idea pepera de participación. En estado evanescente, por supuestos. No he podido confirmar si es así, pero, de serlo, espero que haya sillas suficientes para subirse en ellas.

Juan José Cardona, ya saben, anda metido en la revisión de las cuentas heredadas. Es lógico que los gobiernos entrantes quieran saber de qué realidad financiera parten. Saavedra seguramente lo hizo, pero guardó silencio para evitar polémicas y malos modos y aguantó las resultas de doce años de alcaldías peperas, con el machaqueo incesante de las sentencias condenatorias multimillonarias que lastraron su mandato.

Cardona no ha querido cometer el mismo error y hace bien. Sin embargo, creo que obedece a una consigna de partido seguida en otros lugares; donde estrenan poder los populares, claro, pues donde ya venían gobernando todo está bien. Trata el PP de generalizar en el país la sensación de que la gestión psocialista ha sido un desastre a lo largo y ancho de las Españas, cuando, en realidad, hay de todo, como en botica. Busca con esa estrategia reforzar los votos peperos en beneficio de la candidatura de Rajoy a la presidencia del Gobierno. Nuestro salvador, oye.

Es significativo que Cardona empezara por hacer públicas las deudas relacionadas con la cultura. Intenta aventar los prejuicios, ya de por sí bien alimentados, contra el real o supuesto elitismo de Saavedra contrapuesto, no por casualidad, a fotografías de los concejales populares bajándose de la guagua. Como los ministros suecos, oye. Llevarse la Alcaldía de las Casas Consistoriales de Santa Ana va también por ahí: la reforma del viejo edificio la inició el mismo PP al que ahora conviene presentar su puesta en uso por Saavedra como otra expresión elitista que le lleva a distanciarse de los ciudadanos. El triunfo electoral del PP sería el de la plebe que saca de su castillo al señor feudal porque toca fatal la vihuela y le sube los impuestos al ciudadanaje. Los impuestos que Cardona reducirá. La vuelta de la Alcaldía a las oficinas municipales tiene, pues, su simbolismo.

Cardona está en su derecho, faltaría más, de decidir lo que crea conveniente. Y nosotros a indagar en sus motivaciones. Los primeros pasos del flamante nuevo alcalde pretenden diluir y hacer desaparecer la responsabilidad determinante de Soria y Luzardo en el origen de la actual situación financiera del Ayuntamiento. Por esa vía, recaerán sobre los psocialistas los desmanes de doce años de gobierno municipal del PP. Añade Cardona un releje de repulsa a la actividad cultural que es hoy, más que nunca, imagen de marca de las grandes ciudades. Es significativo que el primer descubrimiento hecho público sea el millón y medio de deuda cultural “oculta” que, por lo visto, pesa más en las arcas municipales que los cientos a pagar por sentencias condenatorias de las trapisondas peperas con solares, expropiaciones y demás en perjuicio de las arcas corporativas. Hace bien Cardona en echar cuentas e informar a la ciudadanía de los resultados; pero no puede pasar de puntillas por los pagos derivados de la ilegalidad y la injusticia de no pocas actuaciones del PP. Si tiene reproches que hacerle a su antecesor, que los haga pero sin ponerle sordina a asuntos originados en la etapa Soria-Luzardo de los que algo, digo yo, debe saber. Las cuentas claras y completas; el chocolate como quieran.